Géneros

8M es todos los días: voces militantes del feminismo comodorense en una jornada de lucha

Por Lola Sánchez.

El pasado 8M, la lucha de las mujeres y disidencias de Comodoro Rivadavia dinamitó la imagen de una ciudad con reclamos y deseos unilaterales. La pluralidad intrínseca del feminismo desplegó en nuestra región una variedad de discursos que representan los diferentes sectores de una sociedad profundamente diversa. Ya no es posible ir hacia atrás, mirar para el costado. El 8M no fue sólo la jornada de un cálido lunes en el sur, sino la condensación de asambleas, debates y batallas todavía inconclusas.

El encuentro fue organizado por más de diez agrupaciones, y contó con la presencia de cientos de mujeres y niñas que acompañaron la marcha en esta fecha histórica. La parafernalia capitalista y patriarcal transformó el 8 de marzo en un festejo, pero las mujeres le devolvieron su carácter político. En Argentina, la convocatoria a un Paro Nacional fue realizada por primera vez en octubre de 2016, en reclamo por el femicidio de Lucía Pérez.

Hoy la fecha nuclea las diferentes demandas que sostienen los grupos muchas veces silenciados en el escenario institucional. En Comodoro Rivadavia, toma un enfoque regional y denuncia al gobierno provincial de Mariano Arcioni, la eterna crisis estatal, el avance de la megaminería y la falta de oportunidades laborales para las mujeres en un territorio masculinizado y precarizado.

El Extremo Sur dialogó con algunas de las representantes de los colectivos feministas, que estuvieron presentes en la jornada que se llevó a cabo en la Plaza Kompuchewe, unificando las demandas de las mujeres comodorenses.

El sueño del petróleo

Maira Campos, referente del Movimiento Evita de Comodoro Rivadavia, detalló el trabajo que llevan adelante en la agrupación, enfocado en mejorar las condiciones laborales y económicas de las mujeres, frente a un contexto de fuerte precarización.

Según un informe del INDEC del primer trimestre de 2020, "la desocupación y la subocupación horaria afectan más a las mujeres (13,1% y 14,2%) que a los varones (10,6% y 12,8%). En la ciudad, el desafío de acceder a un trabajo formal y bien remunerado es mayor, dadas las condiciones regionales de la crisis y la masculinización de los empleos con más disponibilidad y mejor pagos, como la actividad petrolera.


"Con nuestras compañeras trabajamos en todas partes, desde la parte laboral y la parte política, es parte de la defensa de nuestros derechos como mujeres", señaló Campos y agregó que "La desigualdad global que sufrimos las mujeres se ve en diferentes aspectos de nuestra vida, y lo económico es lo principal".

En ese marco interpretó que existe una gran "dependencia económica, sumado a que nuestros salarios son menores, y hay un número mayor de trabajadoras bajo la informalidad", por lo que el grupo se organiza en unidades productivas "para poder producir, generar trabajo y aumentar el ingreso que tenemos".

"También acompañamos mujeres que son víctimas de violencia de género en los barrios, especialmente en el barrio donde funciona nuestra unidad básica, en Las Flores", comentó a este medio. "Fuimos capacitadas como promotoras territoriales de género, planeamos diferentes proyectos para mejorar las condiciones laborales de las mujeres y las condiciones frente a sus agresores", expresó.



Respecto a la precarización, sostuvo que es una cuestión que se complejiza debido a la propia estructura desigual: "Muchas de nuestras compañeras también son madres, y a veces no tenemos con quien dejar a nuestros niños, no tenemos quien los cuide, ahora en la pandemia es peor, al no estar abiertas las escuelas e instituciones, aumenta el cuidado".

"Muchas mujeres dependen económicamente de los hombres porque es una realidad que hay más trabajo para los hombres que para las mujeres, y además los salarios de los varones son mayores. Entonces dependen de eso para poder mantener un hogar. Con esta pandemia esas dependencias afectaron a muchas mujeres", sostuvo y añadió que el aislamiento afectó de manera directa a las mujeres que trabajan en las calles "cuando no tenemos trabajo, salimos a vender, nos la rebuscamos con una changa para tener la comida del día".

"Las violencias aumentan, no hay para comer en la casa. Esa es la realidad en Comodoro", afirmó Campos y consideró que "Tenemos una matriz petrolera con un discurso impuesto. El sueño de todo hombre es acceder al petróleo, tener un buen sueldo, ¿y a las mujeres que nos imponen? Que hay que buscarse un marido petrolero para salvarse".

La joven referente desmintió dicha imposición, afirmando que "Nosotras queremos estudiar, queremos recibirnos, queremos poder sustentar un hogar nosotras mismas y si suceden situaciones de violencia poder irnos. Acá no sucede por ese sistema, que todo el tiempo busca reducir a la mujer en poder y en derechos. Esto es un día, una jornada donde nos reunimos, pero día a día, cada mujer, cada organización lleva adelante su lucha".

