Géneros

Eva Cabrera, "jefa" de ARGRA: "Toda foto es política; tenemos que estar en la calle y las mujeres avanzamos"

Entrevista de Lola Sánchez.

Eva Cabrera (56) comenzó su carrera estudiando música y cine. Pronto descubrió las posibilidades de la fotografía, a la que se abocó por completo. Tras décadas de construir sentido a través de su lente, es la primera mujer en presidir la Asociación de Reporteros Gráficos de la Argentina (ARGRA), lo que supone un desafío y una oportunidad. "Hoy ARGRA es un lugar que te abre la puerta y no te expulsa, eso hay que celebrarlo y darle el valor a las compañeras", afirmó en diálogo con El Extremo Sur.

Sobre la situación laboral de los reporteros gráficos, sostuvo: "Pareciera que somos menos necesarios, las redacciones ya no toman planteles de fotografía", comentó además de remarcar que es creciente la tendencia de los fotógrafos hacia el trabajo freelance. "No hacemos falta en la vida de nadie, pero somos esenciales para retratar y poner nuestra mirada en ese momento y ese tiempo que nos toca vivir".

Cabrera defiende el sentido político de las imágenes: "Toda foto es política. Yo hago la foto con todo lo que yo soy, no puede escindirse de mí y hacer fotos como otro". Reconoce la influencia de los movimientos feministas en la reconfiguración de las miradas: "Decidimos empezar a plantearnos estas cosas, a profundizar el material que producimos, a cuestionarnos, ¿qué fotos?, ¿para quién?, porque somos creadores de sentido".

La fotorreportera platense comenzó su carrera como tal en 1993 en el diario Hoy de La Plata, donde trabajó 14 años. Fue reportera gráfica y editora del diario Diagonales desde 2008 hasta 2014. Trabajó en la Facultad de Periodismo de la Plata y fue secretaria y vicepresidenta de ARGRA. Desde el 2017 trabaja en Télam.

Eva Cabrera. Imagen de Lula Maedje.

¿Cómo es el panorama actual de los reporteros gráficos en Argentina?

Venimos muy precarizados, la general de los medios de prensa. Pareciera que somos menos necesarios, las redacciones ya no toman planteles de fotografía. Te llaman para ser colaborador, es muy raro tener un laburo en relación de dependencia. Las últimas incorporaciones de socios, socias y socixs son compañeros que trabajan de manera freelance.

¿La pandemia profundizó la precarización?

Fuimos declarados esenciales, tenemos que salir a cubrir. Ante la cuarentena, muchos compañeros y compañeras que eran colaboradores los dejaron de llamar. Para los que seguíamos con laburo fue muy difícil el primer mes. Teníamos que llegar de la calle y por poco entrar sin ropa a la calle. Hicimos una especie de guía para cuando volvíamos a casa. Nos cuesta mucho mantener la distancia social en una cobertura, nos gusta socializar, si hacemos una nota los fotógrafos estamos todos juntos. Costó mucho. Empezamos a hacer muchas cosas al aire libre, después cubrir cosas dentro de los espacios.. Hubo compañeros que lo pasaron regular, otros lo pasaron mal y otros que murieron. Así nos ha ido a las y los reporteros gráficos. No paramos ni un día desde el inicio de la pandemia. No hacemos falta en la vida de nadie, pero somos esenciales para retratar y poner nuestra mirada en ese momento y ese tiempo que nos toca vivir. Lo que hacemos nosotros es una contribución a la construcción de la memoria colectiva, por eso es fundamental que estemos en la calle en estos momentos.

¿Cómo es, en particular, la situación de mujeres y de la comunidad LGBT+?

Somos una minoría histórica. Ha habido mucha apertura en estos últimos tiempos, pero si ves los planteles de fotógrafos que quedan, la mayoría son varones. Yo laburo en Télam donde desde la gerencia hay muchos cargos ejercidos por mujeres. Me parece que está muy bien la Ley de Paridad en los Medios, la celebro pero me parece que hay que ir más allá con el cambio de paradigmas. Que haya mujeres y comunidad LGBT+ no garantiza que haya una política de género ni garantiza el buen trato. Todos somos criados en el patriarcado, hay que deconstruir y eso es un camino de aprendizaje. Para que cambie el paradigma y seamos mejores, hay que capacitarse.

¿De qué manera se trabaja ante la proliferación de imágenes en redes sociales? ¿Qué impacto ha tenido esto para el trabajo de las y los reporteros gráficos?

Creo que tanta imagen termina anestesiando. Pero también me parece que hay una cosa de protagonismo con los celulares. Vas a un acto político, y todo el mundo está grabando, vas a un recital, todo el mundo está grabando. Me parece que es eso lo que más circula en las redes: ese afán de protagonismo, de "mirame dónde estoy". Por otro lado, las redes nos sirven para publicar nuestros laburos, hay muchos compañeros que publican en Instagram, Facebook. Después están los laburos más profundos. Fotos con una mirada, con un relato. Damos cuenta de una manera del tiempo que nos toca vivir, uno pone el cuerpo y la cabeza.

En 2019 fuiste parte de la creación de la Comisión de Género en ARGRA, ¿cómo se gestó este proyecto y qué alcances ha tenido hasta el momento?

