Editorial

YPF, el iceberg de una estrategia

Director

EES 114.

 

La expropiación del 51 % de YPF, respaldada por una inmensa mayoría en ambas Cámaras del Congreso nacional, constituye un cambio notable en la política energética argentina, y resulta una oportunidad única para relanzar la recuperación integral del país y su posicionamiento internacional.

 

La Presidenta interpretó con precisión el cambio de época y los deslizamientos de un mundo en plena transformación, y subió la apuesta. Es cierto que el detonante inicial para la expropiación fue el desabastecimiento cruel y la necesidad de frenar la salida de divisas, pero tuvo la virtud de convertir la necesidad en virtud.

 

Resulta muy visible cómo el poder económico y político se sigue desplazando desde Occidente hacia Oriente. Crecen las economías asiáticas y las del BRIC (Brasil, Rusia, India y China), mientras Estados Unidos busca acoplarse como sea al nuevo escenario.

Cristina intentará formar parte de ese movimiento de cambio, porque acarrea desde hace tiempo su certeza de que Obama es un socio más deseable que los líderes europeos encabezados por Ángela Merkel.

 

En el caso específico de la nueva YPF, las empresas extranjeras, futuras socias del Estado, serán claves para conseguir los objetivos que se propone la nueva gestión a cargo de Miguel Galuccio. Como ha señalado The Washington Post, los gigantes estadounidenses del petróleo, como Exxon Mobil y Chevron, consideran que la chance "es irresistible".

 

Lejos de la monserga de la "seguridad jurídica" a gusto de los extranjeros -ese concepto manipulado por empresarios conservadores y prebendarios, y por la prensa argentina que parece de otro país- los monstruos de Estados Unidos están ávidos por invertir, sobre todo en el tesoro neuquino de Vaca Muerta. Asumen que habrá riesgos políticos, pero, ¿de qué se van a asustar compañías que llegan a países recién invadidos por EE.UU. casi al mismo tiempo que los marines?

 

En todo caso, el punto central de la nave conducida por el entrerriano Galuccio será establecer reglas claras a quienes se asocien con YPF, establecer metas de exploración, perforación y destilación, y controlarlos dentro del formato de la Sociedad Anónima, que por supuesto persiste.

 

Para el flamante gerente, que viene de Schlumberger Production Management (Londres) y se formó en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires, el mercado es "sagrado". Su designación fue un mensaje claro de la Presidenta, para dejar claro que no habrá becas políticas sino profesionales, y que -al menos en términos generales- los barrabravas se quedarán en las marchas y en los festejos.

 

 

Las bravatas españolas cayeron en el saco roto de una Europa en ruinas. Es que, tras la derrota de Nicolás Sarkozy en Francia, el viejo continente parece poner límites a los regímenes de derecha, con sus recetas de ajuste a muerte. Bastante han sufrido.

 

El franquista Mariano Rajoy ha llegado tarde a una "fiesta", donde todos los países  declinan brutalmente entre la desocupación y la corrupción -con la excepción, por ahora, de Alemania- y pierden influencia en los mercados internacionales. Seguramente por eso, sus gritos destemplados frente a la decisión argentina y a la más reciente de Evo Morales fueron bajando de tono hasta convertirse casi en un ruego destinado a cobrar "algo" por las expropiaciones en ambos países.

 

La expropiación ha planteado un desafío lanzado hacia afuera del país, al patear el tablero de los modos y costumbres habituales en el mundo occidental y desdeñar las amenazas de sanciones, "aislamientos" y condenas. Hacia adentro, se plantea la necesidad de lograr a corto plazo varios objetivos ambiciosos. En primer plano, detener la gran carencia de gas destinado al mercado interno. Hoy por hoy, es el principal rubro importador. Por otro lado, se deberá resolver el desfasaje existente en el rubro de los combustibles, que también implica importantes niveles de compras en el exterior.

 

Para afrontar estas nuevas metas no bastarán los $5.300 millones de ganancias de YPF -ese monto se obtuvo en 2011-, sino que será imprescindible un nuevo esquema de funcionamiento que incluya inversiones, recuperación de reservas, aumento de la producción y equilibrio extractivo para mantener la vida útil de los yacimientos.

