Géneros

Stola: "La sociedad prepara a los próximos femicidas; hay un ataque fuertísimo contra derechos de mujeres, trans y disidencias"

Entrevista de Lola Sánchez

Enrique Stola es médico psiquiatra, especialista en violencia y nuevas masculinidades y activista por los Derechos Humanos. Su extensa trayectoria en la defensa de sobrevivientes de abuso sexual lo llevó a enfrentarse al poder eclesiástico al brindar atención a las víctimas del cura Julio César Grassi y Eduardo Lorenzo -confesor de Grassi que se suicidó en 2019 tras varias denuncias por abuso-, entre otros. En el caso del primero, sufrió amenazas y ataques por parte de los cómplices del cura. Desde Madrid, Stola dialogó con El Extremo Sur y remarcó las violentas reacciones que se acrecentaron durante los últimos años, luego de los avances en materia de género que impulsó el primer Ni Una Menos en 2015. "Hay un retroceso, un ataque fuertísimo contra los derechos que veo con preocupación", sostuvo. Apunta a los movimientos de derecha y al control -todavía presente- de la Iglesia Católica sobre los Estados.

El psiquiatra enumeró los distintos mecanismos que se esgrimen desde los medios de comunicación, la Justicia y el Estado para "castigar a las mujeres". Reiteró uno de los puntos centrales del paradigma feminista: los femicidas no son monstruos ni enfermos. "Tienen una creencia que está presente en el contexto social. Debemos tener en claro que nuestra sociedad está preparando a los próximos femicidas", tendencia que no se revertirá mientras "no se cumplan y ejerzan políticas para romper con los estereotipos".

Pese a los avances, Stola reconoce que no puede dar un mensaje esperanzador y se muestra escéptico: llama a profundizar las capacitaciones y a garantizar políticas públicas que protejan de manera integral los derechos de mujeres, niñas, niños y adolescentes.

¿Cuál es su visión sobre el contexto actual en materia de Derechos y Género? ¿Cree que hay avances o podríamos estar en un punto de retroceso?

Creo que hay más allá de que en Argentina las compañeras feministas y disidencias sexuales han logrado -gracias a su lucha- ocupar espacios institucionales. Sin embargo, lo cierto es que, en el mundo, lo que llamamos Occidente y su área de influencia, hay un retroceso y un ataque fuertísimo contra los derechos de las mujeres, disidencias sexuales, niños, niñas y adolescentes, así como al movimiento trans-travesti. Yo veo con preocupación lo que está sucediendo. Si vemos las noticias de España, por ejemplo, vemos un partido que busca la presidencia y pone como condición eliminar los espacios de derechos de las mujeres, y si vemos el avance de la derecha en la Argentina y los posicionamientos en América Latina creo que la cosa viene mal. Los derechos están siendo sostenidos por la acción de los feminismos, porque ni los partidos políticos ni los movimientos sociales han asumido ese compromiso. Hoy soy escéptico.

Usted declaró en el juicio contra Juan Darthés, y sostuvo que allí observó una "asimetría de poder". ¿Es común ver estas prácticas dentro de los juzgados? ¿Cree que el sistema judicial desfavorece a las mujeres?

Sí. La relatora para los derechos de la mujer de Naciones Unidas hizo un recorte de observación en España hace poco donde señalaba que hay un patrón de conducta que es detectable en el poder judicial español, que tiende a desproteger a mujeres, niños, niñas y adolescentes. Eso se da también en América Latina. Gracias a la lucha de las feministas se ha producido un resquebrajamiento del sistema judicial. Hay algunos juzgados con perspectiva de género. Pero en general la dinámica que tiene el poder judicial argentino es para garantizar los intereses machistas, sexistas, racistas y garantizar la propiedad de la burguesía. Esa asimetría de poder es permanente. Recientemente, veía un caso donde un abusador logra un acuerdo para quedar libre, y a la madre protectora no le informan esto. Le dan 3 años de libertad condicional a un abusador que reconoce sus abusos. Eso es permanente. Tiene que ver con la mentalidad machista de fiscales y fiscalas, jueces y juezas.

