Exclusivo EES
Los amigos de Piñera avanzan sobre la cuenca del Río PueloPOR CAROLINA LAZTRA. Esquel. EES 118
Sospechas de negociados políticos y económicos rodean al presidente chileno Sebastián Piñera en la construcción de una represa en una cuenca hidrográfica binacional. Este proyecto podría provocar un grave conflicto ambiental y geopolítico entre Argentina y Chile. Organizaciones ambientales, comunidades originarias y pobladores limítrofes cuestionan el atropello y la violación de tratados binacionales y protocolos sobre el uso del agua.
La línea fronteriza entre Argentina y Chile es una de las mayores del mundo, e incluye 19 cuencas y lagos compartidos. Una de las más importantes es la del Río Puelo y el Río Manso. El escaso desarrollo urbano en el área chilena ha posibilitado la existencia de una flora y fauna endémica muy rica, con una biodiversidad que se extiende hasta el Parque Nacional Lago Puelo en nuestro país. Ese paisaje intacto está en peligro desde hace más de dos décadas, cuando se le otorgó a la empresa de capitales italianos Endesa, la concesión de derechos sobre el agua de toda la cuenca binacional del Río Puelo. La novedad es el reciente remate de todo el caudal del Río Manso a la empresa chilena Mediterráneo S.A., cuestión que marca una clara violación a los tratados binacionales y un evidente negociado para utilizar el agua con fines energéticos privados -como minería-.
Compra fraudulenta de tierras
La cuenca en cuestión se ubica al sudoeste de la provincia de Río Negro y al noroeste de la provincia de Chubut, en los departamentos de Bariloche y Cushamen. En el sector chileno, la cuenca se ubica en la comuna de Cochamó, Región de los Lagos. La totalidad de la cuenca binacional tiene una superficie aproximada de 880.000 hectáreas, de las cuales el 65,9 % son de jurisdicción argentina y sólo el 34,1 % se ubica en Chile.
El proyecto de represamiento del Río Puelo se ubicará a solo 9 kilómetros de la frontera argentina y del parque nacional del mismo nombre, que ha sido declarado “Reserva Mundial de la Biosfera” (MAB) y sería impactado por la construcción de esta central, que considera un pretil o vallado de 103 metros de altura y la creación de un lago artificial de más de 6 mil hectáreas.
Una estrategia clave para poner en funcionamiento el proyecto hidroeléctrico fue la compra por parte de Roberto Hagemann Gertsmann, amigo personal de Piñera y hombre de negocios mineros en Chile, del Fundo Puchegüin, un predio de casi 100 mil hectáreas y de 80 kilómetros de frontera entre Chile y Argentina. Esto agravó el panorama geopolítico de la cuenca del Puelo y Manso, porque se trata de una evidente violación del “Protocolo Específico Sobre Recursos Hídricos Compartidos” que en su artículo 5 dice: “Las acciones y programas de aprovechamiento de los recursos hídricos compartidos se efectuarán en forma coordinada o conjunta a través de planes generales de utilización”.
Las tierras fueron enajenadas a los campesinos de esta zona fronteriza gracias al amparo del Estado chileno, que avaló una maquiavélica adquisición de estas propiedades a lo largo de la cuenca del Río Manso, las cuales representan el 25% de la comuna de Cochamó. Este sector incluye estratégicamente dos pasos fronterizos habilitados (El León y El Bolsón - Puelo), además de un paso no habilitado (El Motoco).
El remate del agua
Ya en 2008, por mandato del gobierno chileno y justificándose en el Código de Agua, el total del caudal del Río Manso fue rematado para el uso energético. La empresa Mediterráneo S.A., de capitales chilenos, pagó 44,7 millones de dólares por el uso de esta agua, y desde 2009 se encuentra realizando trabajos de perforación de roca para medir la resistencia y estructura geológica de la zona, tala de bosques para instalar equipos técnicos, habilitación de campamentos temporales para operarios, mediciones de terreno para determinar el mejor trazado de las torres y líneas de alta tensión. Todas estas operaciones fueron realizadas sin los permisos correspondientes y sin los controles de fiscalización pertinentes por parte de los servicios públicos chilenos.
