Política

Crónica de un viaje libertario: esperanzas y frustraciones, defensa con sangre y odio al gobierno pasado

Escuchar e interpretar a los militantes libertarios o a los ciegos acompañantes del gobierno de Javier Milei se transforma en una tarea esencial para comprender por qué y hasta cuándo el actual presidente podría contar con un amplio apoyo social. La experiencia de compartir con Rubén, un remisero ex peronista y ahora adherente acérrimo de la actual gestión, permite dimensionar los orígenes del proceso, los alcances actuales, la paciencia a futuro y la irrupción de una perspectiva violenta que podría hacer estallar sangrientamente el entramado social del país. Para muestra alcanza con un botón y los argumentos, posturas y propuestas del remisero son un claro exponente del sostén con cuenta Milei.

"Esto no tiene solución", lanzó Rubén apenas se inició el viaje en remís que terminaría durante casi dos horas entre paradas y recorridos. La oportunidad de hablar de política y sociedad era una opción para escuchar y comprender los argumentos de un remisero que podía ser observado como un conejito de indias que posibilitaría comprender los alcances del proceso que llevó al poder a Javier Milei y que ahora lo sostiene con altos niveles de adhesión en el Gobierno nacional.

"Acá nadie quiere laburar... que Dios me perdone, pero hay que matarlos a todos", agregó casi instantáneamente para darle forma a una especie de descripción frustrada de lo que para él es la realidad actual y las posibilidades de cambiarla con la avanzada libertaria que encabeza Milei.

Tras tamaña aseveración, previa al discurso presidencial en el Congreso de la Nación, Rubén sorprendió con su conclusión; no parece ser un facho recalcitrante que goza visceralmente con el exterminio del que piensa distinto o los que no acompañan la "transformación" libertaria. No menos cierto es que su opción para alcanzar una salida suena cuanto menos sangrienta.

Uno más como muchos

Con sus 50 y pico de años, Rubén está casado hace muchos años y vive arriba de sus remís -un viejo auto sin aire acondicionado ni lujos como para estar más cómodo en las muchas horas trabajando- haciendo viajes por cuenta propia durante buena parte del día llevando a su clientela de aquí para allá.

Se gana el pan trabajando largas horas, no se lo ve adicto a las ostentaciones y en sus ratos libres disfruta de entrenar a chicos de un equipo de futsal o ir a pescar con un amigo.

Políticamente se reconoce "peronista, de Perón y Evita", pero en las últimas dos décadas se fue alejando de sus orígenes políticos proporcionalmente a la perdurabilidad del kirchnerismo en el poder.

Odio al Alberto por la cuarentena

Su alejamiento definitivo se produjo durante el gobierno de Alberto Fernández. Tras haber coqueteado con el "cambio" que impulsó el macrismo, la extensa cuarentena pandémica en tiempos del Coronavirus lo hizo "odiar" a Alberto.

"Yo si lo tengo al lado lo puteo de arriba abajo", sentenció refiriéndose al saliente ex presidente. Daba miedo preguntar los por qué, pero no hizo falta; él mismo se encargó de aclarar que "lo que nos hizo teniéndonos encerrados mientras se morían nuestros seres queridos, sin poder ir a despedirlos, no tiene perdón de Dios".

Rubén se define como "cristiano, millonario y laburante", supo ser obrero fabril en sus años de juventud. "Hay tres cosas que no se cambian en la vida", expresó ayudando al encasillamiento: "ser cristiano -va a misa dominicalmente-, el club del que sos hincha -es fanático de River- y la honestidad".

Pero a poco de andar el ya había mostrado su bronca visceral y sus pecados que se acercan a la muerte del diferente que no abrazo los cambios que acompaña o porque lo encerró en la pandemia, lo ponen contra las cuerdas de sus propios dogmas; aunque esas contradicciones asoman como justificadas en sus pensamientos, o por lo menos se presentan como no expuestas.

Con o sin redes: entre trolls, medios y periodistas

No podía estar ausente en el viaje el tema de Lali Espósito, las fiestas populares provinciales, el rol de los gobernadores, la batalla del chubutense Ignacio Torres y la embestida mediática contra Juan Grabois por los fondos para las villas de emergencia.

La agenda nacional o la implantada por el Gobierno en los medios o en las redes se hizo carne en las reflexiones de Rubén, como seguramente en la de muchos otros que ni siquiera conocen a los mencionados o sus provincias.

