Editorial

La zona dura, Eliceche y los tiburones petroleros

Director

EES 123


De tanto dar continuas batallas personales en busca de su posicionamiento individual, numerosos dirigentes políticos de Chubut -esencialmente los peronistas, que hoy tienen micrófono, billetera y dominio de la escena- parecen haber olvidado que existe una sociedad más allá de sus propias aspiraciones para 2013, 2015 o la eternidad. Se trata de recordar que existe aquello que llamamos "realidad".

 

Si uno expurga las declaraciones, comentarios y anécdotas que vierte diariamente buena parte de esos dirigentes, poco se puede hallar de información precisa, diagnósticos o potenciales soluciones a problemas que la sociedad considera graves. Eso aqueja a los opositores "totales" como Das Neves, pero también a los opositores internos del PJ, como Di Pierro o Yauhar. El culto de la autocrítica está muy lejos de sus prácticas cotidianas, aunque eso forma parte del manual general de la política argentina.

 

Con la incorporación de Carlos Eliceche a su gobierno, Buzzi consumó el último episodio de su estrategia de cooptación y contención del kirchnerismo chubutense.

Es interesante observar cómo fue interpretado el hecho de que el ex candidato derrotado forme parte del gabinete del gobernador que lo derrotó. Los matices políticos y periodísticos fueron desde el más elemental y futbolístico "le coparon el gobierno a Buzzi" hasta el meloso concierto sobre la "unidad indestructible" del peronismo. "Hasta cuando se pelean, los peronistas se están reproduciendo", decía Perón.

 

Las interpretaciones posteriores a la asunción de Eliceche parecen subvalorar a ambos actores. Eliceche necesitaba con urgencia un rol para intentar una recuperación de su capital político. Si se decide a buscar la recuperación electoral en Madryn u otra chance como candidato a gobernador, tendrá un lugar en la escena. La pérdida de su bastión en Puerto Madryn a manos de Ricardo Sastre fue un golpe duro. Por si fuera poco, Yauhar lo había ido cercando, esmerilando, dejándolo al borde al abismo y cayéndose del núcleo de poder en el  Nuevo Espacio.

 

Buzzi asume una decisión de riesgo, obviamente. Necesitaba un gestor para la Legislatura -convertida durante el último año en un club social de pensadores anárquicos- y un jefe de gabinete capaz de contener, socializar y pasar horas de quincho con intendentes del interior y dirigentes de toda laya que siempre andan buscando palenque donde rascarse. Lo encontró en el lugar que la mayoría no esperaba.

 

Buzzi y Eliceche pueden verse como dirigentes complementarios, justamente a partir de sus enormes diferencias de perfil, prácticas y discurso. ¿Serán tan listos como para convivir en un proyecto común, y viajar en el barco de la gobernabilidad hasta que llegue el momento de las definiciones personales, frente al próximo 2015?

 

Buzzi parece a veces un motor de avión colocado en un Fiat 600 de los de antes. Su GPS, su intuición para leer los partidos aún en desventaja y su manejo de los tiempos chocan con frecuencia -casi diariamente- con las deficiencias de la estructura burocrática, pero también con un conjunto de secretarios y ministros que -salvo excepciones- parecen moverse a una velocidad muy inferior a sus demandas. Ni hablar de aquellos que en los pasillos más oscuros de la Casa de Gobierno aguardan aún el regreso del Mesías Mario.

 

Eliceche tuvo su formación inicial en las cercanías de Osvaldo Sala -un dirigente casi olvidado que estuvo a punto de derrotar a Carlos Maestro en 1991, en el marco de una elección provincial donde él y Marcelo Guinle se "mataron" en el centro de la autopista mientras el "Príncipe" (así lo llamaban algunos medios) los pasaba por la banquina-. Hasta el día de hoy, la sanción de aquella ley de lemas con segunda vuelta es un misterio inquietante del peronismo chubutense.

 

Nacido en la dirigencia deportiva, Eliceche es de los "que hablan con todos", los que están arriba y los que están abajo. Eso le puede aportar bastante a Buzzi, quien tiene pocos actores que lo hagan por él para multiplicar su apuesta de cambio cultural y político. Quizá porque tuvo cercanía real con Néstor Kirchner, Eliceche  parece dotado de un grado de pragmatismo que corre junto a su vocación peronista. Por eso, pudo avalar la decisión de Buzzi de avanzar con el marco regulatorio hidrocarburífero y su convicción de ponerle algún freno a la avaricia de Pan American Energy. Mientras tanto, otros dirigentes actúan como meros lobbystas de la empresa chino-británica-argentina.

