Política

Los docentes quedaron aislados tras el extenso conflicto; se avecina una tregua forzada y poco aceptada por las bases

El paso de las semanas y las ambivalentes posiciones de los sindicalistas estatales, a lo que se sumó la presión creciente del gobierno de Arcioni -últimamente acompañado por el PJ albertista- dejó a los docentes prácticamente solos al frente del conflicto provincial. Los sueldos se siguen pagando atrasados y en cuotas y los problemas de fondo están lejos de solucionarse, pero la clase dirigente se desvive por sostener la gobernabilidad y aislar a los sectores docentes más combativos. Por abajo se fue gestando un germen de organización y lucha que no pudo ser desterrado.

El conflicto docente muy posiblemente arranque el lunes 21 su semana número 14 de paro, aunque es probable que las protestas estén acercándose a su fin. Las regionales más combativas votaron seguir con la retención de servicios, pero habrá nuevas asambleas el lunes para definir cómo continuar. Además, en el sur provincial se harán ollas populares el martes.

Más temprano que tarde los docentes terminarán volviendo a las aulas en medio de un conflicto en el que terminaron aislados del resto de los gremios. Eso no ocurrió porque su lucha estuviese injustificada, sino porque se quebró la unidad por arriba de las cúpulas sindicales estatales y porque por abajo no alcanzó la presión de las bases para una coordinación que desembocara en un proceso mucho más contundente y sólido en sus objetivos.

La conflictividad en Chubut a lo largo de más de tres meses se profundizó cuando el gobierno provincial anunció a comienzos de julio que no podía pagar los sueldos en tiempo y forma. Fueron los docentes -al principio no el gremio mismo sino las bases del sector-quienes comenzaron a presionar y reclamar por lo que se encaminaba rumbo a otra de las múltiples crisis profundas y recurrentes en la provincia.
Tres meses después siguen siendo los docentes los que se mantienen en pie de lucha. No solo reclaman el pago completo y a tiempo de sus salarios sino también el cumplimiento de los acuerdos paritarios, la continuidad del TEG (Transporte Educativo Gratuito), el funcionamiento de la obra social y la reparación y mantenimiento edilicio de las escuelas en toda la provincia.

Conflicto sin MUS

En el medio se fueron sumando al conflicto los demás gremios estatales, algunos con mucha virulencia como el sector de ATE que lidera Guillermo Quiroga -donde se agrupan los auxiliares de la educación-, otros mucho más apaciguados y otros que no tuvieron más remedio que sumarse o convocar a algún paro aislado porque llegaba el final del mes y sus afiliados estaban enloquecidos porque no habían cobrado un solo peso de sus salarios.

La Mesa de Unidad Sindical (MUS) parecía una coordinación de gremios estatales que podía conseguir lo que se propusiera por la fortaleza que había adquirido con todos los sectores unificados. Sin embargo, a poco de andar la MUS se fue deshilachando por la escasa capacidad de los dirigentes de plantearse un objetivo común y llevarlo adelante. La mayoría de las acciones de la MUS surgieron por presión de las bases. Jamás convocó unificadamente a un corte de ruta, una toma o un acampe, y todas las acciones concretadas fueron producto de las determinaciones individuales de los gremios. Eso sí, marchas no faltaron de parte de la MUS.

Es que dentro de la MUS no solamente tallan los personalismos de los dirigentes, sino que también la política mete la cola a la hora de potenciar o desinflar la conflictividad de las bases.

El PJ fogoneó muchas de las acciones de la MUS al principio del conflicto porque iban políticamente contra el gobernador Mariano Arcioni, pero cuando Alberto Fernández lo bendijo con el agua bendita de la supervivencia comenzaron a desandarse los caminos de la belicosidad contra el gobierno.

El "no hagan olas y aguanten" llegado desde la cúpula dirigencial nacional con el paraguas protector de la fórmula F&F desarticuló casi todo tipo de acción conjunta de la MUS, desalentó los paros estatales y dejó a los docentes en un aislamiento casi absoluto.

