Política

¿Chubut o Costa Pobre?: el hastío ante una crisis crónica que combina deuda, ajustazo y tensión por la minería

El panorama se vuelve cada más complejo para Chubut. Frente al ahogo financiero que genera en las cuentas públicas chubutenses la deuda provincial, el debilitado primer mandatario provincial fuga hacia un precipicio que lo pone en medio del fuego cruzado de los reclamos estatales y el rechazo a la megaminería en Chubut -que ya incluye a su propio vicegobernador y a una larga lista de legisladores nacionales y provinciales-. Hoy se anuncia el ajuste.

Las únicas alternativas visibles que propone Arcioni son la imposición de la minería -con el riesgo de recaudar lo que se dignen a repartir las compañías trasnacionales dentro de un marco jurídico débil desde los tiempos de Carlos Menem- o ajustar fuerte el gasto público congelando los sueldos de los empleados públicos y jubilados provinciales. Esta última es que la anunciará hoy en Rawson junto al intento de "reperfilamiento" de la deuda en dólares.

La provincia vuelve a correr riesgo de prenderse fuego por los atrasos salariales, el casi seguro no inicio de clases y la ausencia de ideas para superar una crisis generada por el endeudamiento; que se habría esfumado graciosamente entre la corrupción y el gasto público.

En medio de una orfandad política inquietante para un gobernador que acaba de asumir su mandato el 10 de diciembre pasado, los primeros 30 días de gestión estuvieron enmarcados por enormes movilizaciones contra la minería y la vuelta a escena de las protestas de los trabajadores estatales.

Al dramático panorama generado en apenas un mes de gestión se sumaron las posturas antimineras de los dirigentes políticos más cercanos a Arcioni, que incluyen al propio vicegobernador Ricardo Sastre, senadores y diputados nacionales como Alfredo Luenzo, Nancy González, Santiago Igon y Estela Hernández y legisladores provinciales como Mónica Sasoy. A ellos se sumó -entre el oportunismo y la desesperación- el intendente de Trelew Adrián Maderna, que históricamente alentó los proyectos mineros como una alternativa para potenciar la economía de su empobrecida ciudad.

Arcioni aparece cada vez más solitario, huraño y errático. No logra hacer pie en medio de una provincia que sigue hundida como consecuencia de un endeudamiento monstruoso que se esfumó sin obras ni emprendimientos importantes a la vista, pero que debe ser pagada mensualmente con vencimientos abultadísimos.

Como si fuera poco el volumen de una deuda que hace rato superó los 1.100 millones de dólares, Chubut tiene por delante una doble contienda de fondo. Por un lado, deberá aplicar un brutal ajuste con congelamiento salarial por lo menos durante seis meses a los trabajadores del Estado y jubilados. Por el otro casi no tiene resquicios para encontrar la grieta que le posibilite hacer pasar la minería en la Meseta.

Las múltiples movilizaciones de finales de diciembre marcaron la cancha en el terreno minero. Miles de chubutenses salieron a las calles y sentaron un punto de inflexión histórico. Los políticos más perspicaces supieron acomodarse en la vereda correcta para evitar el escarmiento, ya que la bronca está recalentando la realidad. Por eso, varios dirigentes abandonaron sus visiones pro plebiscito o zonificación. Tan solo el solitario senador Juan Mario Pais intenta tirarle un cable a su hijo diputado provincial sugiriendo un plebiscito, aunque sin demasiado énfasis. Hacer pasar la minería en Chubut en medio del rechazo social y político es hoy tan difícil como la quimérica tarea de meter un camello por el ojo de una aguja.

Un plan sin destino

El "Plan Seis Meses" para llegar al 10 de diciembre no sirvió de mucho, ya que -sin que todavía se pusiera en marcha el nuevo "Plan de Reestructuración del Estado" con que Arcioni pretende gobernar a través del ajuste y el congelamiento salarial de los estatales- la situación se sigue recalentando entre los trabajadores del Estado.

Primero debieron volver a digerir durante la segunda mitad del año pasado el retorno del pago escalonado, a lo que se sumó medio mes de atraso en el pago del aguinaldo.

Ahora impuso un corrimiento de la fecha del pago escalonado, que luego pasó hasta mediados de mes. El primer rango -hasta los 40.000 pesos- tendrá depositados sus salarios de diciembre recién el sábado 18 de enero.

El segundo rango cobrará el 25; pero el último rango con más de 75.000 pesos cobraría con un mes de atraso, porque se especula que la efectivización de los depósitos se haría recién el primer día de febrero.

