Se cumplen 15 años de la promulgación de la ley de Matrimonio Igualitario
Por Maby Sosa
"Con 22 años fuimos con mi compañera al Registro Civil. Nos dijimos cuál era nuestro número favorito. Marian me dijo que era el 13 y el mío era el cinco. Bueno, nos casamos el 13 de mayo", cuenta Rocío. Hace ocho años, fue la tercera pareja que accedió al matrimonio igualitario en el organismo de Olavarría. Rocío recuerda que fue "hiperromantizado" y que, por lo menos ella, no dimensionaba del todo lo que significaba haber accedido a ese derecho. Fue recién dos años después, cuando en la estación de Constitución Marian, su compañera, fue detenida por haberla besado.
"Agradecíamos haber estado casadas en ese momento. Tener esa libreta y la acreditación del vínculo fue una herramienta para decir ‘díganme a dónde están trasladando a mi esposa'", cuenta Rocío. Recuerda a lo lejos el día de la sanción de la ley porque era una adolescente. "Tengo el recuerdo de ver a Norma y Cachita, de esa posibilidad de casarse y de entender que a partir de entonces se podía ‘encajar'", agrega.
La noche del 15 de julio de 2010 fue inolvidable, no sólo para la sanción de la ley que fue de madrugada, sino también por el frío. La aprobación de la ley fue el resultado de más de 30 años de militancia por derechos LGBT y de la decisión política del gobierno encabezado por Cristina Fernández de Kirchner. Fueron Vilma Ibarra y Silvia Ausgburger quienes le pusieron letra al proyecto que tuvo una acalorada etapa de debates dentro del recinto y fuera de él.
Marcelo Ferreyra es militante por los derechos LGBT desde la década del '80. Junto a referentes como Carlos Jáuregui y César Cigliutti militó por los derechos civiles. "En esa época, estábamos en plena pandemia del VIH y veíamos muchísimos casos donde las relaciones al no ser reconocidas legalmente al fallecer uno de los miembros de la pareja, el otro quedaba en la calle. O aparecían los parientes que nunca se habían ocupado del difunto a reclamar propiedades", recuerda de esas primeras épocas en las que comenzó a tejer el debate por el matrimonio igualitario.
En aquel entonces, agrega Ferreyra, en la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) tenían otras prioridades, pero "a partir de estas experiencias provenientes del tema de las parejas que enfrentaban el contexto del VIH empezamos a plantearnos que realmente el reconocimiento legal de pareja era un tema necesario".
Derechos para todxs
María Rachid, titular de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT) recuerda que cuando frente al Congreso de la Nación, se escuchó 33 a 27 votos a favor, la plaza estalló. "De emoción, de alegría, de angustia acumulada por la incertidumbre", recuerda.
"Esa aprobación no pasaba solamente por los derechos concretos que implicaba el matrimonio igualitario, el derecho a dejarle una pensión a tus seres queridos, el derecho a la herencia, a compartir una obra social. Además, de los derechos familiares fundamentales en la vida de una persona. Lo principal era el reconocimiento de la igualdad por parte del Estado. Una herramienta clave para seguir trabajando contra la discriminación y la violencia que todavía vive nuestra comunidad y las personas LGBT en Argentina y en el mundo. Sin esa herramienta del mensaje de la igualdad por parte del Estado, es muy difícil construir igualdad real".
José María Di Bello, militante por los derechos LGBT y protagonista del primer matrimonio igualitario en la Argentina, también destaca la noción de igualdad. "La lucha no era por la institución matrimonial, era porque nosotros estábamos en desventaja, en desigualdad. La ley introduce una igualdad jurídica y esa igualdad jurídica impulsa el cambio social y cultural. Que es la transformación más difícil. Es la que por ejemplo ahora tambalea a través de los discursos de odio y del posicionamiento social hacia una derecha conservadora a partir del gobierno"
"Con lograr la Ley de Matrimonio Igualitario se impulsó después una gran cantidad de posicionamientos y de nuevos derechos o de reconocimiento, restitución de derechos. Dos años después vino la Ley de Identidad de Género, y todo esto tuvo que ver justamente con esa construcción y esa transformación social y cultural que empezó a provocar el matrimonio igualitario".