¿Crisis energética o problema artificial?
De acuerdo a un informe elaborado por Mauricio Fierro de Geoaustral, una ONG ambientalista con sede en Puerto Montt, existe un “supuesto” estado de crisis en la matriz energética chilena que justifica el represamiento del Río Puelo en Chile. El potente sesgo privatizador que se ha impulsado en el país vecino ha llevado a modificar el “Código de Aguas” posibilitando la creación de un mercado del agua donde el capital controla el derecho al agua para usos energéticos sin protección ecológica.
Fierro destaca además, el mapa de imaginarios que han generado una especie de “psicosis” energética debido a la constante dependencia de los mercados extranjeros, tanto de gas como petróleo. En Chile el precio de la energía es uno de los más altos de Latinoamérica y un mercado abierto para la monopolización y el negocio de transnacionales en desmedro de los ciudadanos transandinos. Según cifras del Instituto de Estadísticas de Chile (INE), solo dos sectores económicos (Minería e industria) consumen el 61.8 % de la matriz energética chilena, de las cuales la mayoría corresponden a empresas norteamericanas o europeas.
Una de las teorías a las que se aferra el portavoz de Geoaustral es la que asegura que en Chile la crisis energética ha sido creada artificialmente por las empresas mineras, empresas generadoras y algunos políticos, que desean explotar los recursos hídricos de la Patagonia. Este “problema país” ha sido publicitado principalmente por las mismas empresas que pretenden construir las represas y apoyado por algunos políticos chilenos que poseen historiales de estrechas relaciones comerciales y financieras con estas transnacionales.
Los impactos más temidos
Los efectos del represamiento son fatales. Los estudios revelan importantes impactos ambientales, sociales, económicos y políticos para Argentina. Mauricio Fierro advierte que cuando se intervienen los ecosistemas, los resultados son infructuosos, sobre todo si se trata de sistemas hidrográficos. “Confiar en modelos meteorológicos, matrices predictiva o precarios Sistemas de Evaluación Ambiental (SEIA), es ilusorio. En este caso la cuenca del Río Puelo es más que un flujo de agua independiente del resto del sistema, y cualquier intento de represamiento alteraría o provocaría graves consecuencias a cientos de componentes y ciclos del sistema hídrico, que en conjunto se mantienen ‘estables’ y forman la cuenca, son altamente complejos y no pueden ser simplificados mediante un represamiento”, expresó Fierro al respecto de las nefastas consecuencias del proyecto hidroeléctrico que incluyen la inestabilidad geológica de la zona, sentenciada a sufrir terremotos, debido a la pérdida de masa o “peso” sobre la corteza terrestre por una irreversible disminución de los cuerpos de agua que conforman el sistema de Lagos Araucanos y que originaría el represamiento de esta cuenca.
Entre las principales consecuencias climáticas se destacan la alteración de las temperaturas medias mínimas y máximas; incremento en la velocidad del viento dentro de la cuenca; ocurrencia de granizadas y lluvias torrenciales; aumento de las temperaturas invernales y disminución de las estivales e incremento en las probabilidades de inundaciones por lluvias torrenciales.
A esto debe sumársele una serie de efectos negativos sobre la flora y la fauna de la región, entre ellos el impacto sobre los ciclos biológicos de las especies terrestres y acuáticas; alteración de los patrones migratorios de la avifauna y deterioro genético de las especies salmonídeas de Lago Puelo; perturbaciones de los ciclos de floración y semillación de especies sensibles en zonas aledañas a la cuenca, entre otras.
Las consecuencias socioeconómicas son casi innumerables, e incluyen efectos negativos sobre el turismo en la zona de El Bolsón y Lago Puelo; aparición de enfermedades y plagas favorecidas por el aumento de la humedad relativa; efectos graves sobre los cultivos tempranos por un aumento del numero de días fríos y heladas; aumento del gasto gubernamental para la creación de programas de reconversión de pobladores afectados directa e indirectamente por la pérdida de su tierra o decaimiento de las actividades agrícolas y turísticas.