Ante el desplazamiento de los enormes "tres escalones" de Arcioni -sin que lo ayude Guido Kaczka-, ATE ya anunció el inicio de medidas de fuerza para este miércoles 15 y el venidero viernes 17. A ellos se sumaron incipientes cortes de ruta de los trabajadores de la Salud en el ingreso a Puerto Madryn y la volanteada en el Parque Nacional de Esquel el fin de semana.

Por ahora la situación no se torna explosiva porque los docentes están de vacaciones, aunque ya se escucha el sonar los tambores de guerra que preanuncian el no inicio del ciclo lectivo 2020.

Arcioni no tiene demasiadas alternativas en medio de su aislamiento y debilidad. Nación le dejó claro que plata "no hay" para gastos corrientes y a pesar de contar con la Ley 65/19 para renegociar la deuda en dólares, no será nada sencillo que logre hacerlo antes lo haga el Gobierno nacional con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Resultará muy difícil que los bonistas le acepten en soledad correr vencimientos y achicar amortizaciones e intereses, ya que están cobrando tasas de interés en dólares muy por encima de las que maneja el mercado internacional en la actualidad.

De "reperfilar" ni hablar, de abrir el "albertoducto" de fondos nacionales sin devolución menos todavía, por eso el fantasma del default con cesación de pagos sobrevuela la provincia de Chubut y se emparenta con el que merodea la gestión de Axel Kicillof en Buenos Aires.

Le quedan los últimos cartuchos. O patea el tablero y sale a cobrar impuestos, aumentar los tributos y generarse recursos propios genuinos -cobrándole a los más acaudalados, incluyendo grandes terratenientes y empresas multinacionales- o impone a cualquier precio -con represión- un ajuste dramático que casi indefectiblemente tendrá la oposición de los trabajadores de base más allá de los posicionamientos que adopten sus direcciones sindicales.

En apariencia, la segunda opción parece ser la elegida. Los compromisos con algunas empresas claves del sector energético hacen sonar a utopía la primera alternativa.

Cómo sería el ajuste

Las alternativas para el inevitable ajuste -según Arcioni- que se barajan en Fontana 50 son la del congelamiento salarial por seis meses, sin ningún tipo de actualización salarial en base a la inflación -que rondaría entre el 45 y el 55% según distintas estimaciones-.

No habría cancelación de la cláusula gatillo adeudada. Se analiza la entrega de un bono compulsivo que cotizaría en Bolsa para todos aquellos que cobren más de 75.000 pesos por mes. Es decir, hasta 75 mil pesos se cobraría en efectivo y el resto en bonos.

Fuentes de Economía señalan que no sería la opción más posible, pero que se trataría de un bono "nada solidario" emitido por la provincia. Tendría enormes similitudes con las cuasi-monedas pero provocaría un impacto mayor todavía, porque para ser canjeado por el 100% de su valor los poseedores deberían esperar por lo menos dos años. En caso de cambiarlos anticipadamente recibirían mucho menos de su valor real en el mercado financiero.

El recorte de gastos tiene más o menos el mismo diseño del que el propio Arcioni intentó aplicar en 2018, como quedó descripto por la consultora FIX Scr. En aquel momento fue frenado por la lucha de los estatales.

Volver con el mismo copie y pegue, que además apuntaría al achicamiento de los fondos generados por las regalías coparticipables, caería como una lluvia de combustible sobre un incendio.

Sería muy interesante saber quiénes fueron los "cerebros" del oficialismo arcionista que elaboraron ese ajuste en 2018. En aquel momento terminó en un rotundo fracaso, pero ahora proponen reinstalarlo en tiempos de mayor turbulencia.

Hoy se anunciarían los detalles del plan en Rawson y se especula que sobre este fin de semana desembarcarán en la Legislatura funcionarios del Ejecutivo para "explicarles" a los diputados los alcances del "Plan de Reestructuración del Estado". No se descarta que el propio gobernador baje excepcionalmente de su Olimpo para intentar conseguir el acompañamiento.

Arcioni está muy cerca de un abismo.

Sus debilidades lo ponen nuevamente en medio de un tembladeral que amenaza con transformarse en una tormenta perfecta que impactaría definitivamente en la gobernabilidad, algo que viene acentuándose chubutense desde mediados del 2018.

La suma de las causas que llevaron a Arcioni a esta situación incluye la torpe avanzada prominera -frenada por miles de chubutenses que salieron a las calles-, la soledad en que lo dejaron sus propios "compañeros", la incapacidad para negociar los vencimientos de la deuda en dólares y el intento de cortar el hilo por lo más delgado, aplicando un ajuste brutal mientras paga los sueldos con demoras crecientes y sin cumplir con los compromisos asumidos.

La fuga hacia el vacío no da mucha tranquilidad ni seguridad en la "neroniana" Roma en que se ha convertido Chubut, mientras Arcioni deambula de incendio en incendio. Este año la política parece más combustible que los bosques.