Construir nuevas luchas
La noche del 15 de julio estuvo marcada por la incertidumbre luego de un proceso arduo y desgastante que terminó en una alegría infinita, recuerda Martín Canevaro, integrante de 100% Diversidad y Derechos. "Esa aprobación significó que el movimiento LGBTINB+ fuera reconocido como un actor social relevante en nuestro país y se profundizara un proceso de mayor participación política de nuestra comunidad. Pero lo fundamental fue la capacidad de lograr construir consensos plurales y transversales para ampliar derechos".
"A nivel de la sociedad y sus instituciones nos permitió salir del campo del discurso médico que históricamente nos patologizó para pasar al campo de los derechos humanos iniciando un proceso de reconocimiento y valoración social de la diversidad sexual y familiar. Básicamente, redujo los costos sociales de la visibilidad de quienes no respondemos al mandato de la heterocisnorma y mayores de niveles de libertad para expresar la diversidad de orientaciones sexuales e identidades de género, es especial para les jóvenes", agrega el militante LGBT.
Canevaro se casó con Carlos Álvarez Nazareno el 15 de abril de 2010, dos meses antes de la sanción de la ley. "La sentencia del juez Guillermo Sheibler declaró la inconstitucionalidad de los artículos del viejo Código Civil que se interpretaban como un impedimento y eso implicó la apelación fiscal sobre la fecha pautada para el civil con todos los preparativos que tuvimos que suspender. En aquel momento hacerse visible para presentar un amparo implicaba un nivel de exposición difícil de sostener para la mayoría de las parejas. Es un orgullo para nosotros haber podido realizar ese aporte", cuenta.
Para Mónica Santino, lesbiana y militante LGBT, la ley "cambió la naturaleza o la forma de mirar nuestros vínculos y nuestras relaciones. no sé, no, no mostraba fotos de vacaciones o se la mostraba mi amiga. Había una cantidad de cuestiones que tenían que ver con esa especie de clandestinidad y lo que hace el matrimonio igualitario es equiparar".
Y agrega, «poner en blanco una cantidad de relaciones que quizá en algún tiempo habían sido ocultas, sobre todo en las parejas más viejas. Todo eso fue una maravilla, esos años que siguieron entre el 2010 y el 2015. En esos días, en los primeros días, la sensación era como de haber salido de una zona de clandestinidad».
La ley también protegió a lxs niñxs
José María Di Bello recuerda además de la igualdad la importancia de la protección jurídica de los hijos que ya muchas parejas, de lesbianas, de gays, de bisexuales, de trans, tenían.
«Decían ‘no porque entonces van a querer adoptar', pero ya se adoptaba. Hay cientos de miles de parejas que habían adoptado lo que pasa es que jurídicamente quien tenía esa tutela legal sobre ese niñe era una sola de esas dos personas adultas. O sea si fallecía la persona adulta que tenía la adopción no necesariamente quedaba a cargo de la otra persona, dependía a veces del juzgado. Y en general no pasaba eso, volvían a hogares de niños, y esto es la desprotección jurídica, lo mismo con la obra social, etc. Entonces también ese niño estaba en una situación de desigualdad ante niñxs que eran hijxs de parejas heterosexuales y que habían podido contraer matrimonio y que fueron adoptados por esos matrimonios.».
El ataque de Milei
Los ataques a la comunidad LGBT por parte del gobierno actual fueron muchos. El más violento fue el discurso de Davos en el que relaciona a las personas LGBT con la pedofilia. El discurso fue rechazado por una multitudinaria marcha que se replicó en todo el país. Esta reacción, es según lxs activistxs, la señal de que la sociedad argentina, a pesar de los discursos de odio, saldó el debate con las personas LGBT. «El discurso de Davos fue un quiebre. La sociedad no es boba y yo confío en eso, en una unidad crítica", dice Rocío.
