Patagonia

Puel Kona: comunicar el orgullo y la resistencia del pueblo mapuche, ahora junto a Roger Waters

Por Gerardo Burton (Desde Neuquén/Exclusivo EES)

En 2014, El Extremo Sur publicó una primera entrevista a los Puel Kona, la banda mapuche de Neuquén que a pedido de Roger Waters -ex líder de Pink Floyd– lo acompañará en el Estadio Único de La Plata en sus presentaciones del 6 y 10 de noviembre. Waters dijo que “he estado siguiendo los problemas de los mapuches en Argentina y Chile, y me gustaría tener músicos mapuches en mis shows como acto de apoyo a su lucha”. Malén, integrante de Puel Kona, remarca que “dejamos las canciones de derrota o de tristeza y vamos en cambio con alegría, con el orgullo de ser mapuches”.

Son jóvenes mapuches urbanos -los “mapurbes”-  cuyos padres se radicaron en las grandes ciudades, en este caso Neuquén capital, provenientes de los parajes rurales que habitaron ancestralmente. Para ellos, la comunicación les sirve para resistir con su cosmovisión y su cultura. La lucha se transforma en música y así constituyen una banda que fusiona los ritmos tradicionales con el rap, el hip hop, la cumbia, el rock metálico y otros géneros con letras en mapudungún y en castellano. Cantan desde el territorio del este: son los Puel Kona.

La conversación comienza en una calle céntrica de Neuquén, en la puerta de una playa de estacionamiento. Había dos alternativas para la entrevista: la otra era en el barrio de Balsa Las Perlas, asentado sobre la margen rionegrina del río Limay, al oeste, donde el grupo tiene su estudio para ensayar.

Falta que lleguen algunos integrantes –Aylín Ñancucheo, la cantante; Malén, que toca el saxo, y Ñanco, encargado de los sicus, la trutruca o xuxuca y otros instrumentos tradicionales-, pero vamos hacia el estudio-oficina del fondo donde nos acomodamos para la entrevista. Hay carteles, afiches, pinturas y un pequeño anafe donde se pondrá la pava para el mate y alrededor del cual nos sentamos, como si fuera un fogón.

Desde el vamos hay una confluencia de estilos, de culturas: los trazos grafiteros en colores fuertes, los letreros y los volantes de la presentación del disco desparramados en la mesa. En el lugar no entra la luz natural, con lo cual parece más iniciático todavía.

El ambiente expresa, sin estridencias, la estética del grupo. Son los Puel Kona, una banda que algunos definen como rock mapuche, otros de hip hop, o de metálicos mapuches. Lo cierto es que fusionan estilos, desde los tradicionales mapuches –loncomeos, tayiles- con instrumentos propios –trutruca o xuxuca, pfilca, el infaltable cultrum- hasta los que incorporan el reggae, el rock metálico, el hip hop, la cumbia, inclusive el chamamé con instrumentos electrónicos “europeos, por decirle de una manera”. El resultado es similar a la ambientación de la oficina-estudio: un verdadero mestizaje que expresa quizás el objetivo de multiculturalidad que se plantea el grupo.

 

Los integrantes

 

La banda ya está casi completa para la entrevista: Umawtufe, que toca el bajo y la trutruca; Lefxaru (se pronuncia Leftraru, como el legendario líder mapuche que enfrentó a los españoles), voz y guitarra; Lucio Jara, el baterista; el tecladista, Amaru Nahuel y llegan Aylín y Malén –saxo y kulxug–. A ellos se suman Ignacio en batería y percusión y Juan Pablo en trompeta e instrumentos mapuche de viento (pifvjka, kujkuj, xuxuka). Todos rondan los treinta años –algunos  son apenas mayores de veinte- nacidos en la ciudad, la mayoría cursa estudios universitarios y todos comparten la necesidad de musicalizar su realidad, su lucha, los proyectos de la comunidad, “demostrar que seguimos existiendo, que estamos acá” (Amaru).

Pero vayamos un poco antes: la banda se creó en 2007 como resultado de dos hechos. El primero fue la búsqueda de “una alternativa comunicacional más amplia” ya que eran los responsables de una revista en el ámbito del lof Newen Mapu, dentro de la Confederación Mapuche Neuquina. La segunda fue su relación estrecha con un grupo del Gulu Mapu (Chile), Wechekeche ñi Trawun, que hace tiempo se dedica a la música mapuche urbana en fusión con rock metálico y hip hop, entre otros ritmos, aunque no quieren autodefinirse como de fusión.

Sus integrantes –“chicos de nuestra edad”- les sugirieron ampliar ese proyecto comunicacional en Neuquén con una propuesta musical, “y así tomamos la música como un instrumento” para llegar a los jóvenes residentes en las ciudades y difundir a un público más amplio no necesariamente de origen mapuche.

