Política

Hantavirus: "Los trabajadores del Hospital de Esquel nos tuvimos que organizar solos frente al avance del brote"

Evangelina Chamorro, trabajadora del área de Laboratorio del Hospital de Esquel y secretaria gremial de ATE, reveló la situación de orfandad institucional que atraviesan los trabajadores de ese centro de salud desde que comenzó el peor brote histórico de Hantavirus. Destacó que el Comité de Crisis que reorganizó el funcionamiento del hospital fue puesto en marcha "exclusivamente por el personal, sin intervención alguna de las autoridades", y recalcó que "la contingencia aún no termina para nosotros, porque ingresaron dos casos nuevos y se extienden los tiempos".

Chamorro es empleada del Hospital Zonal de Esquel (HZE) desde hace 15 años, se desempeña en el área de Laboratorio y supo ser delegada del nosocomio. En diálogo con El Extremo Sur detalló los difíciles momentos de desconcierto y falta de organización por el que atravesaron cuando comenzaban a llegar los pacientes con Hanta, pero también explicó cómo los propios trabajadores debieron resolverlo.

Considera también que se "actuó tarde" y se "subestimó el brote", tal como lo reveló a EES el bioquímico Omar Daher. Además, denunció una "caza brujas" a partir de posteos en Facebook y otras redes sociales, recalcó la falta de infraestructura adecuada y puso el acento en el orgullo que le genera el esfuerzo y la dedicación de los trabajadores de la salud pública junto a los que viene afrontando desde hace 70 días el embate del Hanta, que ya causó 34 infectados y 11 víctimas fatales.

 

- ¿Cómo es la experiencia de los trabajadores del HZE en este nuevo brote de Hantavirus?

- Yo puedo hablar de lo que ha sido la vivencia dentro del Hospital porque trabajo dentro del laboratorio, ya que hemos procesado todas las muestras y tuvimos contacto directo con todos los pacientes que ingresaron con Hanta. Para los trabajadores y la comunidad sanitaria ha sido un shock, sobre todo en lo emocional. Faltó información certera desde un principio ni existió coordinación desde las autoridades. Lo que vivimos fue el desorden, la falta de coordinación, la ausencia de una ingeniería necesaria para esta situación crítica que sale de lo común.

 

- ¿Los tomó de sorpresa el inicio del brote?

- Nosotros percibimos cuando comenzamos a recibir los primeros casos durante el mes de noviembre que la forma en que se iban presentando nos estaba descolocando. Habitualmente tenemos casos de Hanta todos los años, pero el número de casos y las vinculaciones que había entre ellos provenientes de la misma localidad de Epuyén nos sorprendió mucho. Nos llamó la atención que parte de esos casos presentaba dolores abdominales diferentes al cuadro típico con síndrome febril y dificultades respiratorias. Se produjo una especie de desborde de la situación en general dentro del nosocomio, que después de todo un año de lucha como fue 2018 evidenció todas las falencias del sistema, eso que nosotros como trabajadores veníamos denunciando desde hace mucho.

 

- ¿Le faltó información al personal durante las primeras semanas del brote?

Sí, absolutamente. No solamente al personal sino también a la comunidad en general, porque faltaron pautas claras de lo que se debía hacer y en su momento la gente andaba por la calle tapándose la cara o usando barbijos. Luego de todo ese caos se tomó la decisión correcta de aislar a las personas que habían tenido contacto con un paciente de Hanta positivo.

 

-

¿Sintió miedo ante el avance del brote, lo percibió entre sus compañeros? ¿Cómo se hace para seguir trabajando con temores e inseguridades de ese tipo?

- En un primer momento sentí miedo, lógicamente, y también lo observé entre varios de mis compañeros. Para enfrentar esas inseguridades se tomaron tres medidas. La primera fue hacernos, alrededor de Navidad, el análisis de la PCR a todos los que estuvimos en contacto con casos positivos y descartar el contagio a pesar de no tener síntomas. Al mismo tiempo se armó una contención psicológica a través del servicio de salud mental para los que necesitáramos asistencia psicológica, incluyendo la posibilidad de licencias para los agentes. También instrumentamos una coordinación adecuada para el manejo de las medidas de bioseguridad que nos dieran tranquilidad a la hora de trabajar, como por ejemplo dónde y cómo había que usar los barbijos, dónde eran imprescindibles teniendo en cuenta que es una patología que se contagia de manera inhalatoria.

 

- ¿Tuvieron la capacitación adecuada los empleados del hospital?

