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Marta Montero y el femicidio de su hija Lucía: "Todo el proceso judicial fue armado y siniestro"

Entrevista de Lola Sánchez.

Apenas un año después del primer "Ni Una Menos", un femicidio conmocionó a la Argentina. En octubre de 2016 Lucía Pérez, una joven de 16 años, fue drogada y violada brutalmente antes de ser asesinada en Mar del Plata. El caso tuvo un alto impacto mediático y un proceso judicial dudoso. Juan Pablo Offidani y Matías Farías fueron acusados por por abuso sexual y asesinato, y Alejandro Maciel por encubrimiento. Los dos primeros fueron condenados a una pena de 8 años por tenencia y venta de estupefacientes, pero absueltos de los delitos contra Lucía. Días atrás, Casación decidió anular el fallo y ordenar un nuevo juicio. Marta Montero, madre de la víctima, continúa luchando contra el "círculo macabro de complicidades entre la Justicia y el circo mediático" y en diálogo con El Extremo Sur, sostuvo que "el primer juicio fue devastador, todo el proceso judicial fue armado, fue algo siniestro".

Sobre al tratamiento sexista que llevaron adelante algunos medios, enfatizó: "Que digan lo que tengan ganas. Si para vender tienen que usar esa miseria, evidentemente yo no les voy a cambiar la cabeza". Y subraya: "Las mujeres salimos a hablar, esto lo logramos socialmente, esto lo logró la sociedad, lo logramos nosotras, con la lucha, con el hablar, con no callarnos, con no permitir que nos callaran".

¿Cómo viviste estos últimos cuatro años desde el femicidio de Lucía?

Han sido tan difíciles, con tantas trabas y palos en la rueda. Ayer veía un relato que hicieron en un canal de TV desde el día que ocurrió el femicidio hasta hoy, y fue raro verme a mí misma cuando me hacían preguntas y respondía; era otra persona. Siento que he vuelto a nacer. Cuando te pasa esto, que te matan un hijo, es como si estallara una bomba en tu cabeza, no podés pensar ni articular palabras, tenés alucinaciones, te despertás diciendo "no, esto no puede haber pasado, es mentira". Una empieza a rearmarse, es de a poco y nos pasa a todas. Tenías tu hijo y te lo arrancaron, entonces miras para un lado y eso era de ella, miras para otro y eso era de ella, ¿Cómo hacés para seguir cuando de un momento a otro te arrebatan un hijo? Uno se va armando de paciencia, de estrategias, se entrega a Dios, a la fe, ayuda a los demás.

¿Recordás algún momento clave para vos en este proceso?

Meses después del femicidio de Lucía me invitaron al Vía Crucis. En un momento, donde se representa a la Madre con el hijo que agoniza, yo pensé: "si la Virgen pudo con el hijo, yo también tengo que poder". Para mí fue fuertísimo, era desgarrador ver eso, lo mismo que estábamos viviendo nosotros. También me pasaba venir en el colectivo y verla a Lucía a mi derecha y despertarme llorando; me había dormido muy cansada y la había soñado. A pesar de todas esas cosas y más, una sigue.

¿Tu visión sobre la Justicia en la Argentina cambió después de atravesar el juicio por el femicidio de tu hija?

Una piensa primero que la Justicia va a funcionar, cree en la Justicia, que todas esas pruebas van a ser suficientes, cree en los jueces, en los fiscales. Cuando llegás al juicio te das cuenta que nada de eso sirve, que de un momento a otro nada existe, un día no tenés más a la fiscal y te avisan los medios. Y vos te quedaste sola, sin fiscal. Más allá de la fortaleza, la ayuda y de todo el mundo que estuvo con nosotros, estas cosas te marcan. No hay término medio. Te aniquila o te saca adelante. El juicio fue devastador, ninguna prueba fue útil, todo fue confuso, todo fue a medias, yo no podía creer lo que escuchaba.

¿Te encontraste con obstáculos e irregularidades?