A escala socioeconómica, el impacto por la alteración climática sería irreversible y muchos pequeños negocios sufrirían graves mermas. “Con la creación de un embalse de 6 mil hectáreas, propiedades habitadas, campos agrícolas, zonas de pastoreo y lugares históricos como El Portón, El Balseo, La Pasarela, Primer Corral y su cementerio, El valle del Río Ventisquero, Lago Verde, La Vega, y otros lugares, desaparecerán totalmente”, sentencia uno de los informes elaborados por el equipo técnico de Geoaustral.
En cuanto a la cuestión geopolítica, es clara la violación del Tratado Chileno Argentino sobre Medio Ambiente de 1991 y del protocolo sobre Recursos Hídricos Compartidos entre Argentina y Chile, incluido en dicho Tratado. La infracción al Acta de Santiago sobre Cuencas Compartidas de 1971 que incentiva el irresponsable represamiento del principal Río con características binacionales, inserto en la propuesta de Reserva Mundial Transfronteriza Nor Patagónica.
La trama oscura
Influencias, corrupción, incumplimiento de tratados internacionales, falsificación de instrumentos públicos e informes técnicos y delitos cometidos por empresarios, corporaciones, jueces y políticos en Chile forman parte del oscuro entramado que está detrás del mega emprendimiento hidroeléctrico en la cuenca del Puelo. “El asalto al caudal del Río Manso”, como lo denomina Mauricio Fierro, es un proyecto planificado por los grupos económicos más poderosos del país trasandino, donde está involucrado el actual presidente Piñera. El recurrente incumplimiento de los tratados y protocolos, pone en riesgo la estabilidad política de la región y acecha a todos los ecosistemas de la cuenca. Otro caso más donde el poder pervierte a la política.
Chilenos y argentinos por una “Patagonia sin represas”
En abril pasado se llevó a cabo el último Encuentro Argentino Chileno en Defensa de la Cuenca de los Ríos Puelo y Manso. Allí participaron las comunidades y organizaciones de la Comuna de Cochamó (Chile) y de la Comarca Andina del Paralelo 42 (Argentina) quienes elaboraron un acta donde declaran el rechazo enérgico a “cualquier intento de convertir nuestros bienes naturales en meras fuentes de ingreso económico que solo benefician a los sectores corporativos involucrados, con la silenciosa complicidad de nuestros gobernantes”. Citando el Pacto Latinoamericano del Agua, suscripto en marzo del 2012, los participantes del Encuentro expresaron la negativa posición ante la “monetización del agua” y aseguraron que “ello debe ser gestión y dominialidad pública". En el mismo Acta se denunció la violación a los derechos de los pueblos indígenas establecidos en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que podría producirse en caso de pretender avanzar con las represas.
Desde hace varios años vienen realizándose diversos talleres sobre manejo de recursos hídricos ante la presión de los mega-emprendimientos hidroeléctricos que amenazan a la Patagonia argentino-chilena. Han participado de esta red binacional, la organización chilena “Ecosistemas” y “Geoaustral” y las ONG’s argentinas “Piuke” y “Proyecto Lemu”.
RECUADRO 2
Guinle y Horvath, preocupados
Marcelo Guinle en Argentina y Antonio Horvath en Chile, ambos senadores nacionales, mostraron su preocupación por la cuestión ambiental y el avance de los proyectos hidroeléctricos en la Patagonia. Ambos han pedido informes del estado de estos mega-emprendimientos. Para el senador chubutense “la región patagónica es una unidad que excede límites políticos” en lo que respecta a medio ambiente, por lo que solicitó información oficial actualizada permanentemente por los organismos que correspondan, a fin de “no afrontar hechos a futuro que repercutan desfavorablemente en la relación internacional y, principalmente, en la preservación del medio ambiente”, según aseguró.
Por su parte, Horvath encabeza el reclamo en tierras chilenas. El senador aseguró que este proyecto en la cuenca del Río Puelo “dañaría irreversiblemente el entorno natural, los ecosistemas y sobre todo los cientos de emprendimientos que han creado con muchísimo esfuerzo los mismos vecinos que se dedican a turismo rural”.