 

Es probable que Buzzi y Eliceche hayan fundado un pacto de lealtad, aunque tenga fecha de vencimiento. No se trata de un contrato de alquiler, sino de algo más variable y sutil, sujeto al contexto político del país, por lo que la fecha de caducidad puede fecharse en torno a mediados 2014 o más adelante. Difícilmente antes haya definiciones reales sobre el futuro de la propia CFK y los aspirantes a la gobernación. En la escena televisiva del acto realizado en Comodoro Rivadavia el 13 de febrero, la Presidenta ofreció nuevas señales de que, tras las "pruebas" de YPF y su sintonía fina, Buzzi forma parte de su equipo.

 

La zona dura

 

Al comienzo de este editorial se habló de dirigentes y funcionarios ajenos a eso que llamamos "realidad" o  "necesidades sociales". Es bueno agregar que algunos de ellos sí se comprometen, pero a favor de los intereses particulares de privados con fuerte poder económico.

El tema central de la economía chubutense sigue siendo la actividad petrolera. De los ingresos que produce en regalías se benefician todas las localidades de la provincia. Las infraestructuras que otras provincias no tienen, sea en la Cordillera o en el Valle, han sido financiadas con ese dinero -"sucio", dirían los ambientalistas extremos-.

 

Hay dos casos testigos para saber cómo continuará la historia petrolera de la Cuenca del Golfo San Jorge y la provincia de Chubut. La YPF estatal y Pan American Energy -que goza de una concesión "eterna" otorgada por el ex gobernador Das Neves- definirán parte de ese futuro.

 

YPF apuesta al fracking y a la recuperación de pozos antiguos en Chubut, e invierte  ien exploración después de 15 años de mezquindad por parte de Repsol. El problema, en todo caso, son los plazos. Los beneficios podrían llegar tarde, para la Presidenta y para Buzzi.

Todas las fuentes coinciden en señalar que Buzzi ha resistido hasta ahora los embates de Bulgheroni para que se convierta en otro lobbysta bien pago de la compañía. Aún con los límites y la modestia del nuevo marco regulatorio provincial, su gobierno logró arrancarle unos puntos de mejora a PAE. A ellos le parecieron una provocación.

 

Como informamos en nuestro informe de portada, PAE forzó un conflicto largo, perverso y traumático a partir de la huelga de los Dragones en junio de 2012. A lo largo de ocho meses, la petrolera presionó, exigió y sacó de quicio a las autoridades chubutenses y del gobierno nacional, siempre con la lógica única de imponer sus condiciones a gobiernos y sindicatos.

 

La petrolera buscó frenar un avance de los obreros de la construcción y disciplinar a los petroleros privados, presionó a los gobiernos de CFK y de Martín Buzzi, e esencialmente hizo todo lo posible por mantener elevada su rentabilidad conquistando nuevos y mejores beneficios.

 

Fueron meses largos y tensionados, y al final del camino PAE se volvió a salir con la suya. Consiguió varias modificaciones en las reglas de juego que le permiten aumentar sus ganancias, de alguna manera desarticuló la fortaleza de los Dragones y los llevó a la Justicia, y parece tener controlados a los petroleros.

 

En estos meses de pujas, PAE buscó la continuidad de los beneficios que le otorgaban los programas Plus, la baja en las retenciones a las exportaciones y un control de las protestas de los obreros. En la última mesa de negociación agregó sus objeciones y cuestionamientos a la nueva Ley Provincial de Hidrocarburos, que implica una módica suba de las regalías de tan solo un 2%.

 

Según la ley petrolera provincial publicada el 13 de febrero en el boletín oficial, PAE deberá presentar una propuesta de adecuación del contrato que firmó en 2007 por la concesión del yacimiento de Cerro Dragón. Los artículos que están en vigencia a partir de ahora avanzan sobre requisitos ambientales incumplidos.  Sin embargo, quedan pendientes los artículos vinculados al Fondo Compensador, cuya distribución debería ser en partes iguales entre Provincia y los municipios del sur provincial.

 

Como se sabe, PAE firmó en abril de 2007 un convenio a su medida con el gobierno chubutense. Asumió compromisos de inversiones por 20 años para el yacimiento de Cerro Dragón, uno de los más productivos en petróleo. Hasta hoy, resulta imposible verificar cuál ha sido el grado de cumplimiento de esas obligaciones.

 

La empresa seguirá en su política de presión exacerbada. Lo habitual. El gobernador Buzzi parece dispuesto a demostrar que está en las antípodas de la actitud de tolerancia, rayana en la obsecuencia, que practicaran Das Neves y sus más prominentes ministros. ¿Estará Buzzi en la soledad absoluta en la búsqueda de ese objetivo?