El 16 de abril de 2024, apenas pasado el mediodía, Cristian Aliaga, el fundador de este sitio, inició un nuevo viaje. Como los que hizo habitualmente a lo largo de su vida, pero diferente. A un año de su partida, El Extremo Sur presenta hoy una edición especial: en los textos publicados se desarrollan distintos aspectos de su vida, en especial su trabajo poético y periodístico. Artículos de Paulina Aliaga, Ariel Williams, Horacio Escobar, Sergio De Matteo, Gerardo Burton, Eduardo Milán, Jorge Boccanera, Carlos Gamerro, Osvaldo Aguirre y Adrián Moyano. La selección de escritos se completa con una breve antología poética y frases textuales de Cristian.
Por Andrés Cursaro
(Especial para EES)
Y un día, esa pared que todos ven al pasar, aparece pintada. Una frase les advierte: "Las arrugas no son cicatrices". Pronto se sabrá que los grafiteros son dos poetas expulsados de un "encuentro de escritores" que, entre cordero y vino, gritan sus producciones. Cristian Aliaga y Debrik Ankudovich -los poetas expulsados que rondaban los 20 años- marcan con esa sentencia de Nicanor Parra el nacimiento de Poesía a la calle, grupo autogestivo cuyos integrantes tomaban por asalto bares, restaurantes o plazas para leer poemas.
Insolente. Así fue la aparición de Aliaga en el "mundillo literario" de Chubut en los primeros años de la década de 1980. Así, insolente, se estableció en la provincia.
Y un día, en el diario al que ingresó a trabajar por recomendación de David Aracena, el director, disgustado por un artículo que el periodista escribió, lo "ascendió" al designarle ocuparse exclusivamente de escribir las necrológicas y las noticias relacionadas con el Rotary Club. Años después, él sería director de ese mismo diario y haría todo lo contrario a lo que le hicieron. Irreverente. Así fue la aparición de Aliaga en el "mundillo periodístico" de Chubut. Así, irreverente, se estableció en Comodoro Rivadavia.
De esta edición
El Extremo Sur presenta hoy una edición especial dedicada a Cristian Aliaga, el fundador de este sitio. En los textos se desarrollan distintos aspectos de su vida, en especial su trabajo poético y periodístico. Varios de los artículos fueron escritos especialmente para esta ocasión, otros tomados de diferentes publicaciones teniendo como fuente principal el libro El saber oscuro y peligroso del poeta, de Ben Bollig y Luciana Mellado, publicado en México por ediciones "La Otra" en 2020. Escriben, entre otras y otros autores: Paulina Aliaga, Ariel Williams, Horacio Escobar, Gerardo Burton, Sergio De Matteo, Eduardo Milán, Jorge Boccanera, Carlos Gamerro, Osvaldo Aguirre, Adrián Moyano y Osvaldo Quintana.
La selección de escritos se completa con una breve "y caprichosa" antología poética y frases textuales de Cristian, además de fotografías hasta ahora nunca publicadas. Y prólogos, presentaciones y entrevistas navegan en dirección al poeta. Todo, bajo el cuidado gráfico de Gerardo Escobar.
Diana Bellessi lee a Cristian Aliaga.
El año de la angustia
Un año atrás, el 16 de abril de 2024, apenas pasado el mediodía, Cristian Aliaga inició un nuevo viaje. Como los que realizó habitualmente durante su vida, pero diferente. Esta vez, la sola idea de no volver a verlo, escucharlo, abrazarlo nos dejó el cerebro y el cuerpo lastimados. Transcurrió un año cargado de angustia, amargura, dolor, enojo y desolación. "Nos quedamos solos": el sentimiento común de la cofradía de poetas, periodistas y narradores sin capillas que aglutinó, animó y alimentó.
"No sé cómo sea mañana. Un poquito preparada estaba pero si me pongo a pensar, a quién le voy a mandar un mensaje antes de cada viaje para decirle: ahora me voy para Esquel', al Ayün le está yendo lindo', el otro mes vamos a andar con la Lili y la Daniela Catrileo en la Feria del Libro, con Silvia Mellado también'. A quién le va a importar. A quién como a Cristian", escribió la poeta Viviana Ayilef hace un año.