Me encontré con todas las irregularidades, todo lo que se puedan imaginar pasó en esas audiencias. Fueron 15 días de tortura, de escuchar tres o cuatro horas a esta gente hablar, a los jueces reírse; vivir el maltrato que ejercieron hacia nosotros y los testigos. Hubo una testigo que fue a hablar de violencia de género, y los jueces se fueron a un cuarto intermedio a definir si ella podía hablar o no; no querían que hablara. Es una cosa aberrante, desde el Poder Judicial hacia las personas, un maltrato y una maldad tan grande que no podíamos creer que eso estuviera pasando. Nosotros seguimos pensando que lo íbamos a revertir, que no iba a quedar así. Y así fue, logramos que Casación anulara la sentencia. Hay una decadencia enorme en el Poder Judicial. No hablemos de Lucía, hablemos de un ser humano de 16 años. Lo que estos tres jueces hicieron con Lucía es vergonzoso. Lucía no tuvo derecho a nada. Se vulneraron los derechos de Lucía, de esta joven de 16 años que no era más que una niña. Que los tres jueces den esta sentencia, que los tres responsables hayan drogado a mi hija hasta matarla, que tengamos que escuchar a un fiscal decir que "a la piba se le fue la mano" por lo que consumió, es terrible.

¿Creés que desde la Justicia se expresó de manera implícita que la culpa fue de la víctima?

Sí, y esto es lo que no podemos permitir, es el colonialismo de estos jueces. Ellos se van a salvar como varones, las mujeres somos un hecho menor, ese es el cambio que estamos teniendo en este momento. Va a costar, pero tengo toda la vida para seguir luchando, para seguir poniendo el acento donde lo tengo que poner.

Considerando las trabas de la Justicia a la hora de juzgar con perspectiva de género, ¿dirías que haber conseguido un nuevo juicio es la excepción a la regla en estos casos?

Esto es histórico. Es muy difícil que Casación anule una sentencia, creo que marca un precedente. Así como marcó un precedente esa audiencia, en la que estuvimos presentes, duró casi dos horas. De ahora en más las cosas se harán de otra manera, esto sirve para un precedente, para recordar que en el caso de Lucía Pérez pasó esto, el camino lo armó otra. Esto es lo que tenemos que hacer. Las mujeres salimos a hablar, esto lo logramos socialmente, esto lo logró la sociedad, lo logramos nosotras, con la lucha, con el hablar, con no callarnos, con no permitir que nos callaran.

¿Qué reacción percibiste de parte de los medios de comunicación? ¿Te encontraste con ataques o revictimización hacia Lucía?

Hay algunos medios que son excelentes y se ponen a la altura de las circunstancias, pero otros no. Justamente el día de la marcha por el aniversario de la muerte de Lucía, un medio de Mar Del Plata sacó una nota a primera hora de la Defensoría, diciendo que tanto Offidani como Farías están en condiciones de pedir el arresto domiciliario. ¿Cómo puede ser que un medio haga eso cuando sabemos cómo es la Defensoría? Sabemos incluso que la misma Defensoría los llamó para hacer la nota. Sabemos que se manejan de esta manera. Comenzando por el hecho de que estas personas están presas por la venta de estupefacientes a menores, y hay un artículo que dice que al ser esto un perjuicio a la Salud Pública, ellos no tienen ningún beneficio. Tendrán que cumplir los 8 años que se les dio. El que no sabe, por lo menos que vaya y aprenda, que no vendan esta inmundicia. ¿Para qué? ¿Para que nos enojemos? ¿Para que reaccionemos en Tribunales? No hay necesidad.

¿Hay complicidad entre algunos medios y la Justicia?