Adoptaron el modelo de los músicos chilenos porque “era algo que nosotros no habíamos visto; fue algo que empezó sin experiencia” (Umaw). Ellos habían hecho música tradicional mapuche desde hace tiempo en fiestas, en ceremonias.

“Todos tocábamos instrumentos, pero lo hacíamos por nuestra cuenta, en casa” (Amaru) y entonces vislumbraron el nuevo horizonte que se les planteaba.  Con la sugerencia de los Wechekeche se decidieron a adoptar una música de carácter urbano, algo “que es mucho más común en Chile” entre los jóvenes mapuches.

Evaluaron “las cosas positivas que pueden surgir a partir de esta propuesta” (Amaru) porque “se puede llegar a gente que de otra forma no se llegaría”. Eligieron el nombre: puel, por ser de la tierra del este y kona, que significa guerrero joven. Según las afinidades, se distribuyeron los instrumentos y comenzaron a trabajar. Algunos son autodidactas, otros cursaron estudios más sistemáticos de música y comenzaron la fusión.

De la misma manera que sus pares chilenos, y en consonancia con la corriente de jóvenes escritores –en especial poetas- bilingües en castellano y mapudungún que actualmente escriben en las provincias patagónicas –Chubut y Santa Cruz son particularmente prolíficas en esta materia- y en el sur de Chile, los Puel Kona adoptaron el bilingüismo.

La idea, dice Umaw, era “decir cosas a través de la música, denunciar, relatar nuestras experiencias de manera positiva, y llegar a más gente”. Así tomaron los géneros musicales que les sirvieron para expresar la alegría de la lucha, la búsqueda de la solidaridad y la fuerza de la tierra, tal como propone el nombre de la agrupación.

 

El orgullo mapuche

 

La utilización del mapudungún otorga “más profundidad a las letras”, explica Amaru y genera, según Malén, “un impacto de una banda de rock que muestra que dejamos las canciones de derrota o de tristeza y vamos en cambio con alegría, con el orgullo de ser mapuches”.

Es que el cona era el joven “que salía a pelear, y nosotros hoy seguimos con ese rol y salimos a comunicar lo que vivimos en el día a día, en la comunidad y en la sociedad, con esta realidad que enfrentamos”, concluye.

Además “podemos mostrar otras facetas distintas de lo que está acostumbrada la sociedad”, dice Amaru, “para que se pueda ver cuál es la realidad de hoy. Seguimos existiendo y ésta es nuestra realidad. Cantamos con instrumentos nuestros y con los que no lo son”.

Así, los componentes fundamentales de sus letras son la reivindicación de la cultura mapuche, de sus aspiraciones como pueblo nación –el territorio, la revisión de la historia, la cosmovisión- y la estrecha relación con el ambiente.

Una de sus primeras composiciones, “Malditas petroleras”, pone en blanco sobre negro cuál es su posición ideológica respecto de los métodos de explotación capitalista y de la “cultura extractivista” de la sociedad de consumo: “malditas petroleras no importan las regalías si nos dejan un desierto… malditas petroleras….  nuestra nación se liberará no nos vencerán malditas petroleras no pasarán”.

En el momento de componer los temas –algo que está a cargo del guitarrista, Lefxraru, aunque a veces también es un procedimiento colectivo- “porque el mapudungún es un idioma en el que se piensa y eso es difícil traducir” (Malén), pero se trata de “cosas más espirituales y por eso, a veces, no está planteado traducirlo” (Aylín).

 

Contra la explotación minera y petrolera

 

En el primer disco, que lleva el nombre del grupo, incluyeron diez temas que se refieren a los problemas y las luchas de los jóvenes “mapurbes”: la discusión sobre la explotación petrolera y  minera en las provincias patagónicas; la cuestión del manejo y propiedad de la tierra y los conflictos derivados de ella; el apoyo a los presos políticos mapuches en Chile y las relaciones con los demás pueblos originarios. Actualmente trabajan  en la composición de los temas para el nuevo álbum mientras difunden, con presentaciones y recitales, el que tienen editado.

De acuerdo con el último censo nacional, en 2010 más de 600 mil habitantes de la Argentina se reconocían descendientes de los pueblos aborígenes. De esa cifra, 113 mil son de origen mapuche. En la Patagonia residen casi 80 mil, con lo cual son una de las principales franjas de la población de esta región.

Con esos datos en la mano, el esfuerzo de los Puel Kona adquiere otra dimensión: no se trata de expresar la cultura de un pequeño sector de la sociedad o de afirmar su existencia como parte de un proyecto multicultural sino todo lo contrario. En efecto, los mapuches son una de las mayorías que habitan la provincia y, como ocurre frecuentemente con las mayorías en el país, son las menos respetadas.

En esa dirección, “demostramos que somos capaces de hablar de otras cosas; estamos en todas las fiestas de recuperación de territorio, en todas las aspiraciones que tenemos como pueblo originario, como pueblo nación” (Umaw).

