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La YPF de Repsol reventó los yacimientos de Chubut y Santa Cruz

Por Marcelo García. Desde Buenos Aires. EES 119

 

El escaso porcentual de acciones que le correspondieron a la provincia de Chubut en la nueva YPF y los recientes derrames de crudo en Las Heras y Diadema, terminan de mostrar las consecuencias del enorme desastre realizado por Repsol durante los años que administró la mayor compañía petrolera de la Argentina. Hace algunas semanas atrás se conoció el “Informe Mosconi” donde el gobierno de Cristina Kirchner reveló los planes de desinversión de Repsol en el país.

A lo largo de los 13 años en que Repsol tomó el control de la YPF privatizada, cuando compró la casi totalidad de las acciones de YPF, la petrolera española llevó adelante una política extrativista sobre la base de la maximización de la explotación, con muy bajas inversiones en exploración y la consecuente disminución de las reservas.

Esta política Repsol la aplicó en toda su magnitud en los yacimientos más importantes de la cuenca del Golfo San Jorge, tanto en la provincia del Chubut como en la de Santa Cruz. Indudablemente que este proceso se extiende en buena parte de los yacimientos que administró Repsol en el país y debiera ser uno de los elementos esenciales a la hora pensar –o no hacerlo- en una indemnización por las acciones expropiadas.

Los dos recientes derrames de petróleo en Diadema (yacimiento Cañadón Perdido) y Las Heras se habrían producido por falta de inversión en mantenimiento durante los últimos años. También Chubut ha padecido la desinversión de Repsol luego de haber tenido sus yacimientos en producción durante más de 100 años.

Cuando el Gobierno Nacional expropió las acciones de la petrolera ibérica en YPF se puso en marcha el reparto de las mismas entre las provincias productoras donde la compañía posee concesiones; pero la distribución se basó en las reservas que la petrolera acumulaba al año pasado en cada una de las provincias.

El Acuerdo Federal para la Implementación de la Ley 26741/12 determinó la metodología de distribución la mitad de las acciones que le fueron expropiadas a la Repsol. A Chubut sólo se le adjudicó 2,16% de las acciones producto de los escasos niveles de reservas existentes en los centenarios yacimientos chubutenses.

Titánica tarea tendrá por delante la nueva YPF para recuperar las reservas y volver a tener niveles aceptables de producción en estos dos yacimientos analizados.

 

Desinversión en Chubut

 

En la provincia de Chubut, por más de una década Repsol administró yacimientos con largo años de explotación por lo que necesitaban una fuerte inversión para mantener sus niveles productivos; pero la voracidad de la compañía hizo que tanto la producción como las reservas declinaran significativamente.

El yacimiento Escalante-El Trébol era el más productivo de petróleo con los que se encontró Repsol después de comprar YPF, en el año 1999. Inmediatamente después de la llegada de los gerentes españoles, la producción en este yacimiento creció en un 11% entre los años 1997 y 2002; aunque de ahí en adelante comenzó a declinar de manera constante.

Para el análisis se toma como punto de partida para el análisis el año 1997, ya que durante 1998 se produjo el proceso de compra de acciones de YPF y la compañía no hizo grandes cambios en su estructura productiva.

La declinación hasta el año 2011 de Escalante- El Trébol fue del 26,5% y recién en los últimos dos años estudiados encontró una meseta. En 1997 se extrajeron 679 mil metros cúbicos de crudo, mientras que en el 2011 la producción cayó a 499 mil metros cúbicos anuales.

Esa baja en la producción del yacimiento en cuestión se contrapone con el aumento en la extracción de crudo que se vivenció en el conjunto de los yacimientos del Chubut, los que totalizaron (entre 1997-2011) un aumento productivo del 44%.

La sobreexplotación de Escalante-El Trébol fue concretada con un muy bajo nivel de inversión en exploración y recuperación de reservas de este longevo yacimiento; esa política de Repsol se tradujo en una abrumadora caída de las reservas.

Hasta el año 2002 el yacimiento se mantuvo relativamente estable y con tendencias dispares pero equilibradas, pero a partir del 2003 comenzó un declive muy pronunciado en sus reservas y se estabilizó a la baja en el 2008, aunque en 2011 siguió decreciendo.

Desde 1997 hasta el año pasado, Escalante-El Trébol perdió un 62% de las reservas, mostrando una contundente falta inversión en la recuperación de los reservorios, lo que se tradujo indefectiblemente en la merma de los niveles de producción.

Es muy marcada la diferencia de lo acontecido con este yacimiento el conjunto de las áreas productivas chubutense, ya que las reservas en toda la provincia aumentaron un 120% en el período en cuestión.

 

Desinversión en Santa Cruz

 

El proceso de falta de inversión que se registró en Chubut por parte de Repsol se vio aún más ahondado en la provincia de Santa Cruz, y especialmente en el que supo ser el yacimiento estrella de los años ’90.

La zona de explotación denominada Los Perales fue la vedette en tierras santacruceñas durante la década de 1990, pero en la segunda mitad de ese período comenzó a declinar sus niveles de producción. Entre los años 1997 y 1999 vivenció una pronunciada caída de la producción la que rondó el -28%, pasando de 2 millones de metros cúbicos en el ´97 a los casi 1,5 millones en el ’99.

Ya con la comandancia española de Repsol en YPF, Los Perales recuperó lentamente parte de esos niveles perdidos en los años anteriores, aunque vale decir que no alcanzó el volumen productivo del año 1997. Inmediatamente después volvió a zambullirse en una tendencia decreciente que hasta el momento no volvió a revertirse; más aún, se profundizó de una manera que parece irreversible, perdiendo entre 1997 y 2011 un 66,5% de la producción de petróleo.