"Este pibe del sur ("Nacho" Torres) se cree que el petróleo es suyo, es de todos, no puede cortarlo... Patricia (Bullrich) ya lo dijo bien claro, esta esperando que le den la orden y va con la Gendarmería... ahí los quiero ver", resumió a la hora de tomar partido en el conflicto que se desató entre el gobierno chubutense y la administración mileista.

El discurso replica casi como un duplicado los dichos que circulan por las redes sociales y los que construyen los medios de comunicación nacional adeptos al gobierno libertario.

Lo mismo argumentó Rubén mientras esperaba en un semáforo sobre Lali, los gobernadores y los gastos en las fiestas provinciales.

Pero lo curioso fue cuando enfoco sobre la figura de Juan Grabois, el referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y ex precandidato presidencial de Unión por la Patria. Contra su figura reflejó un ensañamiento especial.

"Me lo perdí que dijo anoche, me había puesto la alarma del celular para escucharlo en una entrevista que le iban a hacer en La Nación + o en TN, no me acuerdo; pero lo me lo perdí. Quería saber que decía de los 500 palos que se robó con eso de las obras en las villas que nunca hicieron", sintetizó dándole un especial hincapié.

Ponerse una alarma para ver una entrevista a las 9 o 10 de la noche después de haber estado todo el día trabajando con el remís suena cuanto menos novedoso y expresa un especial encono para con un referente opositor.

Mientras que al mismo tiempo quedó en claro en rol que juegan los medios de comunicación a la hora de construir realidades a uno y otro lado de la grieta, o de lo que sea que hoy en día divide a la "gente de bien" y los demás mortales.

Rubén no esta pendiente de las redes sociales, asegura que apenas tiene Facebook y que o usa muy poco; pero sin deambular por el terreno donde los libertarios se mueven como pez en el agua, el remisero busca llenarse de argumentos y ver como destrozan a sus "enemigos" en los medios de comunicación, especialmente los televisivos.

Milei y su honestidad intelectual

Hubo un solo momento donde Rubén tecleó ante lo podrían ser contradicciones del líder que lo guía en lo que para él es la transformación social necesaria.

"No se puede ser River un día y de Boca al otro, si a mi me viene a buscar Boca para entrenar chicos de futsal le digo que no; no importa lo que me ofrezcan", argumentó.

Cuando se le cruzó la contradictoria postura de Milei entre los dos mayores clubes referentes del fútbol argentino, el remisero comenzó a hacer agua en sus afirmaciones.

"¿Te parece que Milei pude ser un día de Boca y después de la final en Madrid pasarse a River?", pregunté. "No se hizo de River", respondió. "Pero como que no, si él mismo lo dijo que hinchó por River al final de ese partido", retruqué. "Bueno habrá sido por ese momento", lanzó intentando salvar al mesías.

"¿Lo mismo no pasa con la religión? Milei es cristiano y ahora se quiere convertir al judaísmo, me parece que no es muy sólida su postura frente a su creencia religiosa", volvía a tirar a manera de estocada.

"No, pero si él no es judío", refutó. "Se quiere hacer judío, no lo viste", agregué. "Bueno eso no me gusta, porque no se puede cambiar de religión", terminó asumiendo.

Bergoglio al paredón

"Pero eso sí, lo que esta haciendo el Papa (Francisco) es imperdonable. Viste que es peronista", agregó como de la nada en la búsqueda de un culpable que expíe sus culpas.

"Igual Milei le dijo que era el representante del maligno en la Tierra, eso no te debe haber caído bien me imagino", pregunté. "No para nada, pero Bergoglio es peronista y no hizo nada en la iglesia contra los pedófilos y además fue cómplice de la desaparición de Yorio (uno de los dos curas jesuitas -Orlando Yorio y Francisco Jalics- desaparecidos por la dictadura militar en la ESMA)", agregó con solidez.

"No te olvides que además confesó a Benedicto (XVI) y se quedó con todos los secretos de confesión sobre los curas pedófilos y los millones de dólares en curros de la Iglesia", sentenció como dando en el blanco de un objetivo peronista elegido metódicamente.