A veces pareciera que sí, de otra manera no sería posible que pasen estas cosas. Esta información no llegó ni a Facebook, nosotros hacíamos la Radio Abierta en el marco de la marcha a las 2 de la tarde, y a las 8 de la mañana ya estaba publicado ese dato. Esto es para que nosotros reaccionamos, pero no vamos a reaccionar porque no es nuestra manera. Cuando llegábamos a Tribunales salía un policía a sacarnos fotos, cuando alguien pedía explicación, nos decía "¿Ustedes van a hacer algo?". Ese es el círculo macabro que ellos mismos inventan y arman, uno no tiene que darles importancia. Son pequeños ignorantes inútiles que sirven para su propio beneficio. Yo puedo hacer la acción que quiera sin molestar a nadie, pero que nadie me moleste a mí. Yo tengo mi derecho. ¿Eso que hacen no es fogonear a la gente? Con nosotros no lo van a lograr, si no lo lograron en peores momentos no lo van a lograr hoy. Es el armamento de la justicia, a ellos les encantaría que nosotros hiciéramos algo así, para que pudieran hacernos una causa penal, para que no pudiésemos hablar.

¿Desde los medios sentiste esta provocación hacia vos como madre, además del discurso de revictimización contra Lucía?

Los primeros dos meses no vi televisión, no tenía redes. No escucho ni miro, solamente voy por un hecho puntual, que fue que la mataron a Lucía. Yo sé la madre que soy, sé la hija que tengo. Mis derechos terminan donde empiezan los derechos del otro. Yo puedo ser la madre más sinvergüenza, Lucia puede haber sido cualquier clase de hija, ¿Y por eso ellos tenían derecho a matarla? Nos estamos equivocando. Que los medios pongan, hagan, digan lo que tengan ganas. Ellos sabrán cómo hacerlo y cómo vender. Si la estrategia de ventas es esa, pobre ellos. Ojalá nunca les toque. Yo no puedo contra eso, pero tampoco me voy a unir. No me voy a hacer mal con las barbaridades que dicen. Que digan lo que quieran, si para vender tienen que usar esa miseria, evidentemente yo no les voy a cambiar la cabeza. Este es el cambio que las mujeres venimos haciendo. Si no, ¿vamos a dejar la puerta abierta para que cualquiera te mate y vos tengas la culpa? ¿Tenemos la muerta perfecta y la muerta incorrecta? Estamos equivocando los caminos.

¿Tenés esperanzas de que el nuevo juicio pueda condenar a los responsables como corresponde?

Todo el proceso judicial fue armado, fue algo siniestro. Ahora tenemos la oportunidad de hacer un nuevo juicio. Tengo todas las expectativas de que esto se haga con gente competente y que pueda tener una cabeza abierta; que pueda ver los derechos de una persona de 16 años. Los culpables deben tener cadena perpetua.

¿Qué mensaje dejás para las madres que han pasado lo mismo que vos?

Para nosotras es una sanación al alma, sanarnos de este dolor tan grande que tenemos. La muerte no es el final de nuestra vida, nuestras hijas están vivas en nosotros; no están físicamente pero están con nosotros. Ni ellas nos quieren ver llorando, deprimidas, mal. Ellas están juntas en el cielo, todas deben andar ahí juntas, hermosas, compañeras, dándonos a las madres la fortaleza para llevar adelante esta parte difícil; ese amor que tenemos en lugar de sembrar odio. A las mamás que nos ha pasado esto, les digo que hay que seguir en esta lucha, buscar ayuda de la forma que nosotras podamos. Si nos quedamos con este dolor, nos enferma. Es muy difícil salir de esto, si ponemos esta maquinaria en movimiento y buscamos este amor en el otro, lo vamos a encontrar, y vamos a poder salir. Tenemos que ser felices con lo que tenemos y lo que podemos. Lo que nos pasó, ya pasó. Nuestras hijas físicamente no van a volver, pero espiritualmente están con nosotras todo el tiempo. Ahí vamos revirtiendo y podemos seguir sanamente, sin estar con una pastilla, con un llanto constante, con esa tristeza. Que lo que tengamos sea alegría, no nos pueden quitar hasta eso. Vamos a sanar y seguir ayudando a todas las que podamos. Ese es el amor más grande que podemos dejar, que Lucía nos ha podido dejar.