Rachid agrega, "en su momento hubo una sociedad que celebró la aprobación de la ley de matrimonio igualitario y que hoy defiende ese gran logro. No es casual que la primera gran movilización en contra del gobierno de extrema derecha de Javier Milei haya sido en respuesta al discurso de Davos".
Vivir el amor en igualdad
Cuando decidieron casarse, Mónica Santino y su compañera llevaban 13 años de relación. Querían casarse bajo el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y lo hicieron en noviembre de 2015. "Era como un homenaje, un reconocimiento político a esa voluntad de que tengamos esa ley. También queríamos un marco legal para nuestras hijas».
Para María Rachid, la ley implicó proteger a su familia, a su compañera, y tener un hijo. "No solamente fueron las de matrimonio igualitario, hubo muchas otras leyes importantes para nuestras familias, como la ley de reproducción humana asistida, sin la cual nosotras no hubiéramos podido tener al hermoso hijo que tenemos hoy. Esa igualdad, pero también esos derechos, nos cambiaron la vida. Otra vida posible y hermosa."
Aunque no creía mucho en el matrimonio, Marcelo Ferreyra se casó en 2013. «Cuando compramos la propiedad donde vivimos estábamos viendo cómo hacer con los papeles y el abogado nos dijo que lo más fácil era casarse", cuenta riendo. Hoy junto a su marido tienen una nena de tres años y agrega que no sufren ninguna hostilidad por parte de la sociedad. "Yo que vengo de un activismo desde hace 30 años, es un cambio muy fuerte y gratificante", reflexiona.
No hay estadísticas a nivel nacional sobre el matrimonio igualitario, sí por jurisdicciones. De acuerdo a la Dirección General de Estadística y Censos (GCBA) desde 2010 a 2024 hubo 622 casamientos entre mujeres y 818 entre varones.
Fuente: Tiempo Argentino
Por Maby Sosa
"Con 22 años fuimos con mi compañera al Registro Civil. Nos dijimos cuál era nuestro número favorito. Marian me dijo que era el 13 y el mío era el cinco. Bueno, nos casamos el 13 de mayo", cuenta Rocío. Hace ocho años, fue la tercera pareja que accedió al matrimonio igualitario en el organismo de Olavarría. Rocío recuerda que fue "hiperromantizado" y que, por lo menos ella, no dimensionaba del todo lo que significaba haber accedido a ese derecho. Fue recién dos años después, cuando en la estación de Constitución Marian, su compañera, fue detenida por haberla besado.
"Agradecíamos haber estado casadas en ese momento. Tener esa libreta y la acreditación del vínculo fue una herramienta para decir ‘díganme a dónde están trasladando a mi esposa'", cuenta Rocío. Recuerda a lo lejos el día de la sanción de la ley porque era una adolescente. "Tengo el recuerdo de ver a Norma y Cachita, de esa posibilidad de casarse y de entender que a partir de entonces se podía ‘encajar'", agrega.
La noche del 15 de julio de 2010 fue inolvidable, no sólo para la sanción de la ley que fue de madrugada, sino también por el frío. La aprobación de la ley fue el resultado de más de 30 años de militancia por derechos LGBT y de la decisión política del gobierno encabezado por Cristina Fernández de Kirchner. Fueron Vilma Ibarra y Silvia Ausgburger quienes le pusieron letra al proyecto que tuvo una acalorada etapa de debates dentro del recinto y fuera de él.
Marcelo Ferreyra es militante por los derechos LGBT desde la década del '80. Junto a referentes como Carlos Jáuregui y César Cigliutti militó por los derechos civiles. "En esa época, estábamos en plena pandemia del VIH y veíamos muchísimos casos donde las relaciones al no ser reconocidas legalmente al fallecer uno de los miembros de la pareja, el otro quedaba en la calle. O aparecían los parientes que nunca se habían ocupado del difunto a reclamar propiedades", recuerda de esas primeras épocas en las que comenzó a tejer el debate por el matrimonio igualitario.