Ellos vienen de un contexto cultural mapuche en el que la música tradicional se encontraba debilitada y que resultaba difícil de desarrollar. Otro tanto ocurría con la lengua, que fue reprimida y perseguida durante décadas y generaciones luego de las campañas de exterminio de finales del siglo XIX, con lo cual su desvalorización fue absoluta: “Clandestino en tu propia tierra, extranjero en tu propio origen. Es nacer y ya estar condenados, existir pero ser invisibles”, expresan en su tema “Clandestino”.

 

Diversidad y multiculturalidad

 

Reconocen que el público aparece sorprendido cuando interpretan sus temas porque “no están acostumbrados a escuchar estos ritmos –ska, reggae- cantados en mapudungún, pero eso es algo que tiene que ver con la diversidad, con la multiculturalidad”. Son la única banda integrada por mapuches que trabaja con esta mixtura de estilos, aunque existen otros grupos musicales, de carácter más tradicional o regional conformada por mapuches.

La actual generación de jóvenes se incorpora a un proceso de rescate y recuperación de la lengua, la cultura y la historia mapuches, que culmina –por ahora- en la aparición de formas musicales y literarias –poéticas- nuevas, tanto por su originalidad como por su fortaleza: “resistiendo la invasión/terrorismo del estado/capitalismo, iglesias y escuelas/derechos a la diversidad/puño que no para” (“Clandestino”).

Aylín Ñancucheo, por ejemplo, además de cantante del grupo, publicó poemas en diversos espacios mapuches de internet como el blog “Poesía Mapuche” (poesiamapuche.blogspot.com), el poemario “Sembrando vida, Wallmapu entre imágenes y poesía” (2007), Antología “Voz de Mujer. Poesía de mujeres mapuche para todos” (2008); y en la Antología Poetas Mujeres Mapuche “Küme Dungun/Küme Wirin” (2011). Explica el proceso de recuperación de la lengua que sucedió dentro de la comunidad en paralelo con la reafirmación de la comunidad en espacios urbanos. Escribe en castellano y en mapudungún; en este último caso utiliza las palabras sin traducirlas, de manera que puedan interpretarse según el contexto.

 

La invitación de Roger Waters

 

La noticia causó sorpresa en el mundo musical de Buenos Aires, pero no a sus seguidores de Neuquén. La información la dio a conocer la propia banda en su sitio oficial de Facebook bajo el texto “Queremos contarles con gran alegría y orgullo que Roger Waters nos invitó a abrir sus shows en Argentina. Sentimos una gran felicidad y la queremos compartir con toda la gente que nos ha apoyado estos 10 años”.

La decisión nació en un mail del propio Waters quien reconoció que “he estado siguiendo los problemas de los mapuches en Argentina y Chile, así que me gustaría tener músicos mapuches en mis shows como acto de apoyo a su lucha”. Inmediatamente se puso en marcha la maquinaria para dar forma al pedido del músico.

Desde ese momento la banda neuquina paso a ser la opción ideal para dar inicio a los recitales del Us+Them Tour. Verónica Huilipán, secretaria ejecutiva del Observatorio de los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas y werken (portavoz) de la Confederación Mapuche de Neuquén, coordinó la comunicación entre ambos para abrirles la puerta a los “guerreros del este” (traducción del mapuzungun de Puel Kona) y cumplir el deseo de Waters.

El propio Waters buscó información de la banda. "Estoy conmovido. Me encanta esta banda y su sonido, arpa judía, flautas, tambores de rock, excelentes ritmos, grandes voces. Ninguno de los clips de YouTube tiene imágenes, ¿hay algún video de ellos? Estoy muy emocionado", admitió, y pidió “Díganle a los músicos que definitivamente los necesitaremos para ambos shows, los cuidaremos adecuadamente y me aseguraré de conectarme para discutir el contenido con ellos”.



Puel Kona podrá ampliar el público para su mensaje de lucha y resistencia, como lo hacen desde diez años.

"Casi todos nosotros somos nacidos en el oeste del Neuquén que es la zona más periférica, la zona más pobre. Vivimos en el Lofce Newen Mapu, que son familias que se reagruparon como mapuches. Nuestros abuelos vinieron del Lofce, nuestros padres nacieron en la ciudad y nosotros volvimos a nuestras tierras gracias a ellos que recuperaron el territorio", así lo narró Lefxaru Nawel, uno de los integrantes de la banda.

"Para nosotros esto que está pasando es como un sueño, porque coincidimos y compartimos muchos valores que Roger Waters que lleva adelante la causa indígena con su militancia y su conciencia", sostuvo Umawtufe Wenxu bajista de los Puel Kona, quien agregó que "Coincidimos también en que queremos construir un mundo mejor, un mundo donde se respeten las diferencias, los distintos valores, y sobre todo los derechos humanos".