- Nosotros contamos con un infectólogo, que es el doctor Enzo Lavarra, que fue un poco el alma que brindó la información concreta a todos los agentes de salud. Estuvo disponible las 24 horas para lo que fue el trabajo dentro del hospital. Lo más curioso es que él, por ser delegado de nuestro sindicato, fue el último compañero en ingresar a la planta. Pasó tres años contratado, como consecuencia de haberse expuesto como uno de los denunciantes de todas estas políticas sanitarias que cuestionamos. Por la contingencia del Hanta, se vieron en la necesidad de incluirlo en planta finalmente.

 

- ¿Fue intenso el esfuerzo del personal para contener la situación crítica?

- Lo primero que se notó es que lo más valioso que tiene la salud pública es el recurso humano, y los trabajadores y trabajadoras se pusieron la camiseta desde el primer momento. Durante el mes de diciembre el brote fue creciendo de una manera enorme e hizo desbordar la situación y la reorganización de la institución. El hospital requería una profunda reorganización de la atención, la derivación a otros sectores para evitar que circulara el mismo volumen de gente que circula habitualmente porque había que respetar un aislamiento respiratorio como consecuencia de la contingencia, no sólo para los pacientes sino también para todos los actores de la salud que circulamos dentro del hospital.

 

- ¿Qué hicieron y cómo actuaron?

- Hubo que hacer un reajuste de todas las normas de bioseguridad, teniendo en cuenta de qué manera y en qué sectores. Tenemos un hospital que ediliciamente es viejo, aunque se lo pinta y está "emparchado". Fue creciendo por las demandas de atención y necesitó expandirse, pero no está en las mejores condiciones. Tuvimos que derivar a los CAPS (Centros de Atención Primaria de la Salud) todas las especialidades, redefinir horarios, modificar la atención en las ventanillas del Laboratorio y la habitual en que se reciben pacientes con turnos. Los mismos trabajadores de la Salud organizamos un Comité de Crisis Hospitalario para reordenar y reorganizar la asistencia de la comunidad.

 

- ¿Lo hicieron los propios trabajadores o las autoridades del HZE y del Área Programática Esquel?

- No, fuimos los propios trabajadores los que hicimos todo eso porque arrancamos con una serie de reuniones en las que acordamos convocar a un Comité de Crisis y desde ahí generamos una nueva dinámica de atención para la comunidad, sobre la base de restricción de horarios, turnos y circulación por el Hospital.

 

- ¿Usted sabe por qué no intervinieron las autoridades?

- Era lo que estábamos esperando, que la coordinación venga desde arriba. El centro de contingencia siempre estuvo localizado en Epuyén, que es de donde proviene la mayor cantidad de casos, y nosotros notamos que hubo una lentitud enorme en la toma de decisiones porque lo terminamos haciendo desde la comunidad hospitalaria se esperaba que lo hicieran oficialmente las autoridades. Por ejemplo, especificándonos cómo se podía circular, con qué  indumentaria o el reordenamiento de profesionales. Todo eso lo hicimos los propios trabajadores, pero en ningún momento tuvimos un aval formal por nota de parte de las autoridades, a pesar de que todo lo que se organizaba se les informaba.

 

- El bioquímico Omar Daher dijo que se actuó tarde y se subestimó el brote, ¿coincide con eso?

- Ésa es la mirada que tengo yo y la mayoría de la comunidad sanitaria de este hospital y de la Comarca. Notamos una falta enorme de comunicación de las acciones y creo que estaban más atentos a subir información a los medios de comunicación que en mantener el contacto fluido con los agentes de salud, que somos los que estamos diariamente con los pacientes infectados. El Comité de Crisis en el hospital surgió porque no había una coordinación. Lo hicimos porque no bajaron las medidas de forma clara y precisa. Evidentemente tuvo que surgir de la misma planta de empleados del hospital la reorganización de la institución en plena emergencia.

 

- ¿Se revirtió el rol de las autoridades en algún momento?

- Del Comité de Crisis no participó ninguno de los directivos del hospital, aunque lamentablemente es una dinámica a la que estamos acostumbrados y que venimos denunciando desde hace mucho tiempo.

 

- ¿A qué adjudica esa situación?

