Patagonia

El desierto tan temido: Imparable avance de la arena del Colhue Huapi

El fondo de lo que fue el Lago Colhue Huapi, en el sur de Chubut; continúa avanzando al este generando serios inconvenientes a las poblaciones. Esta semana se expuso la situación de Héctor Martínez, quien vive en la naciente de lo que alguna vez fue el Río Chico. Hace unas semanas su casa quedó consumida por la arena y todos los días trabaja con su pala para intentar recuperar sus cosas del interior de la vivienda.

Esta semana tomó trascendía la situación que atraviesa Héctor Martínez, propietario de la estancia "Valle Hermoso", ubicada junto al antiguo Lago Colhue Huapi, en las nacientes del desaparecido Río Chico.

El hombre vive allí desde hace 60 años, desasiento en las últimas décadas al avance de las dunas de arena generadas por los sedimentos del fondo del lago que son trasladados por el viento.

Sin embrego, el pasado 31 de diciembre el hombre sufrió la pérdida su vivienda, que colapsó ante el avance de la arena. Desde entonces él duerme en un galpón ubicado en otro sector de la estancia y todos los días vuelve a su casa con su pala para intentar recuperar sus pertenencias, que quedaron bajo la arena.

La dificultad está que si hay viento, la arena sigue ingresando a la propiedad lo que hace perder el trabajo realizado.

Quien dio a conocer la situación fue Alejandro Aguado, historietista y escritor comodorense, quien a través de Facebook compartió una comparativa de la vivienda de Martínez entre 2006 y 2022.

"Desde que conocí a Martínez a mediados de 2006, el contexto de sequía, desertificación y el avance de dunas en torno a su residencia, se fue acrecentando y acentuando hasta alcanzar niveles alarmantes", manifestó.

Sin embargo, tras un "impasse" en 2017 generado por la gran lluvia que revivió al Río Chico y a buena parte del lago, "entre noviembre de 2021 y principios de enero de 2022, el desierto finalmente le ganó la pulseada", lamentó.

"Sucesivas tormentas de viento extendieron el abrazo de una duna de unos 7 metros de altura, que se asentó sobre el techo provocando su derrumbe por el peso acumulado. Héctor perdió gran parte de lo que estaba dentro y, lo que es peor, su hogar", transmitió.

Posteriormente, Marcelo Luna, paleontólogo de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, indicó a Diario Crónica de Comodoro que "hoy el lago está completamente seco, no hay una sola gota de agua en toda su extensión, que es más o menos de unos 40 kilómetros de largo por unos 30 de ancho".

"Todo el sedimento que quedó en el fondo del lago se mueve cada vez que hay viento, el viento lo moviliza y se forman campos de dunas enormes (...) El viento que predomina en la zona es del oeste, el más fuerte, entonces los pobladores que están hacia el este del lago son los que reciben los mayores perjuicios por estas tormentas de arena", repasó.

"Ya hay varios campos abandonados, zonas en donde los alambrados se tapan de arena, los animales se escapan, hay una sequía enorme", contó el paleontólogo.

En cuanto al caso de Martínez, repasó que "el año pasado yo estuve en el lugar, y él ya me había comentado sobre estos problemas. Hace días, el domingo pasado, estuve con él y lo que vi fue terrible".

"El techo de la casa cedió al peso de la arena, la arena se acumuló como un médano. La casa quedó inutilizable, Héctor ya no puede ingresar, porque es una montaña enorme de arena. Esto pasó el 31 de diciembre a la noche, él me comentó que escuchó que el techo crujía, y al rato se cayó", relató.

Desde entonces, "como puede, él va rescatando distintos elementos que había cerca de la casa, en el casco de la estancia. Bloques, chapas, tirantes, algunos fierros y piquetes viejos que tiene para clavar".

"Todo eso, lo está recuperando manualmente, y con su vieja F-100, traslada todo lo que puede hacia otro punto del campo, que está más o menos a unos 7 kilómetros de ahí, en línea recta. Es una antigua locación petrolera, donde él tiene varias cosas. Hicieron una especie de estructura metálica, un armazón con caños, como para hacer un galpón", que es donde el poblador duerme.

"La alternativa que él ve hoy es recuperar las cosas de su casa y trasladarlas hasta este nuevo lugar del campo, pero él lo hace a un ritmo muy lento, le va a tomar mucho tiempo. Nosotros queremos dar a conocer la situación y ver si alguien puede dar una mano, en el sentido de aportar con algún camión con hidrogrúa o alguna máquina vial", manifestó Luna.

El paleontólogo remarcó que "él lo que necesita es ayuda con el transporte. Es importante que Héctor reciba ayuda, porque en un par de meses vamos a entrar en la época de otoño, y eso es una complicación".

"El galpón en donde está tiene piso de tierra, él puso unas maderas para que no entre más arena, pero es cuestión de tiempo para que vuelva a pasar lo mismo que pasó con su casa. Héctor es una persona grande, tiene 64 años ya, vive solo en el campo, realmente sería bueno que alguien pueda ayudarlo", cerró.

Fuente: Facebook de Alejandro Aguado) y Diario Crónica