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El crimen olvidado de Marcelina, a 21 años de la impunidad racista

Marcelina y su bebe Joshua fueron asesinados por pasajeros y un guardia que viajaban en el tren Roca un miércoles 10 de enero del 2001 a las 9 am cuando Marcelina debía llevar al hospital a su hijo Joshua de 20 meses. Fueron empujados del tren al grito colectivo de "volvé a tu país". Si bien la Justicia y la empresa negaron el hecho, la verdad pudo conocerse gracias a un testigo clave que narró lo sucedido dentro del tren.

Marcelina Meneses fue una mujer boliviana que eligió la Argentina como destino migratorio. Llegó al país con su familia a mediados de la década del noventa. Estaba casada con Froilán Torres, un albañil, también boliviano, con quien tuvo dos hijos. Vivían en Ezpeleta.

Marcelina sufría las condiciones laborales de la informalidad característica de los 90', siendo repositora de un supermercado, y los prejuicios imperantes hacia la población migrante en la Argentina previa a la nueva Ley de Migraciones. Llevaba 5 años viviendo en el país cuando tomó el tren Roca, un miércoles 10 de enero por la mañana, para llevar a su hijo menor, Alejandro Josua, a una revisión. Un testigo contó que nadie le permitió sentarse, a pesar de llevar a cuestas a su bebé.

Según la reconstrucción del hecho, Marcelina golpeó a uno de los pasajeros con sus bolsos. El pequeño incidente desencadenó una reacción xenófoba por parte de varios pasajeros e incluso el guardia de la empresa de transporte. Le gritaron "boliviana de mierda, ¿no mirás cuando caminás?", "volvé a tu país" y otras expresiones de odio.

Cuando un pasajero pidió a los atacantes que se calmen, que era una mujer con un bebé, la respuesta fue masiva: "los bolivianos nos quitan el trabajo, como los paraguayos y peruanos" "¿vos qué los defendés, antipatria?".

En el caso del ataque a Marcelina y su hijo, participó hasta el guarda del tren, quien tras haber expresado "otras vez los bolivianos armando quilombo" decidió no intervenir y alejarse del vagón. El ataque violento contra Marcelina y su bebé terminó con ellos dos siendo empujados fuera del tren, cayendo en las vías antes de la estación Avellaneda, muriendo de manera horrorosa.

La empresa se desentendió completamente y no hubo ningún testigo que se presentase a explicar qué había sucedido con la mujer y el niño, excepto el único pasajero que los defendió: Julio Giménez. Gracias al testimonio de Giménez sabemos cómo murieron Marcelina y Josua. Él relató todos los detalles del ataque y, además, escuchó que le gritaron a quien dio el empujón final "Uh, Daniel, la puta que te parió, la empujaste". El testigo contó que el tren paró, los bomberos tardaron 30 minutos ("media hora larga", dijo él) en llegar. Además, Julio le describió a la Policía Federal toda la situación, remarcando que había sido un ataque. Pero a los policías no les interesó y no tomaron sus datos.

La empresa TMR (Transportes Metropolitano Roca) negó el episodio y declaró que la mujer fue atropellada mientras caminaba al borde de las vías. El fiscal Devoto, quien investigaba la hipótesis de homicidio, dijo a los medios que el cuerpo no fue hallado enseguida. Giménez, en cambio, sabía bien lo que había sucedido. Sabía que el tren paró, que vieron el cuerpo a minutos del ataque e incluso recordaba haberle comentado a otro pasajero "mirá, aún se le mueve la mano".

El marido y la cuñada de Marcelina, Froilán y Reina Torres, llenaron la estación y las zonas aledañas de volantes con fotos de la mujer asesinada y su bebé, buscando desesperados testigos que hablaran del caso. La empresa se los arrancaba y les decía que estaba prohibido pegar eso.

Gracias a esos avisos, Julio Giménez supo de ellos y de la búsqueda que estaban llevando adelante. Julio trabajaba en una cooperativa y participaba en un comedor en la zona de Ezpeleta. Él los contactó y les contó todo lo que sabía de lo que le pasó a Marcelina y a Josua. Este testimonio fue fundamental para dar vuelta el caso y redireccionar la estrategia legal.

Tras la denuncia, TMR contactó a Giménez, como él mismo relató, para intentar "coimearlo" y que retire su testimonio. Lo "tentaron" con un autito, con una promesa de donación a su cooperativa y con un puesto en la empresa, diciéndole que TMR daba laburo "no como los bolivianos que quitan". Giménez fue el único testigo que, relatando la verdad, permitió saber cómo mataron a una migrante y su hijito.

Por el asesinato de Marcelina Meneses de 31 años y su bebé de 20 meses, el 10 de enero se conmemora en la Ciudad de Buenos Aires, el día de las Mujeres Migrantes.