- Yo soy representante gremial y nosotros hemos sostenido una lucha enorme contra la manera de manejar o de conducir las políticas sanitarias de esta provincia. Después de muchos días de lucha y tomas del Área Programática Noroeste hemos conseguido el pase a planta de casi mil compañeros. Este mismo gobierno nos decía que no había ninguna chance; sin embargo logramos el ingreso de casi 800 trabajadores a la planta permanente. Todo se lo hemos arrancado gracias a la lucha y al tiempo en que sostuvimos nuestros reclamos.

 

- ¿Cómo se sienten los trabajadores hoy en día después de más de 70 días de trabajo casi ininterrumpido?

- Para mí es un orgullo pertenecer a esta planta de trabajadores. Es para aplaudir la tarea que vienen realizando la Terapia Intensiva y la Clínica Médica. Ellos trabajaron enormemente y siguen haciéndolo, porque la contingencia aún no termina para nosotros porque ingresaron dos casos nuevos y se extienden los tiempos.

 

- ¿No tuvieron casos de personal infectado en el HZE?

- Por suerte no, y espero que no suceda ninguno. Durante todo diciembre y casi hasta Navidad no tuvimos los recaudos necesarios de aislamiento, porque como se presentaban de una manera atípica para Hantavirus -por el dolor abdominal- hubo mucho contacto entre esos pacientes e incluso los familiares podían ingresar a la Terapia. Esa primera etapa fue tremenda, pero cuando se pudo constatar que el contagio era interhumano comenzamos a usar el barbijo casi de manera constante.

 

- ¿Fue en esa primera etapa que el personal se comunicó entre sí y luego se viralizó el audio de WhatsApp con recomendaciones sobre el Hanta?

- Cuando nos comenzamos a dar cuenta de que la situación era claramente atípica, una médica envió ese audio a un grupo privado de WhatsApp y luego se viralizó, pero en el fondo lo que se estaba evidenciando era la necesidad de que las autoridades bajaran información clara. Ante la falta de información, los propios trabajadores comenzamos a comunicarnos y ver qué debíamos hacer, tanto fue así que luego de la difusión del audio se anunció la Emergencia Sanitaria.

 

- ¿Por qué las autoridades buscan aplicar una sanción?

- Es por otro caso en el que está involucrada una compañera de Clínica Médica, área donde se recibe a los pacientes sospechosos de Hanta hasta que se confirma el caso. Esta enfermera hizo unos posteos en su muro de Facebook denunciando varias cuestiones que nosotros también hemos denunciado desde el gremio en su momento. Ella manifestó que al principio de la contingencia el personal no contaba con barbijos y que hubo problemas con los tubos de oxígeno, ya que no se podía responder a la demanda que teníamos. Esas situaciones fueron reales, ocurrieron y se solucionaron. Así lo muestra el emergente de la crisis ante el más mínimo desborde. En una clara caza de brujas, alguien se encargó de hacer capturas de pantallas de su Facebook personal y el director del hospital (Antonio Mugno) solicitó sanciones para esta compañera. El área de Legales del Área Programática sugirió la suspensión y nosotros como cuerpo de delegados la rechazamos enfáticamente, porque el mensaje que nos quieren dar es que a quienes se animen a contar acerca de problemas o dificultades que vivió lo van a castigar.

 

- ¿Carecen en el HZE de recursos, personal e infraestructura para afrontar estas situaciones?

- El personal más requerido y necesario es el de enfermería. No se trata de que no hay enfermeros, sino de que hay muchos que están "becados" y ellos muchas veces son los encargados de recibir a pacientes con estas patologías, lo que es gravísimo. La mayoría del personal que hace la limpieza se encuentra precarizado hace años y ellos son la primera línea que tiene muchos requerimientos en las diferentes áreas. Eso también lo escribió la compañera en su Facebook.

 

- ¿Qué enseñanzas deja desde su óptica de trabajadora de la salud este brote aún no cerrado de Hanta?

- Hay una cuestión histórica sobre antecedentes. Nosotros desde el Laboratorio sabíamos que si ingresaba un paciente por guardia con un presunto Hanta ya bajábamos con nuestro barbijo, lo que no estaba institucionalizado para todos los trabajadores. Incluso se llegó a negar la posibilidad de contagio interhumano cuando había conocimiento previo de que había ocurrido hace muchos años. En un primer momento no se contempló que estos casos fueran por contagio interhumano y todos estuvimos en riesgo. La ciencia deberá explicar por qué tantos agentes de salud estuvieron en contacto con los pacientes y no se produjo ningún contagio. Ahora habrá que disponer de los recursos y los presupuestos para hacer las investigaciones necesarias porque vamos a convivir siempre con esta patología, más allá del brote actual.