Profesionales de diversas disciplinas están denunciando el uso de supuestas herramientas psicológicas como el Síndrome de Alineación Parental (SAP) en los casos de abuso sexual contra las infancias. ¿A pesar de que se reconoce que no hay un sustento científico su uso tiene un peso creciente dentro del proceso judicial?

Sí, tiene muchísimo peso, porque las mujeres cuando entran al poder judicial buscando justicia ingenuamente, entran en un campo de sospecha. La misma sospecha del campo de lo social está en la mirada de gran parte de la justicia. Se utilizan diferentes estrategias como el mecanismo de contaminación, el SAP, implantación de recuerdos, otras idioteces del estilo pero que son muy efectivas para castigar a la mujer. Ese famoso síndrome -que no existe en el campo de la medicina ni de la psicología pero sí como cuestión ideológica dentro de algunas instituciones- surgió como respuesta a la lucha de las mujeres norteamericanas en la década del ‘60. El SAP se utiliza fuertemente en toda América Latina y en países de Occidente, para sacarle recursos a la madre protectora y poner a los niños en manos de violentos.

Sin embargo, el uso del SAP y de otros síndromes asociados está prohibido. ¿Se mantiene presente en el paradigma judicial, aunque no sea nombrado?

No son idiotas. En algunos juzgados saben que poner el SAP está muy mal visto por organizaciones de Derechos Humanos y de Derechos de las Mujeres. Entonces utilizan los contenidos sin ponerle nombre, y mantienen esa actitud de descalificación hacia la mujer, de sospecha, que es la que está presente cuando se aplica el SAP. No usan la terminología, pero sí usan los conceptos y las actitudes emocionales, el manejo de la legislación para lograr los objetivos que se propone el SAP que es castigar a las mujeres. El síndrome y sus sucedáneos son instrumentos de violencia machista dentro del poder judicial, es un instrumento que utiliza el Estado argentino contra las madres protectoras.

¿Cuál es el rol de los medios de comunicación en este escenario? Especialmente ahora que vemos noticias de padres que denuncian no poder ver a sus hijos y apelan a la violencia de género "invertida"

Uno ve muchos medios donde aparecen estos hombres, y generalmente son varones los que conducen, que traen al abogado o abogada, o a individuos violentos que tienen causas para hacerse las víctimas. Pero si uno chequea se da cuenta de que muchas veces esos conductores o gente de la producción también han sido denunciados por violentos; se están defendiendo a sí mismos cuando invitan a estos personajes. Pensemos: ¿cuántas mujeres feministas hay en los medios? Muy pocas, porque dicen que van a cuestionar todo. Por supuesto que van a cuestionar el orden establecido y machista que permiten los medios. ¿Cuántos varones feministas podemos encontrar en los medios? Me sobran los dedos para señalarlos. Alguno en C5N, alguno en TN, alguno en América. Y se acabó; en medios de repercusión nacional por lo menos. Entonces hay un control ideológico en los medios que tiende a marginar a las compañeras. A lo sumo, las invitan a participar cuando hay algún caso concreto. Pero si dos mujeres lesbianas son asesinas y matan a un niño, eso se transmite en cadena durante varios días. Si un tipo, como pasó el otro día, mata a su nene de 3 años como forma de violencia vicaria para perjudicar a su ex pareja, eso se trata un día y de manera superficial. Esta es la visión machista que circula en los medios, como parte de todos los instrumentos que sostiene la sociedad patriarcal neoliberal.

Entonces, ¿qué pueden hacer los varones para luchar contra la violencia machista, pero sin ocupar espacios que les corresponden a las mujeres?

