Política

Arcioni, con boleta corta y jaqueado por sus propios aliados, afronta un camino barroso rumbo a octubre

La resolución de la Justicia Electoral de Chubut de no autorizarlo a llevar los nombres de Alberto Fernández y Cristina Kirchner en las boletas de sus precandidatos a diputados nacionales agregó otro factor de inestabilidad para Mariano Arcioni. Las declaraciones de Jorge Ávila atribuyéndose la "mitad" de los votos que originaron la victoria provincial de Chubut al Frente y el decidido apoyo de Ricardo Sastre y Adrián Maderna al precandidato a diputado nacional Alfredo Béliz -en detrimento de Pérez Catán- no hicieron más que acentuar el barroso camino que deberá transitar el gobernador de acá en más.

Finalmente, Chubut al Frente irá con boleta corta porque así lo dispuso el juez federal con competencia electoral, Hugo Sastre, basándose en el decreto de Mauricio Macri que prohibía las colectoras.

De este modo Arcioni paga el costo de su indecisión a la hora de sellar alianzas para las elecciones nacionales y ahora sus dos precandidatos a diputados provinciales -Máximo Pérez Catán y Alfredo Béliz- irán con lista corta, llevando debajo solo los nombres de los precandidatos a intendentes de las 14 localidades que los deben votar. Sin embargo el sindicalista mercantil no estará en todas, ya que no goza de ninguna simpatía por parte del gobernador.

Asistir a los comicios con boleta corta implica conceder una ventaja si se tiene en cuenta que la fórmula de los Fernández parece tener todo a favor para ganar en Chubut, donde el corte de boletas es históricamente bajo en la categoría de diputados nacionales. No ocurre lo mismo en la elección de intendentes.

Tanto en 2007 como en 2011 el peronismo se quedó con las tres bancas en disputa. No pudo repetir ese éxito en 2015, cuando Chubut Somos Todos le arrebató una banca para el sindicalista camionero Jorge Taboada. Claro que esa boleta llevaba como candidato a gobernador al propio Mario Das Neves.

Pase de facturas

Mientras procura consolidar una fuerza concéntrica en torno de su gabinete, sobre todo a partir del fulgurante ascenso de Federico Massoni y el reconocimiento a la tarea ímproba del nuevo ministro de Economía Luis Tarrío, Arcioni empieza a notar que el abroquelamiento peronista de sus aliados no necesariamente implicará le aportará buenas noticias.

Además del explícito apoyo de Ricardo Sastre y Adrián Maderna a Béliz en la interna del 11 de agosto -en detrimento del preferido del gobernador que es Pérez Catán- no deben haber caído demasiado bien en Rawson las declaraciones que hizo el petrolero Ávila a mediados de la semana, recordando que la movilización de su sindicato en las PASO del 7 de abril y las generales del 9 de junio tuvieron mucho que ver en la reelección de Arcioni.

Además, "Loma" Ávila también reveló que en los comicios por venir su corazón está del lado de Béliz, sindicalista como él, aunque del gremio mercantil. De paso, se solidarizó con Taboada, el gran derrotado del cierre de listas del sábado 22 de junio.

La intención de reflotar el PJ por parte de Sastre, que ya tuvo algunos pronunciamientos a favor de parte de otros dirigentes que están o estuvieron en el partido, implicaría la conformación de un conglomerado poco dispuesto a desmarques o individualismos respecto de la "disciplina partidaria" a partir del momento en que Arcioni asuma como gobernador el próximo 10 de diciembre.

El mandatario había creído encontrar una rueda de auxilio con el Frente de Todos que le podía posibilitar un tránsito amigable hacia la nueva Legislatura. Ahora deberá rediseñar su estrategia, ya que los tiempos hasta diciembre asoman como una eternidad y los aliados son tan resbaladizos como las rutas patagónicas en este invierno.