Patagonia

Investigan cómo las mujeres mapuches sintetizan la lucha política

De encargadas de la educación y lo espiritual a protagonizar la resistencia de las comunidades frente al coloniaje. El desafío del género en la historia.

“Las mujeres mapuches que ponen el cuerpo en acciones de resistencia conjugan lo espiritual y lo político”, aseguró Micaela Gomiz, integrante del equipo de investigación intercultural que trabaja sobre “Colonialidad de género y pueblo originario mapuche”, en la facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional del Comahue.

Marcó como antecedentes históricos la participación de las mujeres en la lucha en Pulmarí en los años ´90, y en la actualidad, la que desarrolla la comunidad Campo Maripe en el corazón de Vaca Muerta.

“Lo que nos propusimos estudiar es cómo la colonialidad de género, esa impronta jerárquica que se instaló desde la colonización afectó las relaciones de género en el pueblo mapuche. En una primera instancia, trabajamos principalmente con relatos de mujeres mayores”, contó.

“Después rastreamos una línea donde se hace presente la colonialidad de género que es a través de los estatutos impuestos a las comunidades y a la confederación por parte del gobierno provincial, que era para otorgar las personerías jurídicas a las comunidades. Esos estatutos se organizaron jerárquicamente, desde una visión patriarcal, y no basado en la representación propia de las autoridades tradicionales. El Estado privilegió como interlocutores a los varones mapuches, y no a las mujeres, y eso terminó sedimentándose en el pueblo mapuche a lo largo del tiempo”, agregó.

La directora del proyecto, Graciela Alonso, explicó que “las prácticas políticas están mayormente a cargo de los varones mapuches y las prácticas filosóficas, de salud y de educación más a cargo de las mujeres. Eso tiene un cierto quiebre. En algunas prácticas políticas de defensa territoriales esas dos dimensiones, la política y la de corte espiritual, se articulan.

Esto lo vimos bastante en los relatos de las mujeres de Campo Maripe”. Gomiz sumó: “están transmitiendo mensajes, tanto a las generaciones jóvenes de su propio pueblo, como interpelando al Estado y a la sociedad sobre el modelo extractivista.”

Una de las categorías con las que trabajaron las investigadoras es la de “cuidado”, que proviene de los estudios feministas. “Nosotras la tomamos ya no como una forma de disciplinamiento, sino como una forma de estar en el mundo, cuidando todo lo que implica lo territorial”, afirmó.

También avanzaron con la categoría de “territorio-cuerpo”, dijo Alonso, porque une dos tradiciones: “la de los pueblos originarios, muy imbuida su cosmovisión, con el tema del territorio y la feminista con el tema del cuerpo.”

Peti Pichiñam, educadora mapuche que integra el grupo, hizo hincapié también en los efectos del “proyecto colonizador”. “La idea del macho reproductor, del macho que tiene que encargarse de sostener una familia hizo que se perdiera la idea más integral y comunitaria que tienen los pueblos indígenas, donde cada uno cumple un rol y ninguno tiene que ser superior a otro”, manifestó.

¿Había o no patriarcado?

Respecto de si el patriarcado –el sistema de la supremacía del varón– existía o no antes de la colonización persiste el debate teórico.

“Hay visiones que dicen que no había un patriarcado presente dentro de las comunidades originarias, y que la colonización trajo prácticas patriarcales. Por otro lado, hay quienes sostienen la existencia de un patriarcado de baja intensidad en las comunidades, que se entroncó con el que portaba la ideología colonizadora”, explicó Micaela Gomiz.

Fuente: Río Negro