Una nueva política comunitaria

Otra de las presentes fue Magalí Stoyanoff, luchadora histórica en la ciudad por los derechos de las mujeres y los trabajadores estatales, hizo referencia al reclamo doble que sostienen desde el gremio como mujeres y estatales, al tiempo que insistió en la ejecución del Proyecto de Ley Emergencia Nacional de Violencia de Género.

"Las trabajadoras estatales hemos padecido muchísimos estos años, producto de las políticas de Arcioni; hay algunas cosas que han ido cambiando y que hemos podido mantener, justamente gracias a la lucha y la unidad", expresó.

Recordó que todavía hay sectores a los que se adeuda la cláusula gatillo y los retroactivos pactados en 2019. "Necesitamos recuperar los espacios en la calle, lo vamos haciendo a medida que el contexto lo permite", dijo Stoyanoff y reconoció la impronta de lucha de las mujeres chubutenses. "Creo que hemos tenido distintos momentos en los que hemos avanzado. En un momento logramos la sanción de una Ley de Emergencia Nacional, que nunca terminó de cuajar en hechos concretos porque no terminó de reglamentarse ni tuvo presupuesto", manifestó.

Interpretó dicha Ley como una "herramienta" esencial para darle a la lucha contra la violencia machista una dimensión presupuestaria que permita materializar las demandas. "Hoy vuelve a ser un reclamo de todas las mujeres del país y de esta provincia, una provincia endeudada usurariamente, una provincia con escandalosos casos de corrupción que salpican al gobierno, hoy es necesario reconocer en la agenda y en la práctica política lo que es flagelo de los femicidios", afirmó.

Stoyanoff reconoce que, a pesar del sistema patriarcal que atraviesa la totalidad del tejido social, el feminismo logró modificar conductas, configurando en las calles una política más horizontal, diversa y comunitaria.

"Somos producto del sistema en el que nos criamos, de esos modos y métodos. Pero hemos andado un camino de hermanarnos en las diferencias que nos hace capaces de construir políticas desde otros lugares, y lo demostramos cada vez que nos reunimos en la calle pese a todas nuestras diferencias, pudiendo enarbolar las banderas de las mujeres y disidencias", concluyó Stoyanoff.

Esta política alternativa marcó un nuevo camino en el contexto global y también regional, puesto que permite el desarrollo de nuevas formas de entender el mundo y construir una praxis política capaz de representar la pluralidad de discursos. Ni siquiera una ciudad-pueblo como Comodoro está exenta de su origen diverso y multifacético.

Se trata de "tecnologías de sociabilidad" que "que comandan las mujeres en sus dominios, localmente arraigados y consolidados por la densidad simbólica de un cosmos alternativo, disfuncional al capital, propio de los pueblos en su camino político". (Segato, 2016) (1).

La prensa comodorense en la mira

Entre las organizaciones que levantaron bandera en del 8M, se encuentra FATPREN (Federación Argentina de Trabajadores de Prensa), que tiene como Secretaria General a Mónica Baeza, reconocida periodista de la región. Baeza apostó a un "paro real" y exhortó a los sindicatos a comprometerse con el reclamo de las mujeres.

"Lo que venimos intentando es convocar el paro paulatinamente y que sea realmente un paro. Siempre se hizo en situaciones muy aisladas e implicaba organización dentro de los medios donde las compañeras iban a parar", señaló y agregó que "Por distintos motivos pero también por una tradición, el Patagónico es el lugar dónde más logramos hacer carne todos estos temas".

"Es muy incipiente lo que está sucediendo con respecto a esta lucha a nivel local, como es incipiente también hacerse cargo del debate acerca de la calidad periodística y sobre todo cómo trabajar la perspectiva de género en nuestras coberturas", enfatizó. En este sentido, apuntó a los periodistas varones y expresó que "No lo hacemos sola, involucra también a nuestros compañeros y lentamente algunos empiezan a hablar sobre el tema pero no es fácil a nivel local".

Baeza consideró las capacitaciones en perspectiva de género como un aspecto fundamental pero no determinante. "Para nosotros es muy importante pensar en la dimensión laboral de las mujeres, si no miramos solamente un aspecto. Los trabajadores y trabajadoras de prensa que salen de la precarización pueden tener otras perspectivas de sus responsabilidades en los diarios, muchas veces son compañeras las que son más críticas y conscientes. Nos hacemos cargo de esa complejidad y trabajamos en la medida de lo que se puede", señaló.

La secretaria de FATPREN problematizó la dificultad de adherir al paro que sufren aquellas que trabajan informalmente. "En el caso de las periodistas, sabemos que la cobertura es imprescindible para la lucha, pero el que está precarizado no puede hacer paro", comentó.

"Decir que somos feministas y militar, implica también mirar el lugar en el que trabajamos, porque finalmente muchos pasamos más tiempo ahí que con nuestras familias. Hay compañeras que llegan a trabajar 12 horas al día. Ser feminista implica también revisar tu propia realidad", aseveró Baeza.

