Editorial

El manual de Buzzi

Director

EES 115.

 

El manual de Buzzi tiene escasas páginas en común con el librito que consultaba Das Neves, ese texto esotérico que sólo él leía por las noches y subrayaba con un lápiz pequeño para amanecer con imprecaciones y discursos de vanagloria, grandeza o críticas acerbas.

 

Recién ahora, cuando se cumple un semestre de la sucesión, la gente empieza a plantearse realmente qué hizo Das Neves, cómo lo hizo y qué legado nos dejó. No se trata de auditar la cantidad de metros cuadrados de edificios -vacíos o no- que se erigieron, sino de analizar sus dos mandatos en sentido estratégico.

 

Es decir, sirve evaluar en qué medida logró aprovechar para los ciudadanos el viento económico favorable -que él disfrutó, pero que ya se convirtió en calma chicha-; hasta qué punto situó a la provincia en líneas de largo plazo que aseguren un futuro sustentable; si supo generar corrientes de ideas productivas y si sintonizó con el rumbo de un país que cambió radicalmente con respecto a la década neoliberal para comenzar una recuperación con otro paradigma.

 

No importa ya entender por qué leyó tan mal los costados virtuosos del kircherismo y su recepción social, o cómo fue que se lanzó a los brazos del barco fantasma de Duhalde, sino de atisbar cuál ha sido realmente su pensamiento político y su capacidad para gestionar.

 

¿Das Neves es un peronista conservador de derecha, o alguien que combate a Cristina porque él en los '70 estuvo más cerca de quienes querían sacarse de encima a los militantes de la izquierda del partido, que luego fueron la base de los 30 mil desaparecidos? ¿O es simplemente un pragmático que puede reaparecer con Macri o en cualquier proyecto anti K?

 

Buzzi dejó sentado ya en su mensaje a la Legislatura que no había existido nada virtuoso que pudiera denominarse "modelo Chubut", pero hasta ahora evitó formular análisis un crítico detallado sobre debilidades, errores y obcecaciones de quien fuera alguna vez su mentor, al menos en público. Nadie sabe si en realidad está reservándose ese paso "extremo" para cuando el ex gobernador deje de recorrer pequeños pueblos y barrios casi como agitador furtivo y se lance formalmente a alguna carrera por un cargo, sea partidario o electivo.

 

Por el lado de la Justicia sí empiezan a moverse algunos papelitos que sugieren formatos y hechos non sanctos en distintos niveles de la administración provincial que imperó entre 2003-2011.

 

Como ejemplo, está la causa que investiga la venta ilegal de tierras en Cholila, un punto de la geografía que puede dar mucho que hablar en el futuro a través de casos similares. La Fiscalía solicita una pena de 4 años de prisión de cumplimiento efectivo para Raúl Mac Burney y Jorge Geli, ex presidente y secretario del siempre expoliado IAC (Instituto Autárquico de Colonización y Fomento Rural) durante la gestión dasnevista.

 

Están imputados de "defraudación al Estado", un delito de manual en la Cordillera. Cientos de hectáreas se habrían vendido por una suma irrisoria -75 pesos cada una- para ser revendidas en cifras millonarias a "inversores" extranjeros. El ex colega rionegrino de Das Neves, Miguel Saiz, ya está imputado personalmente en una causa similiar, como se informa en páginas 18-19.

 

Tal vez la mayor víctima del caso es Aldo ?Chulo' Gerez (62), un viejo poblador que espera el avance de un trámite trunco iniciado en 1944. Su abuelo ocupó la tierra en 1900, su padre las heredó y él sigue esperando, siempre a lomo de caballo, el título de propiedad. Los miembros de la trama delictiva -que parece imposible sin la participación de algunos miembros del IAC y otros cómplices- avanzaron sospechosamente con el trámite de despojo a Gerez. La clave, además de la resolución justa de este caso, será descubrir cuántas operaciones similares se cometieron en los últimos ocho años. Todo parece remitir a una organización estable, en connivencia con funcionarios del Estado.

 

Así como miles de chubutenses se preguntan con más intensidad y menos respeto sobre Das Neves, la sociedad chubutense quiere descubrir el perfil más auténtico de Buzzi, ahora distante y alejado de la sombra del ex gobernador.

 

Muchos parecen percibir ahora las primeras muestras del estilo real de Buzzi para ejercer el poder, que recoge rasgos de la experiencia de Guinle -un gran  cultor del largo plazo y las acciones estratégicas-, toques de osadía a la usanza de Cristina y una conducta diaria en la que no se deja manejar por el apuro. Siempre tiene tiempo para una consulta, un debate más o una charla pedagógica en la que baja línea a intendentes de pueblos pequeños. Cercano a las nuevas tecnologías, intercambia correos con centenares de actores sociales, impulsa pequeñas células y cede autonomía a cambio de eficiencia.

