Patagonia

Santa Cruz lidera la lista de suicidios nacionales

El informe señala que la mayoría de los suicidios se concreta con el uso de armas de fuego. Un estudio de la Universidad de San Andrés así lo indica. Los jóvenes aportan la mayor cantidad de víctimas en todo el país, salvo en la Ciudad de Buenos Aires, donde los suicidas son personas mayores de edad. Existen correlaciones con las variables socioeconómicas.

En Argentina, las estadísticas más recientes revelan que los suicidios se han incrementado un 39%.

Entre las provincias con mayor cantidad de suicidios se encuentran Santa Cruz, La Pampa, Chubut y Neuquén. Al quinteto lo completa la Ciudad de Buenos Aires, aunque, según los analistas, con un factor determinante diferente al resto de las provincias.

La información surge de un estudio realizado por la Universidad de San Andrés y que concluye en que se encuentran “muchas más correlaciones con variables socioeconómicas que en el caso de los homicidios”.

El informe señala que la mayoría de los suicidios se concreta con el uso de armas de fuego y La Pampa ocupa el primer lugar, con el 50,6 por ciento.

“Este hecho -dice el informe de las armas y las víctimas- podría deberse a un comportamiento “natural” o “normal” del fenómeno del suicidio, por lo que se puede suponer menos afectado por el diferente funcionamiento de las instituciones provinciales que los niveles de homicidios”.

Santa Cruz lidera el ranking de suicidios con una tasa promedio (medida entre 1997 y 2005) de 14,9 por cada 100 mil habitantes. Cabe destacar que en Argentina murieron de esa manera y en ese período 24.956 personas, una tasa de 7,6 suicidios al año cada 100 mil habitantes.

En ese mismo período, la provincia de Buenos Aires registró la asombrosa cifra de 8.870 suicidios, pero debido a su población la tasa resultó inferior: 7,1 cada 100 mil habitantes.

La provincia de Mendoza, en tanto, se encuentra en la mitad de la estadística, con 7,9 suicidios cada 100 mil habitantes.

La provincia con menor tasa es Santiago del Estero, con 2,8.

Según el informe, “varios de los factores que inciden en el nivel de suicidio (...) están presentes en las provincias patagónicas, desde el tipo de empleo, nivel de inmigración, como también la distancia hacia los servicios de salud, cultura rural, el acceso a las armas de fuego y otros tantos que serían necesarios identificar en un futuro estudio para analizar el peso que tiene cada uno de ellos para explicar las variaciones en las tasas de suicidios provinciales”.

Entre los primeros cinco lugares del listado aparecen cuatro provincias patagónicas, porque detrás de Santa Cruz y La Pampa figura Chubut (con una tasa de 12,2 por ciento), luego Ciudad de Buenos Aires (10,6%) y en quinto lugar está Neuquén (10,5%).

En el mismo estudio se presenta la tasa de homicidios y provincia de Buenos Aires registra el primer índice con 12,8%, mientras que La Pampa presenta uno de los últimos lugares, con un porcentaje de 3,5 sobre 100 mil habitantes. El período estudiado en este índice abarca también entre 1997 y 2005.

La casa de altos estudios informó que la información fue extraída de la base de datos de Mortalidad por Causas Externas, dependiente del Ministerio de Salud de la Nación.

 

Franja vulnerable

“El problema del suicidio en Argentina 1997-2008”, elaborado por la ONG Asociación para Políticas Públicas a partir de estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación, da cuenta de que en la Argentina las estadísticas más recientes revelan que los suicidios se han incrementado un 39% entre 1997 y 2008, y que uno de los grupos de edad que más peso han tenido sobre ese incremento es el de los adolescentes de entre 15 y 19 años de edad: el aumento fue del 102% en esa franja etaria.

Otro trabajo de esa ONG ensaya una respuesta a este fenómeno. “Los jóvenes de zonas alejadas han experimentado el acceso a toda la información, ‘cultura’ e interrelaciones de la Web, pero siguen viviendo en ciudades medianas o pequeñas, sin poder acceder a los «bienes» que les muestra la Web; están en una cultura tradicional. [...] Todo lo cual genera frustraciones, desfases culturales y conflictos -escribieron Diego Fleitas y Alejandra Otamendi-. Este fenómeno sería particularmente acuciante en los jóvenes de sectores populares, quienes son incluidos en la cultura global, pero humillados localmente y excluidos estructuralmente”.

 

Fuente: La Opinión Austral