Petróleo

Los Dragones, una historia de violencia y lazos con el poder

De la cortina de humo negro y espeso que largan los neumáticos casi deshechos por el fuego, surge un joven con capucha y un bastón metálico. Lo sostiene con ambas manos y lo apunta como si fuese un rifle. "¿Están con los gringos ustedes?", interroga otro, con anteojos negros envolventes. De sus gestos duros enseguida brota una sonrisa para dar a entender que se trata de una broma. "¡Foto! ¡foto!", grita el primero y, como en un cumpleaños, el grupo, de unos 15, se reúne a las corridas para el retrato. Todos se abrazan y sonríen.
Es el primer encuentro con Los Dragones, el grupo de obreros de la construcción que hace diez días protagonizó la toma violenta del yacimiento de gas y petróleo de Cerro Dragón, a 75 kilómetros de esta ciudad, y que con sus protestas mantiene en vilo al gobierno provincial y a la Casa Rosada.
"Lo único que queremos es que esto se arregle para volver a trabajar", dice Miguel, un salteño de 45 años, con pasado de folklorista, un metro noventa y cinco y la espalda del ancho de una puerta. Hace seis años es empleado de una de las empresas que hace obras para Pan American Energy (PAE), la compañía de capitales británicos que opera el yacimiento. En un costado del piquete que la agrupación mantiene en el cruce entre las rutas 3 y 26, en reclamo de mejoras salariales, explica que si están con la cara tapada no es para esconderse sino para protegerse del viento, que en segundos congela cualquier parte del cuerpo que permanece a la intemperie.
Es una de las caras más inocentes del grupo nacido en 2006, a partir de la reunión de cientos de obreros de empresas contratistas de PAE que no se sentían representados por el sindicato de la Uocra y que desde entonces reclaman el reconocimiento como gremio. En menos de siete años, Los Dragones construyeron una historia compleja, que incluye lazos visibles y estrechos con el poder local, hasta diciembre en manos de Mario Das Neves y, desde entonces, del gobernador Martín Buzzi . También una disputa violenta con la Uocra, que varias veces terminó a balazos.
De hecho, el secretario gremial de Los Dragones, Daniel Ojeda, y otros integrantes de la organización tienen varias causas y hasta una condena por tenencia de armas. Fue luego de que los detuvieron en una camioneta con "armas de todo tipo y calibre", el 19 de noviembre de 2009, horas después de que llegara a la provincia el ex presidente Néstor Kirchner. Al grupo encabezado por "Polvorita" Ojeda apuntan las sospechas por lo sucedido en Cerro Dragón, según el relato del resto de los líderes de la agrupación, que aseguran que, pese a que mantiene su cargo, ese dirigente fue corrido de la conducción. En los últimos días, no se lo vio por el piquete. En un breve contacto telefónico, Ojeda, de 40 años, dijo a LA NACION que él ni siquiera había estado durante la toma del yacimiento.

EL LÍDER

Desde su origen, el grupo es liderado por Raúl Murga, conocido como "el Loco", un viudo de 53 años, sin experiencia gremial ni militancia política previa, que desconfía de los flashes y le escapa a la exposición. "Soy un gaucho que no tiene nada que esconder", dice, cuando finalmente accede a recibir a LA NACION en el pequeño living de su casa, una vivienda social que aún no terminó de pagar, en el Juan XXIII, un barrio pobre de esta ciudad.
En su único contacto con la prensa desde que se desató el conflicto, Murga aclara que no reivindica los destrozos hechos durante la toma del yacimiento. "Fue un grupo que se nos fue de las manos. A nosotros eso no nos sirve", dice, con un gesto de lamento que se adivina debajo de su bigote tupido estilo Aníbal Fernández, y un tono enérgico y campechano similar al de Alfredo De Angeli. Eso sí, afirma que si la Gendarmería intentaba desalojarlos, estaban preparados para resistir. "Ellos nos querían matar a nosotros y capaz que nosotros los matábamos a ellos", dice, sin perder la calma.
Sobre ésa y otras cuestiones no aporta ni un dato Claudio Cabrera, "el Dengue", un profesor de kick-boxing que en el piquete controla que todos cumplan con los turnos, de ocho horas cada dos días, para mantener activo el corte. Casi sin emitir palabra, sugiere consultar en la sede del sindicato, a unos tres kilómetros.
Es una casa de dos plantas. En el frente flamea una bandera blanca con un dragón negro, que hace juego con la puerta de entrada, completamente ennegrecida: el sábado a la noche un grupo no identificado intentó incendiar el edificio. Allí, atiende Guido Dickanson, 41 años, grandote con cara de gringo, de trato amistoso, secretario de prensa y cara visible de Los Dragones. "Soy zurdo, pero sólo para escribir", suelta más tarde, para desmentir versiones sobre su supuesta formación marxista.
Encargado de pasar en limpio la versión de Los Dragones, Dickanson se lamenta por lo ocurrido en el yacimiento. "No nos vamos a venir a hacer los santos porque los hechos están a la luz. Nos mandamos una cagada", dice. No para de sonar su celular, que tiene como tono de espera "Fuiste tú", de Ricardo Arjona. Pero Dickanson pide que este hecho no desvirtúe la lucha de Los Dragones y recuerda que antes de que apareciera Murga, a quien llama "mi general", las condiciones de trabajo eran pésimas.

Fuente: La Nación