Sostuvo que el mayor desafío es "pensar las herramientas y estrategias para que cada vez acá seamos más, y no menos. Veo un montón de chicas que no estaban acá en años anteriores. Estamos llegando desde otro lugar, es algo colectivo y que excede el esfuerzo que cada uno hace. Estamos desde las dos de la tarde y no paran de venir mujeres".

Descolonizar el feminismo

La pluralidad de los feminismos también hace su trabajo denunciando la pretensión de universalidad del "feminismo blanco y burgués", muchas veces culpable de invisibilizar la realidad de mujeres de otras clases, etnias y descendencias. En este sentido, el feminismo se debe una autocrítica que le permita ampliarse a las voces de las mujeres de pueblos originarios, las lesbianas, bisexuales, las trabajadoras precarizadas, dueñas de esos rostros que no siempre aparecen en los estudios académicos de género y los discursos políticos.

Noelia Riquelme, comunicadora, activista feminista y organizadora de las presentaciones artísticas en este 8M, aportó su visión sobre la necesidad de sumar otras voces a los encuentros.

Se refirió al Día de la Visibilidad Lésbica, conmemorado el 7 de marzo por el asesinato de Pepa Gaitán en 2010. En la ciudad, se organizó la "Festi-torta" que, según Riquelme, permite "trabajar la cultura lésbica, en una ciudad como la nuestra, que se caracteriza por la industria, donde hay muchos trabajadores hombres; es muy masculina, cuesta ser lesbiana acá".

"Hay una problemática concreta que es el punto de encuentro: en Comodoro no hay punto de encuentro para las lesbianas, cosa que sí pasa con otros colectivos. Casi siempre estamos guardadas o hacemos actividades dentro de las casas, pero sin visibilizarnos en las calles", sostuvo y agregó que es el feminismo "el que nos hace pensar que tenemos que estar en la calle, ocupando los espacios públicos. Que en este 8M se sepa que hay un grupo de lesbianas moviéndose, para que otras no se sientas solas".

En otra dirección, apuntó a la descolonización urgente del feminismo. "El día de la mujer viene de ese incendio en Nueva York, de mucha pelea en Europa. Pero acá también forjamos nuestro propio feminismo, y somos las mujeres mapuches y tehuelches las que lo trabajamos", manifestó.

"Es importante la cuestión del feminismo europeo que entra a la Academia, pero en las comunidades se forjan ciertos feminismos que no se reconocen como tal", concluyó Riquelme, y remarcó la necesidad de tener más voces de lesbianas, disidencias y pueblos originarios en los medios, así como en la escena político-social.

"La deuda es con nosotras"

Previo a la marcha, las organizaciones se dividieron para leer el documento confeccionado colectivamente, en el cual expresaron las denuncias y ejes de la lucha a nivel nacional y local. Exigieron la aplicación de las Leyes contra la violencia de género, la visibilización de explotación del trabajo de mujeres y disidencias en el marco de la pandemia, la reforma judicial feminista, y la lucha contra la violencia policial y el avance de la megaminería, entre otros reclamos.

"Ante la lucha organizada, responde criminalizando la protesta social y de las y los trabajadores. Esa lucha no cesará hasta conquistar el pago sin escalonamiento, por el ejercicio integral de derechos a la salud, justicia y educación en Chubut", detallan en el documento.

Y agregan: "Día a día se evidencia en nuestra localidad, que nuestras condiciones de vida están atravesadas por la violencia machista y patriarcal. En los primeros 59 días del año 2021 se cometieron 47 femicidios, femicidios vinculados, trans feminicidios y travesticidios. Una mujer es asesinada cada 30 horas. El 17 % de los femicidios fue perpetrado por integrantes de las fuerzas de seguridad y el 29% de las víctimas había denunciado a su agresor. Esto no puede ser invisibilizado".

El Paro del 8M sintetiza la trama social de un proceso mucho más complejo. En Comodoro Rivadavia, la organización de las actividades fueron el resultado de días y semanas de asamblea, debates internos y rupturas con la vieja lógica patriarcal que, paradójicamente, llevaron a la unidad.

"El 8M se puede leer como una suerte de caleidoscopio de la ruptura entre diferentes feminismos", escribe la filósofa Susana Draper, "donde la figura de la huelga, entendida como acción, pregunta y proceso fue esencial como dispositivo de visualización" (2).

Por su parte, para la socióloga uruguaya Mariana Menéndez Díaz se inscribe en una "trama cotidiana que en medio de la precariedad y la agresión sostiene la vida" (3). Es decir, otras formas de ser y convivir son posibles. Y las mujeres saben demostrarlo día a día.

Es por ello que las demandas expresadas este 8 de marzo están lejos de consolidarse como el trabajo de una única jornada; es la síntesis de un grito colectivo y múltiple, con injusticias que duelen porque permanecen vigentes.

(1) Segato, Rita Laura, La guerra contra las mujeres, (2da ed.), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Tinta Limón, 2016.

(2) Gago, Gutiérrez, Aguilar, Draper, Ménendez Díaz, Montanelli, Bardet, Rolnik, 8M: Constelación Feminista, (1ra ed.), Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Tinta Limón, 2018, p. 52.

(3) Íbid, p. 81.