De estar contra las cuerdas de la endeblez argumental e intelectual de Milei por el fútbol y la región, paso rápidamente a la ofensiva señalando que "El Papa no quiso venir a la Argentina cuando estaba Macri, que no venga ahora, para qué".

Sacrificio para el cambio

"Acá hay que laburar y dejarse de joder, no puede ser que estemos llenos de vagos que cobran del Estado y nadie quiere laburar", expresó como una de las premisas centrales de sus convicciones.

La ametralladora argumentativa iba levantando temperatura. "Tenemos que sacrificarnos, bancarnos la que venga por un tiempo porque estaba todo para el culo; ahora la cosa esta fea, pero esperemos que vaya mejorando pronto", especuló.

"De una vez por todas tenemos que salir adelante, que se dejen de robar los políticos, los sindicalistas y los empresarios, porque esos también están enganchados en el curro", amplió en una visión más periférica, pero siempre de las narrativas de su líder libertario.

Las calles, las Fuerzas Armadas y el rechazo al fracaso

"¿Y te parece que la cosa va a mejorar?, porque ahora esta bien jodida con los precios aumentando todos los días y los sueldos o las jubilaciones por el piso", pregunté para ver hacia dónde dirigía sus expectativas.

"Mira, hay que aguantar y si la cosa se pone fea habrá que salir a la calle", me respondió y pensé que se refería al plazo dado al gobierno para la transformación se concrete y sino salir a protestar para que cambie de rumbo. Me equivoqué.

"El tema es que si lo quieren voltear a Milei vamos a tener que salir con los pibes a las calles, vamos a tener que bancar", agregó subiendo el tono del aguante a la gestión libertaria.

No conforme agregó: "Si es necesario tendrán que sacar a las Fuerzas Armadas y esperemos que no se resistan y cumplan con su deber, porque no puede ser que quieran echar al presidente que fue elegido con el 56% de los votos. Se lo tiene que bancar y sino estaremos hablando de que hay un golpe de estado porque los milicos no quisieron defender al gobierno".

Para Rubén no hay perspectiva de fracaso pacífica, pareciera o por lo menos es lo que dice, que esta dispuesto a todo con tal que el gobierno de Milei siga avanzando con sus políticas de ajuste y licuación salarial.

Aunque las padece en lo cotidiano y cuenta que tiene que trabajar más horas para que le alcance la plata, o que le cuesta arreglar el auto cuando se le rompe, no esta entre sus planes que Milei se vaya antes de tiempo del gobierno y más aún, hasta propone que corra sangre por las calles del país si lo quieren echar al líder.

Uno de los tantos Rubén de la vida

Si se tratara de un relato ficcional posiblemente no sorprendería y hasta podría quedarse corto en su vuelo imaginativo, pero Rubén, sus dichos, propuestas y soluciones son más que reales.

Este remisero representa a muchos otros que piensan como él, que por muchos motivos rompieron con todo lo anterior en materia de política y que ahora se abrazan a un líder que les promete el camino de espinas que los llevará al cambio y la transformación.

Si no se termina de entender a Rubén y a los que piensan como él difícilmente se comprenderá qué hay que hacer y cuáles pueden ser las alternativas a los caminos elegidos por un amplio sector de la sociedad que se esta bancando uno de los ajustes y la licuación salarial más grandes de la historia, y lo hace convencida de que es lo mejor.

Posiblemente algo se haya roto del contrato social, especialmente con la política y las instituciones tradicionales, es un tema en el que se debe hurgar a mucha más profundidad; pero parece estar claro que la salida colectiva no asuma en un horizonte socialista, colectivista y solidario. Hay una ruptura y un reposicionamiento ideológico hacia la derecha de buena parte del pueblo, que ahora se abraza a las ideas de la libertad y las fuerzas del cielo.

No es nuevo que en el país haya sectores simpatizantes de la derecha o sus versiones peronistas o radicales, que van desde Menem a De la Rúa; pero lo que no se había expresado nunca con tanta claridad es que importantes sectores populares aplaudan los efectos de la motosierra y la licuadora, pidan más y hasta estén dispuestos a salir a las calles más allá de que pueda correr sangre.

Eso es nuevo y quizás sea exagerado, pero no hay que descartarlo como una posibilidad real de un futuro inmediato e incierto por venir. El viaje con Rubén terminó, pero arrancó un nuevo recorrido repleto de dudas, perplejidades y preocupaciones.