Los hombres no se tienen que meterse para nada en las organizaciones de mujeres. Tienen que formar parte de sus organizaciones de varones o tener una conducta feminista en las organizaciones políticas-profesionales en las que se encuentren, o bien en sus prácticas cotidianas. Un varón debe revisar en sus prácticas cotidianas las formas en que ejerce la dominación masculina, los patrones de conducta, si tiene una pareja heterosexual debe tener en cuenta la co-gestión del hogar. Ese es un hombre que va a estar aportando a la causa feminista. Los varones ejercemos diferentes niveles de violencia contra las mujeres y contra las disidencias sexuales. Hay niveles de baja intensidad hasta de alta intensidad.

¿Cómo distingue esos niveles de violencia?

Hoy los medios califican de violencia solamente al femicidio. No hablan de las violencias de baja intensidad, como la que ejercen los varones hetero cuando explotan a las mujeres y les roban horas de su vida que podrían dedicar a su propia existencia, mientras se ocupan de atender al tipo que tienen al lado. Eso es un nivel de violencia de baja intensidad, que va habilitando socialmente a otros niveles de violencia de mayor intensidad. Los varones que realmente quieren cambiar tienen que acceder a lecturas feministas y rever sus conductas cotidianas. Pero soy escéptico. Un estudio de España en noviembre del año pasado mostraba que en un grupo de jóvenes de entre 15 y 29 años de edad en 2019, el 10% creía que la violencia machista era una construcción ideológica de las feministas. A fines de 2021, tres años más tarde, era del 20%. Ha crecido la cantidad de varones que descalifica totalmente la lucha. Lo señalo especialmente para quienes dicen que ahora los jóvenes están cambiados. Sus hijos pueden ser otra cosa. Pero su mundo no es el mundo. Lo cierto es que las políticas de derecha están produciendo es eso: una mayor cantidad de varones jóvenes que ven o creen que la violencia machista no existe mientras ellos lo ejercen.

Desde su disciplina, usted insiste en no categorizar a los femicidas como seres "monstruosos, locos o desviados de la norma social". ¿Qué implica realmente que sean descriptos de esta manera?

Es parte de esa maniobra que se hace a través de los medios, donde se intenta crear una distancia entre lo que llamaríamos el varón común, el ciudadano común, de aquellos que aparecen en los medios asesinando a una mujer. Entonces los hombres dicen: "yo no tengo nada que ver con ese tipo". Y sí, es probable que no llegue nunca a asesinar a una mujer. Pero lo cierto es que está ejerciendo un nivel de violencia que es lo que permite también que esos otros lleguen a actuar. Estos femicidas no son enfermos, en absoluto. Parten de una concepción machista, tienen la creencia de que el cuerpo de las mujeres, niños, niñas y adolescentes les pertenece. Es una creencia presente en el contexto social, que está en el imaginario social de los varones y en gran parte de las mujeres colonizadas por el machismo. Lo que tenemos que tener en claro es que nuestra sociedad está preparando los 20, 30 femicidas que van a actuar en marzo. Está preparando los 20 femicidas que van a actuar en abril, mayo, junio. Estamos preparando a los próximos femicidas, y esto tiene que ver con que no hay políticas que se cumplan y que se ejerzan para romper los estereotipos sociales. Como la Educación Sexual Integral (ESI), que debe darse efectivamente en todos los niveles escolares y en las escuelas de gestión pública y privada. ¿Y por qué no sucede? Porque ningún gobierno se pone firme ante la Iglesia Católica y otros cultos, que tienen como objetivo de caza los cuerpos de niños y niñas y siguen protegiendo los estereotipos. Mientras se sigan repitiendo, los femicidios van a seguir existiendo.

¿Cómo describe su camino defendiendo a las y los sobrevivientes? ¿Qué imagen tiene de la Iglesia tras esta lucha?