Sospechas de negociados políticos y económicos rodean al presidente chileno Sebastián Piñera en la construcción de una represa en una cuenca hidrográfica binacional. Este proyecto podría provocar un grave conflicto ambiental y geopolítico entre Argentina y Chile. Organizaciones ambientales, comunidades originarias y pobladores limítrofes cuestionan el atropello y la violación de tratados binacionales y protocolos sobre el uso del agua.
La línea fronteriza entre Argentina y Chile es una de las mayores del mundo, e incluye 19 cuencas y lagos compartidos. Una de las más importantes es la del Río Puelo y el Río Manso. El escaso desarrollo urbano en el área chilena ha posibilitado la existencia de una flora y fauna endémica muy rica, con una biodiversidad que se extiende hasta el Parque Nacional Lago Puelo en nuestro país. Ese paisaje intacto está en peligro desde hace más de dos décadas, cuando se le otorgó a la empresa de capitales italianos Endesa, la concesión de derechos sobre el agua de toda la cuenca binacional del Río Puelo. La novedad es el reciente remate de todo el caudal del Río Manso a la empresa chilena Mediterráneo S.A., cuestión que marca una clara violación a los tratados binacionales y un evidente negociado para utilizar el agua con fines energéticos privados -como minería-.
Compra fraudulenta de tierras
La cuenca en cuestión se ubica al sudoeste de la provincia de Río Negro y al noroeste de la provincia de Chubut, en los departamentos de Bariloche y Cushamen. En el sector chileno, la cuenca se ubica en la comuna de Cochamó, Región de los Lagos. La totalidad de la cuenca binacional tiene una superficie aproximada de 880.000 hectáreas, de las cuales el 65,9 % son de jurisdicción argentina y sólo el 34,1 % se ubica en Chile.
El proyecto de represamiento del Río Puelo se ubicará a solo 9 kilómetros de la frontera argentina y del parque nacional del mismo nombre, que ha sido declarado “Reserva Mundial de la Biosfera” (MAB) y sería impactado por la construcción de esta central, que considera un pretil o vallado de 103 metros de altura y la creación de un lago artificial de más de 6 mil hectáreas.
Una estrategia clave para poner en funcionamiento el proyecto hidroeléctrico fue la compra por parte de Roberto Hagemann Gertsmann, amigo personal de Piñera y hombre de negocios mineros en Chile, del Fundo Puchegüin, un predio de casi 100 mil hectáreas y de 80 kilómetros de frontera entre Chile y Argentina. Esto agravó el panorama geopolítico de la cuenca del Puelo y Manso, porque se trata de una evidente violación del “Protocolo Específico Sobre Recursos Hídricos Compartidos” que en su artículo 5 dice: “Las acciones y programas de aprovechamiento de los recursos hídricos compartidos se efectuarán en forma coordinada o conjunta a través de planes generales de utilización”.
Las tierras fueron enajenadas a los campesinos de esta zona fronteriza gracias al amparo del Estado chileno, que avaló una maquiavélica adquisición de estas propiedades a lo largo de la cuenca del Río Manso, las cuales representan el 25% de la comuna de Cochamó. Este sector incluye estratégicamente dos pasos fronterizos habilitados (El León y El Bolsón - Puelo), además de un paso no habilitado (El Motoco).
El remate del agua
Ya en 2008, por mandato del gobierno chileno y justificándose en el Código de Agua, el total del caudal del Río Manso fue rematado para el uso energético. La empresa Mediterráneo S.A., de capitales chilenos, pagó 44,7 millones de dólares por el uso de esta agua, y desde 2009 se encuentra realizando trabajos de perforación de roca para medir la resistencia y estructura geológica de la zona, tala de bosques para instalar equipos técnicos, habilitación de campamentos temporales para operarios, mediciones de terreno para determinar el mejor trazado de las torres y líneas de alta tensión. Todas estas operaciones fueron realizadas sin los permisos correspondientes y sin los controles de fiscalización pertinentes por parte de los servicios públicos chilenos.
