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Esta es la razón por la que la RAE no incluye la palabra "feminazi" en su diccionario

SPUTNIK.

Luego de que la Real Academia de la Lengua Española (RAE) diera a conocer las 280 palabras nuevas que se sumaron a la versión digital del Diccionario de la Lengua Española (DLE), entre las que se encuentra 'micromachismo', algunos usuarios de redes sociales cuestionaron por qué la academia no incluyó el término 'feminazi'.

No es la primera vez que los hispanohablantes critican a la institución con relación a dicho vocablo. En agosto de 2018, después de que la RAE respondiera a la consulta de una usuaria sobre el significado de la palabra feminazi, docenas de internautas acusaron a la academia de darle validez a un término que es utilizado de forma despectiva en contra del movimiento feminista.

En ese entonces, el organismo respondió que no legitimaba nada y que solo estaba comentando "el origen de este neologismo de reciente creación, que se documenta en el uso" pero que no recoge ninguna de sus publicaciones. Además, aseguró que, desde la academia, "no hay ninguna propuesta" para su incorporación.

¿Cuál es el trabajo que realizan los expertos en el uso del español para incorporar, modificar o suprimir las palabras que integran la obra lexicográfica más ambiciosa de la lengua española?

Para responder a esa pregunta, Sputnik conversó con el doctor en Lingüística por el Colegio de México (Colmex) y miembro del equipo lexicográfico del Diccionario del español de México (DEM), Erik Daniel Franco Trujillo.

Todo diccionario es producto de un contexto

De acuerdo con Franco Trujillo, un diccionario, a diferencia de lo que suele pensarse, es producto de un espacio y un tiempo determinados. En ese sentido, precisa el experto, "reflejan ciertos prejuicios y saberes sociales y culturales de una época determinada".

"Los diccionarios son hechos por personas", añade el doctor en Lingüística, por lo que difícilmente pueden contener todas las palabras que existen. "Y menos un diccionario [como el de la RAE], que aspira a representar y a contener todas las palabras que se han usado a lo largo de la historia del español en todo momento, en toda la extensión geográfica donde se habla el español".

Además, reitera, es imposible determinar cuántas palabras tiene una lengua porque constantemente están apareciendo nuevos vocablos y nuevos usos de los mismos. Por esa razón, el diccionario busca, en la medida de lo posible, "reflejar los términos que tienen una gran difusión social". Esto significa que mientras algunas palabras "se quedan, otras desaparecen muy rápido y entonces no da tiempo de que se asienten o se difundan lo suficiente como para adquirir cierto arraigo o cuño social".

¿Cómo se eligen las palabras?

Franco Trujillo, que forma parte del equipo que realiza el Diccionario del español de México, el cual incluye aproximadamente 25.000 vocablos y cerca de 50.000 acepciones distintas, comparte a este medio que las palabras de la obra lexicográfica no se eligen aleatoriamente ni por el capricho de los miembros de la academia.

En realidad, explica, los especialistas se ajustan a una serie de datos que encuentran en corpus "desde un punto de vista cuantitativo". Es decir, cuando los expertos observan que "hay una palabra que está usándose mucho o que está apareciendo constantemente en diferentes géneros textuales o en diferentes actos comunicativos", comienzan a analizarla para ver cómo está funcionando, qué significa y en qué condiciones se utiliza.

Asimismo, los expertos que se dedican a la elaboración del DEM analizan si se trata de vocablos ofensivos o que se utilizan exclusivamente en "algún dialecto del español, si es un mexicanismo, un españolismo, un cubanismo, etc.", hasta que finalmente redactan el artículo lexicográfico.

Es por esa razón que un diccionario, detalla Trujillo, "siempre va a estar más atrasado del proceso de evolución de la lengua, porque la lengua está, todo el tiempo, transformándose, cambiando". Esto explicaría por qué la actualización del DLE de la RAE apenas incluyó la expresión "obsolescencia programa", que llevaba por lo menos una década utilizándose; sin embargo, a los especialistas les toma un tiempo analizar los usos del lenguaje de los hablantes hispanos.

Entonces, en el diccionario aparecen las palabras que "ya tienen suficiente difusión, suficiente cuño social, que han adquirido mucha relevancia para la sociedad y que reflejan, obviamente, el contenido o las necesidades que busca resolver ese diccionario", explica Trujillo.

¿Cómo influye el movimiento feminista en la RAE?

Precisamente por lo anterior, detalla el doctor en Lingüística, porque el lenguaje y la sociedad cambian, van surgiendo nuevas necesidades de significación y lo que en algún momento nos parecía normal, hoy es puesto en perspectiva.

"Ahí es donde radica el valor de las lenguas, si las lenguas no nos permitieran adaptarnos para comunicar nuestros nuevos intereses o nuevas experiencias o el cambio o la aparición de nuevas innovaciones tecnológicas, realmente no serían de mucha utilidad. Pero eso es lo que nos permiten las lenguas, de modo que van propiciando que el léxico aumente de manera ilimitada y que tengamos diferentes posibilidades de expresión", declaró el doctor en Lingüística.

En ese sentido, detalla Trujillo, el movimiento feminista y la lucha por los derechos de las mujeres y de otros grupos históricamente discriminados "están adquiriendo una importancia social en ciertos sectores de la población y en ciertos contextos de comunicación". "De modo que el diccionario, visto como un repositorio de la memoria histórica de una sociedad o de un grupo humano, evidentemente busca ir reflejando eso", precisó el lingüista.

Ahora bien, que las funciones sociales de la lengua sean múltiples explica que utilicemos esta herramienta para contar chistes, para establecer lazos sociales, para solidarizarnos con otras personas, para significar objetos nuevos que aparecen o para darnos a entender. Sin embargo, explica el lingüista, también es un hecho que usamos la lengua para insultar y, "tristemente, a lo largo de la historia, las sociedades han tenido muchos comportamientos racistas, sexistas, discriminatorios, etc., por lo que, inevitablemente, esto también se va a reflejar en la lengua, porque es parte de lo que funciona socialmente".

"Alguien podría preguntarse por qué están las groserías en un diccionario, pero volvemos a lo mismo: si el objetivo de un diccionario es reflejar el uso social de la lengua, pues tienen que aparecer", asegura Trujillo. No obstante, el hecho de que una palabra aparezca en el diccionario como impronta o huella de cómo se habla el español no significa que se está fomentando que se utilice, enfatiza el experto. "Al final nosotros como hablantes somos los que decidimos qué palabras usamos y qué palabras no", señala.

Así, lo único que, como sociedad, podemos hacer es conocer el peso que tiene el lenguaje y "trabajar para que existan políticas sociales que permitan que cada vez haya menos discriminación de cualquier tipo y que se reconozca y respete a las personas, independientemente de su preferencia sexual o de sus creencias sociales, políticas, etc.", añade el lexicógrafo.

"Al final son recomendaciones, así como [los expertos] recomiendan cierto tipo de dieta que deberíamos llevar, finalmente uno decide si la sigue o no. Salvo que en algún momento aparezca una policía de la lengua y de plano empiecen a multar y todo eso. Pero tampoco eso va a provocar que en la intimidad alguien diga lo que dice", precisa Trujillo.