En aquel entonces, agrega Ferreyra, en la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) tenían otras prioridades, pero "a partir de estas experiencias provenientes del tema de las parejas que enfrentaban el contexto del VIH empezamos a plantearnos que realmente el reconocimiento legal de pareja era un tema necesario".
Derechos para todxs
María Rachid, titular de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT) recuerda que cuando frente al Congreso de la Nación, se escuchó 33 a 27 votos a favor, la plaza estalló. "De emoción, de alegría, de angustia acumulada por la incertidumbre", recuerda.
"Esa aprobación no pasaba solamente por los derechos concretos que implicaba el matrimonio igualitario, el derecho a dejarle una pensión a tus seres queridos, el derecho a la herencia, a compartir una obra social. Además, de los derechos familiares fundamentales en la vida de una persona. Lo principal era el reconocimiento de la igualdad por parte del Estado. Una herramienta clave para seguir trabajando contra la discriminación y la violencia que todavía vive nuestra comunidad y las personas LGBT en Argentina y en el mundo. Sin esa herramienta del mensaje de la igualdad por parte del Estado, es muy difícil construir igualdad real".
José María Di Bello, militante por los derechos LGBT y protagonista del primer matrimonio igualitario en la Argentina, también destaca la noción de igualdad. "La lucha no era por la institución matrimonial, era porque nosotros estábamos en desventaja, en desigualdad. La ley introduce una igualdad jurídica y esa igualdad jurídica impulsa el cambio social y cultural. Que es la transformación más difícil. Es la que por ejemplo ahora tambalea a través de los discursos de odio y del posicionamiento social hacia una derecha conservadora a partir del gobierno"
"Con lograr la Ley de Matrimonio Igualitario se impulsó después una gran cantidad de posicionamientos y de nuevos derechos o de reconocimiento, restitución de derechos. Dos años después vino la Ley de Identidad de Género, y todo esto tuvo que ver justamente con esa construcción y esa transformación social y cultural que empezó a provocar el matrimonio igualitario".
Construir nuevas luchas
La noche del 15 de julio estuvo marcada por la incertidumbre luego de un proceso arduo y desgastante que terminó en una alegría infinita, recuerda Martín Canevaro, integrante de 100% Diversidad y Derechos. "Esa aprobación significó que el movimiento LGBTINB+ fuera reconocido como un actor social relevante en nuestro país y se profundizara un proceso de mayor participación política de nuestra comunidad. Pero lo fundamental fue la capacidad de lograr construir consensos plurales y transversales para ampliar derechos".
"A nivel de la sociedad y sus instituciones nos permitió salir del campo del discurso médico que históricamente nos patologizó para pasar al campo de los derechos humanos iniciando un proceso de reconocimiento y valoración social de la diversidad sexual y familiar. Básicamente, redujo los costos sociales de la visibilidad de quienes no respondemos al mandato de la heterocisnorma y mayores de niveles de libertad para expresar la diversidad de orientaciones sexuales e identidades de género, es especial para les jóvenes", agrega el militante LGBT.
Canevaro se casó con Carlos Álvarez Nazareno el 15 de abril de 2010, dos meses antes de la sanción de la ley. "La sentencia del juez Guillermo Sheibler declaró la inconstitucionalidad de los artículos del viejo Código Civil que se interpretaban como un impedimento y eso implicó la apelación fiscal sobre la fecha pautada para el civil con todos los preparativos que tuvimos que suspender. En aquel momento hacerse visible para presentar un amparo implicaba un nivel de exposición difícil de sostener para la mayoría de las parejas. Es un orgullo para nosotros haber podido realizar ese aporte", cuenta.