¿Crisis energética o problema artificial?
De acuerdo a un informe elaborado por Mauricio Fierro de Geoaustral, una ONG ambientalista con sede en Puerto Montt, existe un “supuesto” estado de crisis en la matriz energética chilena que justifica el represamiento del Río Puelo en Chile. El potente sesgo privatizador que se ha impulsado en el país vecino ha llevado a modificar el “Código de Aguas” posibilitando la creación de un mercado del agua donde el capital controla el derecho al agua para usos energéticos sin protección ecológica.
Fierro destaca además, el mapa de imaginarios que han generado una especie de “psicosis” energética debido a la constante dependencia de los mercados extranjeros, tanto de gas como petróleo. En Chile el precio de la energía es uno de los más altos de Latinoamérica y un mercado abierto para la monopolización y el negocio de transnacionales en desmedro de los ciudadanos transandinos. Según cifras del Instituto de Estadísticas de Chile (INE), solo dos sectores económicos (Minería e industria) consumen el 61.8 % de la matriz energética chilena, de las cuales la mayoría corresponden a empresas norteamericanas o europeas.
Una de las teorías a las que se aferra el portavoz de Geoaustral es la que asegura que en Chile la crisis energética ha sido creada artificialmente por las empresas mineras, empresas generadoras y algunos políticos, que desean explotar los recursos hídricos de la Patagonia. Este “problema país” ha sido publicitado principalmente por las mismas empresas que pretenden construir las represas y apoyado por algunos políticos chilenos que poseen historiales de estrechas relaciones comerciales y financieras con estas transnacionales.
Los impactos más temidos
Los efectos del represamiento son fatales. Los estudios revelan importantes impactos ambientales, sociales, económicos y políticos para Argentina. Mauricio Fierro advierte que cuando se intervienen los ecosistemas, los resultados son infructuosos, sobre todo si se trata de sistemas hidrográficos. “Confiar en modelos meteorológicos, matrices predictiva o precarios Sistemas de Evaluación Ambiental (SEIA), es ilusorio. En este caso la cuenca del Río Puelo es más que un flujo de agua independiente del resto del sistema, y cualquier intento de represamiento alteraría o provocaría graves consecuencias a cientos de componentes y ciclos del sistema hídrico, que en conjunto se mantienen ‘estables’ y forman la cuenca, son altamente complejos y no pueden ser simplificados mediante un represamiento”, expresó Fierro al respecto de las nefastas consecuencias del proyecto hidroeléctrico que incluyen la inestabilidad geológica de la zona, sentenciada a sufrir terremotos, debido a la pérdida de masa o “peso” sobre la corteza terrestre por una irreversible disminución de los cuerpos de agua que conforman el sistema de Lagos Araucanos y que originaría el represamiento de esta cuenca.
Entre las principales consecuencias climáticas se destacan la alteración de las temperaturas medias mínimas y máximas; incremento en la velocidad del viento dentro de la cuenca; ocurrencia de granizadas y lluvias torrenciales; aumento de las temperaturas invernales y disminución de las estivales e incremento en las probabilidades de inundaciones por lluvias torrenciales.
A esto debe sumársele una serie de efectos negativos sobre la flora y la fauna de la región, entre ellos el impacto sobre los ciclos biológicos de las especies terrestres y acuáticas; alteración de los patrones migratorios de la avifauna y deterioro genético de las especies salmonídeas de Lago Puelo; perturbaciones de los ciclos de floración y semillación de especies sensibles en zonas aledañas a la cuenca, entre otras.
Las consecuencias socioeconómicas son casi innumerables, e incluyen efectos negativos sobre el turismo en la zona de El Bolsón y Lago Puelo; aparición de enfermedades y plagas favorecidas por el aumento de la humedad relativa; efectos graves sobre los cultivos tempranos por un aumento del numero de días fríos y heladas; aumento del gasto gubernamental para la creación de programas de reconversión de pobladores afectados directa e indirectamente por la pérdida de su tierra o decaimiento de las actividades agrícolas y turísticas.