La bajada de línea fue mantener la "paz social" para no seguir poniendo en riesgo la "gobernabilidad" de Arcioni, quien esta semana tuvo que aprender a poner los deditos en V -con los dientes apretados y su sonrisa inquebrantable- para mimetizarse con el peronismo reunido en La Pampa durante el acto que encabezaron Alberto y Cristina. Antes tuvo que bancarse los escraches en el avión y el de la copa de champagne francés.

Docentes y organización por abajo

El sector de los docentes siguió cargándose el conflicto casi en soledad y aunque es muy posible que la semana 14 arranque con paro también no habría que descartar que pueda ser la última. Claro que esta es una historia que se escribe cada semana en las asambleas escolares y las regionales.

Los docentes han sido la vanguardia de los últimos conflictos estatales provinciales, del actual y varios de los anteriores. Eso significa que son los que poseen mayor claridad y constancia en sus reclamos, pero también que mantienen un mecanismo de decisiones muy democrático que no deja definir a la dirigencia sin antes consultar a las bases.

A su vez, dentro del gremio docente hay procesos desiguales que se combinan. Una vanguardia más activa y decidida en la zona Sur, con Comodoro Rivadavia y Sarmiento a la cabeza; donde además el gremio está en manos de sectores de izquierdas. Por eso encabezaron las acciones más contundentes, como los cortes de ruta a la producción petrolera o la toma de la playa de tanques en la ciudad petrolera. Allí se produjeron las detenciones de Daniel Murphy y Magalí Stoyanoff, dirigentes de la Regional Sur de ATECh, y el desalojo por la fuerza de las rutas 3 y 26 a manos de una patota enviada por la conducción del gremio petrolero.

Aunque el del sur es uno de los más avanzados, no es el único. En la Cordillera también se ha desarrollado un proceso por abajo que se tradujo en una coordinación que superó el estrictamente docente, con acampes que se extendieron a una parte importante del alumnado secundario con tomas de escuelas, y que esencialmente coordinó actividades y protestas con otros sectores estatales como el de la salud.

En la zona del Valle provincial la situación tiene sus particularidades y muestra dos momentos interesantes de observar. El primero fue el movimiento de los docentes autoconvocados por fuera de la ATECh que encabezaron protestas sin el gremio y le metieron presión a los dirigentes para movilizar al conjunto de los trabajadores.

El segundo se suscitó desde Puerto Madryn con el ya famoso hashtag #NoNosEntreguen que iba dirigido a la conducción del gremio docente y a la MUS; pero además se produjo el inédito bloqueo en las puertas de Aluar que había sido intocable por los estatales durante muchos años.

Tanto en la Cordillera como en el Valle, párrafo aparte ameritan los trabajadores viales que integran los sectores más proletarizados de la plantilla estatal y que fueron los que se cargaron sobre los hombros -no en soledad- buena parte de los cortes de ruta en ambas regiones.

Los estudiantes comenzaron a jugar un papel importante promediando el conflicto con sus tomas pacíficas de establecimientos educativos, generaron un proceso interesante aunque a simple vista no consiguió una masividad extensiva como las que habitualmente consigue la juventud movilizada.

Fragilidad y ajuste

El panorama es complejo y tiene un futuro incierto más allá de que se levante o no el paro la semana entrante, especialmente porque los problemas de fondo no están resueltos y pueden volver a estallar en cualquier momento.

Los sueldos se seguirán pagando escalonadamente y rumbo al año que viene se impone una nueva discusión paritaria que generará otro intento de ajuste para recortar los gastos en salarios. Es previsible que los gremios volverán a estar entrampados entre el gobierno y sus bases.

La tregua que parece anunciarse será de todos modos muy endeble y frágil, mucho más si se tiene en cuenta que el gobierno de Arcioni solamente se propuso el "Plan seis meses" para llegar hasta la asunción de Alberto Fernández y ver si consigue que se le habiliten fondos nacionales para subsistir en mejores condiciones.

La deuda provincial, la debilidad política de Arcioni y sus consecuencias son la madre de todos los problemas que atraviesa Chubut. Las incapacidades, desmanejos e imposibilidades de elaborar un plan productivo y sustentable perdurable en el tiempo no van a desaparecer del escenario aunque asuma otro gobierno nacional en diciembre. La crisis provincial está muy lejos de cerrarse, más allá de alguna tregua impuesta desde arriba y no muy bien aceptada desde abajo.