De los casi 2,1 millones de metros cúbicos de crudo que producía Los Perales en 1997 pasó a solamente 700 mil metros cúbicos. Una verdadera liquidación de lo que supo ser el yacimiento más importante y productivo de la provincia de Santa Cruz. Esa declinación tan pronunciada afectó al conjunto de la zona norte santacruceña, impactando en los porcentajes de esa porción de la cuenca del Golfo San Jorge y haciéndolos caer en un 48% en el período 1997-2011.

Como no podía ser de otra manera, con una baja tan fuerte en la producción, las reservas de petróleo en Los Perales también vivenciaron una caída libre abultada. Entre 1997 y 2011 los reservorios de crudo en este yacimiento administrado por Repsol YPF se achicaron en un 65%.

La misma tendencia decreciente que manifestó la producción, mostraron las reservas de crudo en Los Perales. Una fuerte caída entre 1997 y 1998; amesatamiento entre 1998 y 2002 que no alcanzó los niveles del ’97; y una profunda y constante caída libre hasta el 2007, cuando se volvió a estancar el proceso frenando de alguna manera la merma tan considerable.

Tal como sucedió con la producción, las reservas del flanco norte santacruceño también se vieron fuertemente afectadas por lo sucedido en Los Perales, aunque con un porcentaje menor. Mientras que las reservas de petróleo del conjunto de la cuenca del Golfo San Jorge crecieron (entre 1997-2011) en un 40%, las de la porción de Santa Cruz Norte decrecieron un 25%.

 

 

El Informe Mosconi

 

La administración nacional de Cristina Kirchner y la nueva Gerencia de YPF fueron diseñando en los últimos meses una descripción de lo acontecido con la compañía que administró Repsol durante 13 años y al mismo tiempo el CEO de la petrolera presentó un plan para intentar revertir la situación generada en el país y conquistar el autoabastecimiento de hidrocarburos y combustibles.

La intervención en YPF, liderada por Julio De Vido y Axel Kicillof, elaboró el denominado Informe Mosconi, donde se detallan los alcances de las políticas instrumentadas por Repsol y sus planes de desinversión en la Argentina.

Lo que llama mucho la atención, más allá de la categórica y lapidaria descripción, es que dicho informe no cuenta con ningún tipo de autocrítica de parte de los funcionarios kirchneristas. Nadie puede ocultar que el Grupo Eskenazi llegó a la petrolera de la mano del kirchnerismo y mucho se habló de la “argentinización” de YPF, o que el gobierno nacional facilitó la libre disponibilidad de los hidrocarburos –con amplios volúmenes exportados de gas- y que la compañía encabezada por Antonio Brufau se manejó con absoluta impunidad durante las administraciones de Néstor y Cristina Kirchner.

La pregunta del millón es si hacía falta llegar al límite de liquidación alcanzado en YPF para que el Estado tomara partido en interviniera como mínimamente lo hizo cuando expropió las acciones de Repsol.

Pero volviendo al Informe Mosconi, en el mismo de detallan los ejes principales de las políticas instrumentadas por Repsol:

1) Reducción de las inversiones destinadas a ampliar la producción para enfocarse exclusivamente a la extracción de petróleo de los yacimientos ya descubiertos, lo que se reflejó en la sistemática declinación de la producción petrolera de la empresa.

2) Interrupción de todos los proyectos destinados a elevar la producción de gas debido que la rentabilidad era menor que la que obtenían en otros negocios internacionales.

3) Liquidación de las empresas y activos internacionales que YPF había adquirido en su desarrollo previo.

4) Delineación de Vaca Muerta no para invertir e incrementar la producción, sino para vender la empresa o asociarse con un tercero que aporte capital.

5) Obtención del mayor volumen de recursos de corto plazo para solventar la expansión mundial y la diversificación productiva del Grupo Repsol en detrimento de YPF y de las necesidades hidrocarburíferas del país.

Totalmente beneficiada por el incremento de los precios internacionales del crudo, la suba de los precios de los combustibles en el mercado interno y la escasa inversión nacional, Repsol fue cubriendo sus necesidades de expansión en otros rincones del mundo pero también fue distribuyendo sus dividendos en beneficio de los accionistas.

Algunos accionistas necesitaban fondos frescos porque se veían afectados por la crisis mundial, tal es el caso de la constructora española Sacyr Vallehermoso que sufrió las consecuencias de la crisis de las hipotecas; otros, como en el caso del Grupo Eskenazi, necesitaban esos dividendos para pagar los créditos que habían solicitado para comprar las acciones de YPF.

La descripción elaborada por la dupla De Vido-Kicillof se adentra en la política de Repsol para con el yacimiento Vaca Muerta y afirmó que “en lugar de apuntar a la mejora de su performance en términos de producción, el Grupo Repsol comenzó a ‘delinear’ el yacimiento de Vaca Muerta, con el objetivo de cuantificar el potencial del yacimiento para posteriormente desprenderse de él ya sea a través de la venta o la sub-concesión. Esta nueva estrategia por parte Repsol exacerbó la desinversión en materia de recursos convencionales, puesto que los recursos financieros que se volcaron hacia el país estuvieron destinados en buena medida a examinar los recursos no convencionales que pretendían colocar a terceros”.

Conjuntamente, entre las conclusiones más destacadas, el Informe Mosconi enfatizó la escasez de inversión en el terreno medio ambiental y en el mantenimiento de la infraestructura obsoleta por el paso de los años. “Repsol no llevó adelante un plan adecuado de gestión ambiental, con una sub-ejecución sistemática de los compromisos asumidos con la autoridad de aplicación”, sentenció el extenso informe de 100 páginas.