A escala socioeconómica, el impacto por la alteración climática sería irreversible y muchos pequeños negocios sufrirían graves mermas. “Con la creación de un embalse de 6 mil hectáreas, propiedades habitadas, campos agrícolas, zonas de pastoreo y lugares históricos como El Portón, El Balseo, La Pasarela, Primer Corral y su cementerio, El valle del Río Ventisquero, Lago Verde, La Vega, y otros lugares, desaparecerán totalmente”, sentencia uno de los informes elaborados por el equipo técnico de Geoaustral.
En cuanto a la cuestión geopolítica, es clara la violación del Tratado Chileno Argentino sobre Medio Ambiente de 1991 y del protocolo sobre Recursos Hídricos Compartidos entre Argentina y Chile, incluido en dicho Tratado. La infracción al Acta de Santiago sobre Cuencas Compartidas de 1971 que incentiva el irresponsable represamiento del principal Río con características binacionales, inserto en la propuesta de Reserva Mundial Transfronteriza Nor Patagónica.
La trama oscura
Influencias, corrupción, incumplimiento de tratados internacionales, falsificación de instrumentos públicos e informes técnicos y delitos cometidos por empresarios, corporaciones, jueces y políticos en Chile forman parte del oscuro entramado que está detrás del mega emprendimiento hidroeléctrico en la cuenca del Puelo. “El asalto al caudal del Río Manso”, como lo denomina Mauricio Fierro, es un proyecto planificado por los grupos económicos más poderosos del país trasandino, donde está involucrado el actual presidente Piñera. El recurrente incumplimiento de los tratados y protocolos, pone en riesgo la estabilidad política de la región y acecha a todos los ecosistemas de la cuenca. Otro caso más donde el poder pervierte a la política.
Chilenos y argentinos por una “Patagonia sin represas”
En abril pasado se llevó a cabo el último Encuentro Argentino Chileno en Defensa de la Cuenca de los Ríos Puelo y Manso. Allí participaron las comunidades y organizaciones de la Comuna de Cochamó (Chile) y de la Comarca Andina del Paralelo 42 (Argentina) quienes elaboraron un acta donde declaran el rechazo enérgico a “cualquier intento de convertir nuestros bienes naturales en meras fuentes de ingreso económico que solo benefician a los sectores corporativos involucrados, con la silenciosa complicidad de nuestros gobernantes”. Citando el Pacto Latinoamericano del Agua, suscripto en marzo del 2012, los participantes del Encuentro expresaron la negativa posición ante la “monetización del agua” y aseguraron que “ello debe ser gestión y dominialidad pública". En el mismo Acta se denunció la violación a los derechos de los pueblos indígenas establecidos en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que podría producirse en caso de pretender avanzar con las represas.
Desde hace varios años vienen realizándose diversos talleres sobre manejo de recursos hídricos ante la presión de los mega-emprendimientos hidroeléctricos que amenazan a la Patagonia argentino-chilena. Han participado de esta red binacional, la organización chilena “Ecosistemas” y “Geoaustral” y las ONG’s argentinas “Piuke” y “Proyecto Lemu”.
RECUADRO 2
Guinle y Horvath, preocupados
Marcelo Guinle en Argentina y Antonio Horvath en Chile, ambos senadores nacionales, mostraron su preocupación por la cuestión ambiental y el avance de los proyectos hidroeléctricos en la Patagonia. Ambos han pedido informes del estado de estos mega-emprendimientos. Para el senador chubutense “la región patagónica es una unidad que excede límites políticos” en lo que respecta a medio ambiente, por lo que solicitó información oficial actualizada permanentemente por los organismos que correspondan, a fin de “no afrontar hechos a futuro que repercutan desfavorablemente en la relación internacional y, principalmente, en la preservación del medio ambiente”, según aseguró.
Por su parte, Horvath encabeza el reclamo en tierras chilenas. El senador aseguró que este proyecto en la cuenca del Río Puelo “dañaría irreversiblemente el entorno natural, los ecosistemas y sobre todo los cientos de emprendimientos que han creado con muchísimo esfuerzo los mismos vecinos que se dedican a turismo rural”.