 

El Nobel de Economía Paul Krugman defiende periódicamente las políticas económicas

del kirchnerismo. En los últimos días ha vuelto a mostrarse enojado por la imagen que transmiten sobre Argentina los medios de EE.UU. y Europa. "Me sorprende que digan que Argentina no es un país serio", arengó, y mostró una comparación entre el crecimiento del PBI de Argentina y Brasil entre 2000 y 2012. Allí se observa que el ritmo de ascenso argentino supera al de los vecinos, y por eso Krugman se pregunta: "¿por qué Brasil es un BRIC impresionante mientras Argentina siempre es menospreciada?".

 

La Presidente citó con orgullo ese aval prestigioso. Sin embargo, evitó decir que el economista afirmó también que "es un error quedarse demasiado en la heterodoxia. Ahora es tiempo (para Argentina) de cultivar una imagen de ciudadano respetable, para volver a ser heterodoxo cuando se necesite".

 

Quizá en ese rasgo de movilidad estratégica, desafiante al mismo tiempo, esté lo mejor del modelo kirchnerista, heredado en parte del peronismo del '40, y que haya sido eso lo que le permitió sorprender con las políticas de desendeudamiento o derechos humanos, y ahora con la decisión a fondo sobre YPF. Es probable que Néstor Kirchner hubiese suscripto el consejo de Krugman.

 

La nueva fase que se inicia con la expropiación tendrá un impacto directo sobre la Cuenca del Golfo San Jorge. Será productiva, por supuesto, pero también social y política. La avanzada inicial de Martín Buzzi con la reversión de áreas, su firme consolidación en el esquema de poder de Cristina y su liderazgo en la recuperación de YPF trazan indicios de un cambio sustancial en la política provincial de aquí a 2015. El chubutense integró el trío de gobernadores que fue a exponer sobre la decisión estratégica en Nueva York. Allí, acompañado de Urtubey y Uribarri, la definió como la "crónica de una muerte anunciada".

 

Cada vez más confiado, toma posición en temas centrales, remodela su gabinete sin anestesia y fortalece alianzas montar su propio modelo de gestión. Lejos de los rumores-deseo que circulaban en el Valle acerca de su vulnerabilidad, muchos se preparan para un mandato que -tal como patentó Néstor y la Presidenta-  tendrá a la sorpresa y al desafío como componentes esenciales.

 

Perón, como recordaba hace poco Manuel Calderón (2) fue el último que arriesgó tanto por un cambio de época. El general pensaba que el Tercer Mundo surgiría de las ruinas de la posguerra europea y se consolidaría la alianza entre industriales y trabajadores para expandir el mercado interno. Las cosas salieron mal, porque EE.UU. y Rusia desplazaron al Tercer Mundo, y hundió el sueño peronista de un mundo multilateral y una Argentina exitosa. Quizá Perón estaba adelantado a su época, reflexiona Calderón. Quizá Cristina tenga ahora su oportunidad para que Argentina dispute con chances su pedazo en el "nuevo" mundo.

 

En una región como América Latina, donde el 10% más rico se lleva el 45 % del ingreso -vale recordar que en los países más exitosos de Asia la relación es 10%-22%- el primer paso es disciplinar a las elites empresarias, habituadas a condicionar y reinar con la obediencia del poder político, frecuentemente corrupto. El segundo sería obligarlos a invertir seriamente, porque la inversión privada en América Latina es la mitad que en Asia.

 

Como ha señalado el economista chileno Gabriel Palma, la decisión sobre YPF marca que "es uno de los pocos países de la región de la región con capacidad para amenazar de forma creíble a una compañía extranjera. Si la empresa sigue con su comportamiento rentista, se queda sin acceso al petróleo".

  

El último paso en busca de un cambio profundo, consistiría en nacionalizar el conjunto de la industria de los hidrocarburos para poder manejar el conjunto del sector y asegurar un manejo soberano de los recursos.