Después del impacto inicial, el agite se corporizó. En mayo, Gerardo Burton inició una serie de celebraciones y lecturas de la obra que nos legó: "Malapalabra-casa librera", en Neuquén capital, congregó a poetas en la jornada "Leer a Aliaga", en el contexto del ciclo "Poesía necesaria, poesía urgente".
La celebración continuó en septiembre, durante la Feria del Libro de Puerto Madryn, con una actividad similar organizada por Martín Pérez. "En el Sur del Mundo: Nuestra es la tierra sólo cuando vuela", se denominó la Feria del Libro de Comodoro Rivadavia, también en septiembre, tomando ideas y textos de Aliaga. En octubre, la celebración se apoderó de San Martín de los Andes con el impulso de Dante Sepúlveda.
Un mes más tarde, en Bariloche, se desarrolló el III Festival Iberoamericano de Periodismo. Allí, Santiago Rey, integrante de la Fundación de Periodismo Patagónico, impulsó una lectura colectiva de la obra de Cristian. Actividades similares se desarrollaron en la Ciudad de Buenos Aires y en distintas provincias, como formalmente lo hizo también la Legislatura de Río Negro a través del diputado Juan Carlos Martín.
Periodismo y poesía, o viceversa: en Cristian convivían sin conflictos. "Conocer esas historias me cambió el intento del lenguaje y comencé a trabajar no como un especialista, sino como un poeta que trabaja sobre otro poeta", dijo alguna vez sobre su trabajo de cronista: así lo recuerda Horacio Escobar -su compañero en El Patagónico y "cómplice" en variados intentos periodísticos- en un artículo de esta edición y en el afectuoso retrato que escribió en 2024.
"Y ahí estuvo Aliaga, al que habían publicado en el exterior, al que estudiaron en Oxford, el poeta y timonel de unas de las pocas editoriales que se ufanaba de su condición patagónica. Vino a militar un libro", definió Adrián Moyano -escritor, periodista- al describir cuando lo conoció en persona luego de la presentación de una publicación de Espacio Hudson. "Casi una década atrás era raro que una poeta eligiera reducto tan periférico para dar a conocer su obra. Más extraño todavía resultaba que el editor viajara hasta Bariloche para acompañar el asunto". Era la primavera del 2015.
Andrés Cursaro -con Santino Colivoro en sus brazos-, Titín Naves, Fernando López, Cristian Aliaga y Horacio Escobar luego de la presentación del recital "Alto hospicio". Centro Cultural Comodoro Rivdavia, 2015. (foto archivo AC).
Un mapa interminable
Construir un mapa que contenga las relaciones humanas, lugares y lecturas de Cristian Aliaga podría convertirse en una tarea interminable: ¿cómo relacionar, por ejemplo, al catedrático y traductor Ben Bollig -que reside en Leeds, Inglaterra- con Alejandro Mezzano -quien hoy habita en la provincia de Santa Fe, Argentina-?
Existe un hecho puntual y dos sitios: la muestra de poemas visuales "Tus virtudes son tus defectos", y Comodoro Rivadavia y Oxford.
"En noviembre de 2011, organizamos una exposición de cuadros digitales, realizados por el artista y diseñador Alejandro Mezzano, basados en versos o frases de poemas del escritor", recuerda Bollig en la introducción a la antología La suciedad del color blanco, de Eloísa Cartonera, y agrega: "cada diseño aparecía en formato A3, colgado en un alambre desde el cielorraso, con su gemelo: versiones en castellano e inglés (...) Fue un experimento con el espacio de la poesía, con la traducción - entre idiomas, géneros, formatos y artes - y un intento de abrir la poesía al público".
Aliaga y Mezzano se conocieron en la década de 1990, trabajaron juntos en la redacción de El Patagónico; ese fue el inicio de una larga colaboración ya que luego Mezzano se encargaría del diseño editorial de la edición impresa de El Extremo Sur y de la colección de títulos de Espacio Hudson.