 

Miguel Montoya, quien interpretó a Buzzi para encarar la resolución, al menos parcial, del conflicto de Salud, le dijo a este medio que ahora "las decisiones se toman para el conjunto y no para el ego", mientras "Das Neves iba por la renegociación y prórroga de los contratos petroleros sin ningún tipo de control sobre el control de los recursos naturales", porque el ex gobernador "trabajó de forma individual para tener resultados de corto plazo, no para mejorar la realidad de la provincia".

 

Suenan novedosas esas palabras en boca de un miembro del gabinete de Buzzi. Parecen preanunciar el aliento de un debate público, todavía inexistente, sobre las causas que llevaron al actual gobernador a huir del abrazo asfixiante de Das Neves y encarar una silenciosa reforma del Estado y de las relaciones dentro del justicialismo provincial.

 

El escenario político de Chubut y los dispositivos de construcción de poder y liderazgo están en pleno proceso de cambio. Sobre los seis meses de gobierno, Buzzi pudo instalar marcas de referencia para un nuevo relato, que tuvo sus puntos máximos en la recuperación estatal de YPF y en su relación directa con Cristina.

Todos los actores perciben los síntomas, aunque sigan en busca de una interpretación precisa. Unos pocos decodifican con cierta rapidez los nuevos códigos -que Buzzi ejecuta pero no explica, un poco al estilo de Néstor Kirchner cuando decía socarrón "miren lo que hago y no lo que digo"-  pero otros siguen desorientados, preguntándose cómo hacer para "seguir participando" o evitar, al menos, quedarse afuera del todo.

 

Entre estos desorientados hay unos cuantos intendentes, habituados al modelo tutelar y unipersonal del ex gobernador. Algunos relatan en riguroso off the record que "Mario te llamaba, te decía qué obra se iba a hacer en el pueblo, mandaba los papeles y después venía la empresa y la hacía. El jefe hacía los números, nos sacábamos la foto y todo tranquilo".

 

Buzzi, como remarcan opositores a izquierda y derecha, no tiene una historia kirchnerista. Sin embargo, en estos seis meses se ha convertido en un aventajado cristinista, lo que desconcierta y enardece a algunos de los k provinciales.

 

Marcelo Bravo ha escrito que Buzzi es un dirigente "centro-izquierdista moderado, respetuoso de una línea histórica de defensa de los derechos humanos que arranca con Alfonsín y tiene su expresión central en el kirchnerismo".

 

Buzzi habló de minería en Esquel, que es como mentar la soga en la casa del ahorcado. No importa tanto lo que dijo -al fin fue un discurso moderado, en el que aseguró que las comunidades tendrán la última palabra- sino el significado que adquirieron sus palabras al romper el silencio sobre un tema tabú.

 

Buzzi deberá leer con atención las fuertes señales de la sociedad y eludir el canto de sirena de los lobbystas -ya hay sospechas sobre dirigentes políticos de Esquel que esperan sacar provecho- para no quedar expuesto a la ira de los chubutenses. Se sabe que su equipo en Petrominera estudia un modelo social de sustentabilidad para la minería, aunque nada se ha dicho públicamente.

 

Los ciudadanos que llevan décadas de convivencia con explotaciones mineras describen con términos casi idénticos el ciclo de apertura, explotación y cierre de la actividad. En el inicio, suelen surgir grandes expectativas, alentadas por las compañías mineras y los políticos. Con la explotación, surge una mejoría económica en zona. Con el agotamiento, -actualmente la tecnología reduce los costos y la duración de la explotación- la compañía se retira y la zona ingresa en un periodo de depresión, acentuado por los daños al entorno.

 

Sobre el cierre de esta edición, los habitantes del pueblo neuquino de  Loncopué agregaron un hito al rechazo de la megaminería en la Patagonia.

 

El gobernador chubutense ha construido un sistema de señales, a veces muy sutiles, para ir marcando su propio rumbo ante la sociedad, y se ha reservado una dosis de fervor para ocasiones especiales como el acto de Ramón Santos.

 

Ahora, muchos esperan sus definiciones cruciales sobre el rumbo económico que eligió para enfrentar la realidad de un provincia endeudada, y para encarar la  era de la minería no petrolera. Probablemente, Buzzi sea demasiado orgulloso  para ser obvio.