Opinión

Mario Das Neves, mi padre

Por María Victoria Das Neves* (Especial para EES).

“¿Querés escribir unos párrafos sobre tu viejo para nuestra edición aniversario?”, me propuso el director de El Extremo Sur. Qué difícil resulta poner en palabras quién fue, qué hizo, cómo era y qué sentía Mario Das Neves.

Alguna vez pensé en vivir en otro lugar, y la respuesta de él fue siempre la misma: “veníte acá y viví orgullosa en Chubut de llevar el apellido Das Neves”. Sus acciones siempre giraban alrededor de ese concepto. Siempre quiso que su familia viviera orgullosa en Chubut, y lo logró. Orgullosa de él.

Mi viejo fue una persona que amó. Amó todo lo que hizo en su vida. Vivió intensamente cada segundo de sus 66 años. No se detenía, no paraba. Siempre desafiaba los límites, siempre quiso pasar por esta vida y dejar una huella. Tal era su intensidad y amor por vivir que tres días antes de ese maldito 31 de Octubre me pidió que le armara un par de reuniones.

“Ahora descansa en paz”, me repetía la gente con amabilidad durante el velorio. Yo pensaba en silencio: él no quería descansar, tenía mucho más para dar. Él quería seguir, en ningún momento bajó los brazos; nunca se rindió.

“Ganaste otra elección más, estás contento?”, le dijo un amigo el domingo 22 de octubre. Él respondió: “Sí, pero faltan 2 años de gobierno, hay que seguir firmes”. Nueve días después cerró sus ojos para siempre.

Amó la política, actividad que honró hasta su último aliento. La consideró una forma de vida y actuó en consecuencia. No fueron siempre victorias, hubo muchas derrotas electorales en su vida. Jamás bajó la guardia, siempre tuvo muy claro lo que quería y si costaba llegar no importaba; pero había que llegar.

Amó a su pueblo, y lo conocía a la perfección. “Es un pueblo trabajador”, decía siempre sobre el conjunto del pueblo chubutense. “Trabajador” era una característica fundamental en las personas para Mario Das Neves.

Conocía toda la provincia, amaba su querido interior. Recordaba el nombre y alguna anécdota de cada poblador, de cada rincón de Chubut. Amó su Chubut, siempre buscó colocar a su provincia en lo más alto. Quería a Chubut como provincia modelo, posicionarla a nivel nacional. Fue su lugar en el mundo.

Alguna que otra vez pensé en vivir en otro lugar, pero la respuesta de él fue siempre la misma: “veníte acá y viví orgullosa en Chubut de llevar el apellido Das Neves”. Sus acciones siempre giraban alrededor de ese concepto. Siempre quiso que su familia viviera orgullosa en Chubut, y lo logró. Orgullosa de él.

Era un gran anfitrión, amaba sus asados con amigos y si en alguno pintaba baile, amaba bailar. Algún personaje nuevo que se sumaba a esa mesa decía “tratemos de relajar y no hablemos de política”. ¿De qué ibas a hablar? Diez minutos de San Lorenzo y se armaba el debate político. Si hasta cuando explicaba por qué le gustaba tanto el cantante Rodrigo lo hacía con un análisis sociocultural de su trayectoria.

Por sobre todas las cosas, cuidó, respetó y amó con locura a su familia. Para un dirigente político de la talla de Mario Das Neves es muy difícil realizar semejante carrera sin el apoyo de su familia; por lo menos para él no hubiese sido posible. El amor simbiótico y único con Raquel di Perna fue su sostén en todo lo que emprendió en su vida.

Amó intensamente. Amó cada segundo de su vida. Amó todo lo que hizo. Y fue un amor correspondido. Siempre. Mario Das Neves, mi papá, fue un hombre que honró y amó la vida.

 

*Ex subsecretaria de Modernización del Estado. Politóloga, estudió Ciencias Políticas (UADE) y Marketing Político (Universidad del Salvador).