Ese podría ser uno de los puntos de ese mapa interminable. Otro: El Extremo Sur, el proyecto que inició a fines de la década del '90, incorporó a periodistas y colaboradores de diversas regiones. "Sus páginas fueron y son un espacio de contención para muchos artículos que no hubiesen tenido cobijo en otros medios. Esos temas que en general los poderosos intentaban evitar que se publicaran encontraban en el EES una hendija donde colarse, inclusive su editorial de libros abrazó a los excluidos", sostiene Marcelo García, redactor de El Extremo.
Una cartografía alucinada conformada también por personas entrañables con las que tuvo contacto y con las que recorrió Sinaloa, Río Gallegos, México DF, Facundo, Madrid, Cajón de Ginebra, La Paz y en la Gran Bretaña: Inglaterra, Irlanda, Gales.
El denominador común de ese mapa imposible no será otra que la pulsión, el constante "ir para adelante", con el rigor y la pasión de Aliaga: en él poesía y periodismo, o viceversa, convivían y se alimentaban sin conflicto alguno.
El futuro ya pasó
El plan era presentar el libro en diciembre de 2023: Ariel Williams y quien esto escribe se explayarían sobre la obra; tal vez la música de Titín Naves le zanjaría el itinerario al autor. Pero eso no ocurrió, la picadora de carne laboral pudo más y no hubo posibilidad de conciliar fechas.
La nostalgia del futuro se convirtió en el último libro publicado por Cristian Aliaga. Premonitorio, allí expuso lo que pensaba sobre la poesía argentina, saldó deudas con su madre y su padre; visitó antiguas vivencias; se alojó en Alto Hospicio: "en el verso de un segundo cabe una vida dolorosa", gritó desde allí.
¿Cómo se puede sentir nostalgia por algo que aún no sucedió? ¿Cómo "saber" que lo que viene no es lo que pretendíamos? Un tiempo poblado de fantasmas, camas de hospital y bandas criminales lo anticipan. Un tiempo de revoluciones que esperan muertos nada ilustres; revoluciones sin sangre que atesorar; revueltas de espíritus que no pueden exhibirse embotellados.
En ese libro, Aliaga viajó al futuro y lo que allí encontró fue sombrío. Tan sombrío como el ahora, el ahora que llega con una nostalgia amarga: sí, es amarga la nostalgia del futuro. Aliaga lo sabe y lo escribe; lo vivió. Aliaga lo sufrirá, pero ya lo escribió.
Crítico, iluminado, brillante. El mejor poeta de su generación. Uno de los mejores poetas de la Argentina. Analista de la realidad, soberbio en sus análisis; de accionar irreductible. Vasco, cabeza dura. Hincha de River, de Diego Maradona, el Barcelona de Guardiola y del Indio Solari. Fanático de la conversación y largas sobremesas; impuntual hasta la exasperación y maniático protector de la intimidad de su vida familiar. Buscador de distancias y caminos, "siempre adelante" aunque sea a tientas.
Huellas en la noche de las crueles provincias que alguien reconocerá: producciones de discos (Un ring para dios, con parte de su obra, y Hereje bebedor de la noche, del poeta Juan Carlos Bustriazo Ortiz); recitales como Alto Hospicio y La poesía eléctrica (con Titín Naves, Palo Pandolfo, Alakrán Márquez y más); el trabajo monumental de edición y difusión de la obra de Bustriazo Ortiz (Herejía bermeja y Hasta mañana, lengua).
Un camino compartido en aquellos pasillos universitarios, en la redacción de El Patagónico con los suplementos Confines y Ojos de Papel, en la creación de la Editorial Universitaria, en la radio, en la efímera revista virtual y sello editorial Revuelto Magallanes, en los inicios de Espacio Hudson. Años de búsqueda y pasión; insolente, irreverente: así lo vi transitar el mundo poético y periodístico.
El 16 de abril de 2024, Cristian Aliaga subió a la estrella primera. Desde allí, en pleno viaje, con el sol negro a su espalda, observa. Quedate tranquilo Hermano, ya sabés: "en la oscuridad nosotros resplandecemos".