Para Mónica Santino, lesbiana y militante LGBT, la ley "cambió la naturaleza o la forma de mirar nuestros vínculos y nuestras relaciones. no sé, no, no mostraba fotos de vacaciones o se la mostraba mi amiga. Había una cantidad de cuestiones que tenían que ver con esa especie de clandestinidad y lo que hace el matrimonio igualitario es equiparar".
Y agrega, «poner en blanco una cantidad de relaciones que quizá en algún tiempo habían sido ocultas, sobre todo en las parejas más viejas. Todo eso fue una maravilla, esos años que siguieron entre el 2010 y el 2015. En esos días, en los primeros días, la sensación era como de haber salido de una zona de clandestinidad».
La ley también protegió a lxs niñxs
José María Di Bello recuerda además de la igualdad la importancia de la protección jurídica de los hijos que ya muchas parejas, de lesbianas, de gays, de bisexuales, de trans, tenían.
«Decían ‘no porque entonces van a querer adoptar', pero ya se adoptaba. Hay cientos de miles de parejas que habían adoptado lo que pasa es que jurídicamente quien tenía esa tutela legal sobre ese niñe era una sola de esas dos personas adultas. O sea si fallecía la persona adulta que tenía la adopción no necesariamente quedaba a cargo de la otra persona, dependía a veces del juzgado. Y en general no pasaba eso, volvían a hogares de niños, y esto es la desprotección jurídica, lo mismo con la obra social, etc. Entonces también ese niño estaba en una situación de desigualdad ante niñxs que eran hijxs de parejas heterosexuales y que habían podido contraer matrimonio y que fueron adoptados por esos matrimonios.».
El ataque de Milei
Los ataques a la comunidad LGBT por parte del gobierno actual fueron muchos. El más violento fue el discurso de Davos en el que relaciona a las personas LGBT con la pedofilia. El discurso fue rechazado por una multitudinaria marcha que se replicó en todo el país. Esta reacción, es según lxs activistxs, la señal de que la sociedad argentina, a pesar de los discursos de odio, saldó el debate con las personas LGBT. «El discurso de Davos fue un quiebre. La sociedad no es boba y yo confío en eso, en una unidad crítica", dice Rocío.
Rachid agrega, "en su momento hubo una sociedad que celebró la aprobación de la ley de matrimonio igualitario y que hoy defiende ese gran logro. No es casual que la primera gran movilización en contra del gobierno de extrema derecha de Javier Milei haya sido en respuesta al discurso de Davos".
Vivir el amor en igualdad
Cuando decidieron casarse, Mónica Santino y su compañera llevaban 13 años de relación. Querían casarse bajo el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y lo hicieron en noviembre de 2015. "Era como un homenaje, un reconocimiento político a esa voluntad de que tengamos esa ley. También queríamos un marco legal para nuestras hijas».
Para María Rachid, la ley implicó proteger a su familia, a su compañera, y tener un hijo. "No solamente fueron las de matrimonio igualitario, hubo muchas otras leyes importantes para nuestras familias, como la ley de reproducción humana asistida, sin la cual nosotras no hubiéramos podido tener al hermoso hijo que tenemos hoy. Esa igualdad, pero también esos derechos, nos cambiaron la vida. Otra vida posible y hermosa."
Aunque no creía mucho en el matrimonio, Marcelo Ferreyra se casó en 2013. «Cuando compramos la propiedad donde vivimos estábamos viendo cómo hacer con los papeles y el abogado nos dijo que lo más fácil era casarse", cuenta riendo. Hoy junto a su marido tienen una nena de tres años y agrega que no sufren ninguna hostilidad por parte de la sociedad. "Yo que vengo de un activismo desde hace 30 años, es un cambio muy fuerte y gratificante", reflexiona.
No hay estadísticas a nivel nacional sobre el matrimonio igualitario, sí por jurisdicciones. De acuerdo a la Dirección General de Estadística y Censos (GCBA) desde 2010 a 2024 hubo 622 casamientos entre mujeres y 818 entre varones.
Fuente: Tiempo Argentino