Parte de que yo haya llegado a ocupar la cabeza de la lista tiene mucho que ver con eso. En un momento empezamos a cuestionarnos, ¿qué fotos? ¿para quién?, empezamos a hablar sobre femicidios. Empezamos a trabajar en eso en las muestras anuales, donde se exhiben historias mínimas, historias gráficas, fotos individuales. Empezamos a hacer algunas cosas que tenían que ver con el género, y a ver cómo se encaran las noticias y cómo retratamos, ¿qué fotografías usamos sobre femicidios, víctimas de violencia? Hicimos capacitaciones con la Red PAR (Periodistas de Argentina en Red Por una Comunicación No sexista), estuvimos presentes en el Encuentro de Mujeres de La Plata, trabajamos con colectivos como Mujeres que no Fueron Tapa. A través de una encuesta que hicimos al interior de la Asociación, empezamos a ver que habían surgido situaciones de discriminación y violencia. Decidimos empezar a plantearnos estas cosas, a profundizar el material que producimos, porque somos creadores de sentido. Uno tiene que reflexionar sobre el material que hace.

¿Esta decisión estuvo influenciada, de alguna manera, por el crecimiento de la lucha feminista en las calles?

Tiene mucho que ver con el 3J de 2015, con la visibilización de la lucha de las mujeres, las lesbianas, los no binarixs. Esta salida a la calle, que hace que cada vez seamos más, tiene mucho que ver en esta construcción. Todo esto nos llevó a tomar la decisión política de crear la Comisión de Género, hacer capacitaciones, intervenciones, asistir al Encuentro Nacional de Mujeres de La Plata y a la Asamblea Nacional de Trabajadoras de Prensa. Esa construcción hizo que empezáramos a deconstruir, a ver que teníamos problemáticas en común. Tenemos que visibilizarnos porque existimos, y tenemos derechos. Es una política de género transversal, porque nos atraviesan a todas y a todxs. Estoy en ARGRA hace muchos años, fui secretaria, fui vicepresidenta. Seguimos siendo minoría, pero vamos avanzando.

En este sentido, ¿hubo una modificación en la mirada de quienes registran imágenes, una nueva óptica asociada a estos cambios sociales?

Es una deconstrucción que se trabaja colectivamente, ¿qué cosas no ves y qué cosas buscás? Es un camino de búsqueda de la mirada. Hay cosas que ya sabemos que no van: no más cadáveres de mujeres que sólo alimentan el morbo, por poner un ejemplo grosero. Hay distintas maneras de poder contar femicidios. Hay que empezar a ver cómo los diarios o medios hegemónicos muestran la clase social de la piba violentada, la foto que ponen. No me olvido más, "Melina Romero: fanática de los boliches". Hay que ser empático y fundamentalmente muy respetuoso. Especialmente cuando uno tiene que cubrir escenas donde hay personas en estado de vulnerabilidad. Uno tiene un privilegio cuando va con la cámara, tenés un trabajo, una cámara que te da poder, y después vos te vas a tu casa. Hay que ser responsables, cuestionarse cómo uno trabaja. Es un buen principio para empezar a deconstruir una mirada hegemónica y empezar a construir una mirada que es la propia.

Siempre remarcás la decisión política implícita en la fotografía, que empieza cuando decidís que entra o no en el cuadro.

Todo es político porque yo decido que queda adentro y que queda afuera, la objetividad no existe en esto. Yo hago la foto con todo lo que yo soy, no puede escindirse de mi y hacer fotos como otro. Toda foto es política, porque somos sujetos políticos, desde que nacemos.

¿Cuál es tu forma de trabajar frente a este abanico de posibilidades al tomar una fotografía?

Hay fotos que tenés que entender; por ejemplo, en una marcha, saber cuál es el reclamo, quién está en la cabecera. Después empiezo a meterme: trato de caminar primero y mirar sin la cámara, a ver qué hay, qué cantan, qué gritan, si hay o no banderas, quién va adelante, si las pibas se pusieron brillantina, si las mujeres grandes tienen brillantina. Hay un abanico. Si todos miramos lo mismo estamos sonados, por eso hay que buscar esa diversidad. Quizás no le sirve al medio donde uno labura pero sirve como un ejercicio, en el sentido de que somos creadores de sentido.

¿Tu nombramiento como presidenta de ARGRA podría representar una mejora en las posibilidades laborales y profesionales para las reporteras gráficas?

Es la idea de esta construcción: abrir caminos. Me parece también que la Comisión de Género abrió una puerta a compañeras y compañerxs. Empezamos a nombrarnos, a identificarnos, y a intercambiar, sobre todo, porque no es igual mi mirada que la de una compañera de Tucumán o Mendoza. Los territorios son distintos, aunque hay problemáticas comunes. A veces hay una decisión individual, si uno quiere participar, va y labura. Acá se dio una construcción colectiva, tenemos compañeras de todas las provincias que son elegidas por sus pares. No es casual, es una construcción que va avanzando. Yo fui secretaria en una Comisión Directiva con 11 varones, después fuimos 3. Ahora somos 4 Comisiones Directivas y 4 compañeras más en el Comité de Ética. Es un lugar que te abre la puerta y no te expulsa, eso hay que celebrarlo y darle el valor a las compañeras. Se empezaron a abrir puertas que cada vez hay que abrir más.