Política

Ni el espanto logra unir a Arcioni y Sastre; el resto busca acomodar diferencias para evitar lo peor

Los docentes que están al frente de las aulas comparten el diagnóstico con su dirigencia sindical; los empleados judiciales piensan lo mismo que sus superiores -jueces y funcionarios-; intendentes de distinto signo coordinan gestiones ante ministros de Nación para la concreción de obras. La unidad parece estar a la orden del día en Chubut, salvo entre los principales gobernantes. El gobernador y su vice desde hace un par de semanas tienen en vilo a sus propios legisladores que -confundidos y aturdidos- buscan una brújula que los oriente para saber qué camino hay que seguir.

En la mayoría de los sectores estatales de Chubut la consigna de la hora es la unidad. Así lo demuestran los docentes de base cuando comparten el diagnóstico con los directivos de las escuelas y la dirigencia sindical.

En estas condiciones, iniciar el ciclo lectivo el miércoles 26 resulta una utopía. Y no solo porque no haya certeza sobre la fecha en que cobrarán sus haberes de aquí en más; ni por la "cláusula gatillo" que nunca se abonó, sino por el estado de al menos un centenar de escuelas que así como están no pueden abrirles las puertas de par en par a alumnos que correrían riesgos físicos cuando hay mampostería que cae y roedores y palomas que han hecho suyos no pocos espacios, aprovechando los vidrios rotos que nunca se repusieron.

Y ni hablar cuando empiece el frío y haya que encender la calefacción, sobre todo en aquellas escuelas que aún cuentan con el vetusto sistema de calderas.

Su Señoría y Vuestra Merced

Mientras tanto, en el Poder Judicial se abroquelaron alrededor del reclamo de llevar su autonomía a la posibilidad de disponer de su propio presupuesto para garantizarse -ellos sí- cobrar en tiempo y forma sus haberes del mes.

En eso están juntos magistrados, funcionarios judiciales y gremios, dispuestos a poner el hombro en la crisis. Eso sí, para nada considera la posibilidad de aceptar la peregrina idea del titular del Superior Tribunal de Justicia, Mario Vivas, quien se comprometió a congelar sus haberes durante 6 meses -como quienes dependen del Ejecutivo- y a otra cosa.

En la Justicia, encontraron un modo de colaborar tratando de colocar un veedor en el Ministerio de Economía que conduce Oscar Antonena. Dicen que la información que les envió el funcionario no es suficiente y está desactualizada.

Además, mandaron al frente a sectores que siempre cobran en fecha, como los policías que necesita el Gobierno para responder rápido ante cualquier desmán.

"Ellos trabajan sábados y domingos", respondió el siempre presto Federico Massoni, responsable de la seguridad chubutense por ahora como secretario, al menos hasta que se apruebe alguna vez la nueva Ley de Ministerios.

Los jueces saben que impartir justicia no sabe de huelgas y por ello trabajarían dos días a la semana desde el próximo martes. Ello se definirá en las próximas horas. Pero será en un marco de consenso con los empleados del Poder.

Si la montaña no viene

Otros que exhiben unidad en estos días son los intendentes. En el sur, el de Comodoro, Juan Pablo Luque, hasta suma pares de distinto signo como el radatillense macrista Luis Emilio Juncos para gestionar en Nación obras públicas necesarias para la zona. Están pendientes la repotenciación del acueducto; la autovía a Caleta Olivia y el camino del Corredor Bioceánico, por ejemplo.

En Buenos Aires no se sorprenden ante la autonomía exhibida por los jefes comunales que se manejan sin el respaldo de su gobernador, quien evita las ciudades más grandes de su provincia por cualquier eventualidad.

Arcioni solo fue visto fuera de Fontana 50 este miércoles en la Casa del Chubut en Buenos Aires, en compañía de Antonena, en una recepción a embajadores que incluyó champán y canapés. Según el parte oficial, promovió posibles inversiones entre gente que se supone está informada sobre la incertidumbre que caracteriza a esta provincia.

Otros intendentes, en tanto, gestionan ayuda directamente con el ministro nacional de Salud, Ginés González García. ¿Y Fabián Puratich?

Los funcionarios que ocupan los cargos políticos más importantes están ausentes de las grandes decisiones. Por ejemplo, no hubo representación oficial en el encuentro en el que se analizó cómo resolver el conflicto con el pueblo mapuche que en la Patagonia reclama sus ancestrales tierras.

Arcioni luce ajeno a estos temas y no parece dispuesto a dejarse ayudar. "Al que le quepa el sayo que se lo ponga" fue su respuesta ante los diputados de su alianza que le reprocharon su adjetivo "miserables" utilizado el martes 29 de enero cuando se enteró de que no habría sesión extraordinaria en la Legislatura para respaldar al menos simbólicamente su "paquetito" de ajuste.

Rotos los puentes con su vicegobernador, Ricardo Sastre, no aparece en el horizonte cercano ninguna posible solución a esta encerrona que empezó tal vez cuando su gobierno anterior firmó por primera vez un endeudamiento en dólares "sugerido" por el gobierno de Mauricio Macri.

Fue una decisión política que se trasladó a la economía y de la que también sacaron tajada algunos intendentes para cubrir sus gastos corrientes, como se ocupó de recordar esta semana Antonena; dolido por la orfandad política que se respira en Rawson, donde van quedando pocos abanderados de una causa que más temprano que tarde terminará mal, según todos los indicadores.

Tiburones al acecho

Mientras tanto el peronismo va agudizando su olfato. Sus diputados locales se sentaron en la vereda y algunos dirigentes van a contar a Buenos Aires lo que allá ya saben.

"El problema es que falta volumen político. A nosotros en Buenos Aires y en todo el país nos tienen como una provincia peronista. Teníamos la oportunidad de normalizar el Justicialismo y consensuar las políticas en la Legislatura, pero no se hizo", dijo Alfredo Beliz, el sindicalista mercantil que aún es diputado del Parlasur, donde fue de los primeros hace cuatro años en romper con el kirchnerismo pese a haber sido electo en la boleta del Frente Para la Victoria que tenía los nombres de Scioli, Buzzi y Linares, entre otros.

"Si no se arregla el tema político, es difícil sostener una buena gestión de gobierno. El Ejecutivo es la primera parte de la solución; debe convocar a todos. Tenemos que solucionar la parte política porque vamos a tener un año con muchas dificultades", dijo quien supo ser aliado del gobernador Arcioni antes de ser bajado malamente de su candidatura. Fue aliado, claro está, hasta que antes de las PASO nacionales el mandatario bendijo -o maldijo, según cómo se vea- a Máximo Pérez Catán para ir por una banca como diputado nacional.

Ese cargo lo pretendía Beliz, quien tenía la palabra de Sastre para respaldarlo. Aquella interna de agosto de 2019 fue uno de los hitos en el enfrentamiento entre el gobernador y su vice. No fue el primero ni sería el último, como vienen demostrando los hechos de ruptura que se registran casi a diario.