La Iglesia tiene toda una política de protección hacia sus curas y personal incestuoso, también tiene una política de protección hacia todos los incestuosos del mundo. Cuando la Iglesia se opone a la ESI está favoreciendo el desarrollo de la pornografía y la aparición de abusadores y violadores. No hay mejor defensor de las estructuras machistas que la Iglesia y mantiene su íntima relación desde la creación del Estado-Nación con el poder más conservador de la sociedad; que es el Poder Judicial. Desde allí se encarga de castigar a las mujeres que denuncian el pacto patriarcal y los machos violentos. Alrededor de esa estructura se mueve mucha mafia. Cuando hay que denunciar y llevar adelante un juicio -no de un cura cualquiera de estos que ellos cada tanto entregan- sino de uno muy importante que sabe cómo es la cama de los obispos y clérigos, se activan redes mafiosas. Tienen relación con los intereses políticos y económicos de esta estructura tan terrible que es la iglesia y la monarquía absolutista que es el Estado Vaticano. Después de la experiencia que tuve y otras que he observado, la recomendación que puedo darles a los profesionales que apoyan a víctimas cuyos agresores sean curas con poder, es que se cuiden, porque se están metiendo con una mafia importante.

¿Cómo analiza el discurso actual de la Iglesia sobre la voluntad de actuar contra la impunidad de los abusos?

Es uno de los tantos versos de la iglesia. Recomiendo la película Spotlight, que muestra lo que es la estructura a partir de las agresiones sexuales de curas contra niños, niñas y niñas en Boston. Ahí lo muestran de manera clara: todos los curas y la mayoría de los curas tienen sexo. Algunos son heterosexuales, otros homosexuales, otros se masturban, otros tienen poluciones nocturnas, pero todos tienen sexo. Dentro de esa estructura hay un importante número de pedófilos. Se mueven como pez en el agua porque todos mantienen en secreto el ejercicio de su sexualidad. Ahí hay una cuestión de secreto importante. Yo no dudo de que hay algunos curas y obispos que honestamente quieren resolver esta cuestión, pero es algo que ha estado presente en la Iglesia desde el Concilio de Nicea hasta nuestros días. Es una práctica cotidiana de la iglesia, el mandato a las mujeres, las violaciones a las monjas, los abortos. No hay nada que haga pensar que eso vaya a cambiar.

Además de las secuelas que un niño o niña sufre tras un abuso sexual, ¿cómo impacta a corto y largo plazo la revictimización que atraviesan en los juzgados?

Hay niños y niñas que atraviesan estos procesos judiciales en algunos juzgados donde más o menos se los cuida y declaran una o dos veces. Sin embargo, en otros -cuando hay intereses ideológicos, políticos y económicos fuertes- llegan a declarar una increíble cantidad de veces. Tienen que presentarse 10, 15 veces en instituciones judiciales. Esos niños crecen con una profunda decepción y rechazo al sistema judicial, siendo muy conscientes de que la justicia no existe. Cuando son adultos pueden darse cuenta de que es cierto que la justicia no existe, pero que es posible dentro de esa institución lograr actos justos. Eso se logra con una buena estrategia judicial y una buena evaluación política de cómo se mueven los mecanismos de poder, la lucha que hay que dar en relación a eso. Lo cierto es que cada vez que logramos un acto justo el sistema judicial se debilita para el fin con que fue creado, y se fortalece una visión de justicia diferente, que es la reforma que proponen los feminismos.

¿Cómo podemos crear un entorno más seguro para las infancias en tanto sujetos de derecho?

Necesitamos políticas públicas. Con el esfuerzo individual o grupal no alcanza, no alcanza con la buena voluntad de algunos funcionarios, de algunos padres o cuidadores. Necesitamos políticas públicas. Necesitamos facilitar el acceso a la llamada justicia para niños y niñas, mejorar los órganos de control y de protección, necesitamos profundizar la capacitación. La Ley Micaela es una base. Lo cierto es que para ver los efectos hacen falta años. Se calcula que los procesos de formación dan resultado en diez años. El proceso de formación que se inició en Argentina coincidió con la pandemia, así que fue todo vía internet. Los funcionarios judiciales hicieron un proceso donde no han puesto el cuerpo. No sé qué resultado va a dar, pero hay que profundizar esos cursos. Debemos lograr que la Educación Sexual Integral realmente se efectivice en todo el país. Pensemos que la corte aún no ha hecho su formación en perspectiva de género. Estamos mal: hoy no puedo dar un mensaje esperanzador.